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Reflexión dialética sobre la energía electrica

A medida que una población crece, la demanda por servicios básicos también se incrementa, lo cual debe redundar en el mejoramiento de la calidad de vida de todos los Ciudadanos y Ciudadanas. La necesidad de energía eléctrica es tan importante que sin ella, todo se paraliza. “Cuando no tenemos electricidad volvemos, instantáneamente, a la edad de piedra”. La reflexión profunda de tal afirmación nos ha llevado a cavilar sobre la dialéctica del paradigma del desarrollo tecnológico en relación con ella. 

En los últimos Cinco Mil años, después del descubrimiento del fuego, no ha habido un descubrimiento tan significativo como la electricidad. De hecho, el descubrimiento de la energía atómica se utilizó, después de varios años – entre otros fines – para la generación de Electricidad. 

Los países capitalistas con desarrollo tecnológico aplicado a la producción de energía eléctrica, han puesto en el mercado maquinarias altamente ineficientes.  En los países donde se ha tratado de implantar el Socialismo, desde finales del siglo XIX hasta el presente, lejos de analizar, criticar y aprovechar los poderes creativos del pueblo para producir cambios cualitativos en dicha tecnología, simplemente lo que han hecho es Copiar dichas tecnologías, a cuya ineficiencia se les debe agregar su inherente grado de destrucción y contaminación ambiental. 

La filosofía tecnológica capitalista involucra el desarrollo de máquinas altamente ineficientes y altamente consumidoras de energía. Con base en la Tecnología del Fuego (Tecnología Ígnea), los componentes desarrollados se basan en la Tesis de la Fuerza Central, que hace consumir grandes cantidades de energía para mover y hacer rotar ejes de máquinas como los generadores eléctricos. 

Lejos de buscar el aprovechamiento de la obtención de Energía Libre que existe en el Universo que nos circunda, empezando por los Rayos Cósmicos que nos atraviesan desde el espacio profundo, los poderes capitalistas neoliberales continentales nos han querido llevar al callejón sin salida de adquirir, instalar y poner en funcionamiento una maquinaria compuesta por decenas de componentes que deben reemplazarse periódicamente, con lo cual se mantiene la dependencia tecnológica y se alimenta a un segmento importante del Statu Quo del aberrante capitalismo. Y en vez de seguir el camino de los que han desarrollado mecanismos para la obtención de energía libre, nos quieren inducir hacia la aceptación de tecnologías como esta y como la de la Energía Nuclear, tan peligrosa como contaminante. De hecho, todo el segmento educativo universitario para la formación de profesionales, en la mayoría de los países de Occidente y Oriente, se diseña para alimentar al Capitalismo en esa dirección. 

Cualitativamente, la energía obtenida por la fisión del átomo no puede – en sí misma – utilizarse directamente. Es necesario aprovecharla para vaporizar agua que luego se expande en turbinas conectadas a generadores de electricidad. De allí que siendo abundante, la energía nuclear no es, desde el punto de vista cualitativo, tan altamente eficiente como lo es un simple imán. Las pérdidas son elevadas por el trabajo mecánico y por el calor, amén de que la implantación de tal tecnología es altamente costosa, lo que le interesa al Capitalismo para maximizar sus ganancias, factor que no existe cuando de energía libre se trata. 

Aquí es necesario e importante mencionar a dos genios: a Nikola Tesla, el descubridor de la Corriente Alterna y a Henry Moray, el descubridor de cómo aprovechar la Energía Libre. 

El primero de ellos, propuso que la electricidad podía ser transmitida sin necesidad de cables conductores. De hecho, sus demostraciones lo llevaron a construir una torre de más de 50 metros de altura, en la cual su famosa bobina podía encender bombillos y fluorescentes en un radio de cien metros a la redonda, sin necesidad de cables. De hecho, hay quienes han construido, artesanalmente, bobinas del mismo tipo y tanto fluorescentes como bombillos se encienden sin necesidad de cables. 

El segundo de ellos inventó  un aparato espectacular parecido a un radio receptor, en la segunda década del siglo XX. En ese tiempo existían las válvulas, los diodos y los tríodos como tubos al vacio. Moray usó estos componentes y pudo, con una antena y un cable a tierra, extraer de la atmosfera más de 500 Mil voltios en su aparato. Las demostraciones hechas en aquellos días por los inventos mencionados, obligaron a ambos a patentar sus inventos en los Estados Unidos. Los productos de ambas patentes fueron confiscados por las agencias secretas del Gobierno Estadounidense. 

