Después de doce años de Gobierno Bolivariano y habiendo expresado dudas acerca de la manida frase “sembrar el petróleo” (atribuida a Arturo Úslar Pietri, prototipo de la burguesía venezolana), el presidente Chávez anunció un plan de aumento de la producción de la industria petrolera, para el año que comienza.
Se aspira elevar a tres millones y medio de barriles diarios el volumen de producción, en una decisión soberana y no como fruto de las presiones del poder económico nacional y extranjero. Diariamente, los economistas de la derecha declaran a los medios de comunicación que Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha perdido capacidad productiva, debido a la falta de inversión, es decir, se desesperan porque privilegiamos el precio en lugar del volumen y respetamos las cuotas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
De la forma como se han venido explotando los diferentes bloques de la faja petrolífera del Orinoco, alcanzando pequeños volúmenes de producción, en convenios internacionales, se refleja una política de producción, una disciplina, una planificación. Las demandas sociales crecen día por día y con ellas las necesidades presupuestarias de la Nación, de ingreso que permita mantener los niveles de bienestar alcanzados por la Revolución Bolivariana.
La nueva política petrolera se financiará menos con deuda pública y más con ingresos propios. Estamos ante un manejo administrativo prudente e inteligente, que refleja lo que llamamos economía bifronte, cuidar la renta petrolera como parte esencial de la economía y no como una supuesta maldición, sin descuidar la diversificación en otro frente, pero ambos independientes.
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S. C. 13-01-12