Nikola Tesla cometió  el error de asociarse con “Tres Demonios” capitalistas: Thomas Alva Edison, J.P Morgan y Westinghouse, quienes lo explotaron, abandonándolo – después – a su suerte. Nikola Tesla murió octogenario en un Hotel de Nueva York y tan pronto el gobierno lo supo, confisco todos los documentos de Tesla. Edison lo traicionó, Morgan lo engañó y Westinghouse terminó apropiándose de todo el producto intelectual de Tesla.  

El Imperio hizo todo lo posible por borrar toda huella del intelecto de Tesla, pero ha aplicado enteramente el conocimiento de este inventor para hacer un arma tan poderosa como la que está instalada en Alaska, bajo el seudónimo de Proyecto Haarp.   

A diferencia de Tesla, Henry Moray, nacido en Estados Unidos de inmigrantes italianos, corrió con una suerte no muy distinta. Después de presentar su invento ante la oficina de patentes, y habiendo hecho pruebas contundentes e irrefutables sobre la viabilidad de aprovechar la energía libre existente en nuestra atmósfera, las agencias secretas del gobierno estadounidense se dedicaron a perseguirlo, haciéndole varios atentados y hasta allanándole su laboratorio de investigaciones, en busca de los planos y los documentos de sus inventos, que luego hicieron desaparecer hasta el día de hoy. 

¿Por qué el Imperio llevó a cabo tales acciones? La respuesta es muy sencilla:  

Si cada uno tuviera un receptor de energía libre en nuestra casa, no habría represas moviendo aspas de turbinas ni calderas que generaran vapor, quemando combustibles fósiles o usando combustible nuclear para generar electricidad. No habría turbinas ni generadores como los actuales; tampoco habría la necesidad de gastar tanto en mantenimiento predictivo, preventivo ni correctivo de componentes y maquinas como esas. No habría contaminación atmosférica, ni por partículas sólidas, ni por radiactividad, ni Térmica por emisión de CO2; tampoco gases tóxicos por combustión incompleta, ni por emisión de efluentes líquidos, ni contaminación sónica.  Y lo más importante, que es fatal para el Capitalismo: Nadie vendría regularmente a tomar la lectura de medidores para después obligarnos a pagar facturas, so pena de cortarnos el suministro por consumo de energía eléctrica en equipos cuya calibración, en la mayoría de los casos, desconocemos.  

En nuestro País, con el advenimiento de nuestro Líder Comandante Presidente Hugo Chávez, la implantación del Socialismo nos exige ser críticos sobre los paradigmas que aun se niegan a morir y deben morir. Parafraseando a Fidel, debemos velar por la Pureza Ideológica de la Revolución. Y la Revolución Pura tiene que transformar todas las estructuras: desde la conciencia de dominación del hombre pequeño burgués hasta el más mínimo proceso administrativo, y desde el poder constituyente hasta el poder constituido. 

Debemos, pues, contribuir y proponer cambios cualitativos y sustanciales sobre las tecnologías de generación. Como nos enseñan el Che y Fidel, “no podemos utilizar mecanismos ni estar coqueteando con ninguna clase de instrumentos que huelan a Capitalismo”. La Revolución Energética, aun cuando nos ha prestado una importante utilidad, y que no consiste, simplemente, en cambiar Bombillos Incandescentes por Bombillos Ahorradores, sino en dar un salto cualitativo en la dirección de acabar de una vez y para siempre con la dependencia tecnológica en el Sistema Eléctrico Nacional. Seguir cambiando bombillos incandescentes por bombillos compactos ahorradores es, y podrá ser, una práctica útil, mientras buscamos la autonomía científica y tecnológica en la materia. Seguir como hasta ahora,   sin introducir cambios cualitativos importantes, es seguir con la dependencia y bajo las garras del capitalismo voraz. La Revolución Energética tiene que ser y debe moverse, ágilmente, en todas las direcciones posibles, para hacernos más fuertes energéticamente y autosuficientes. De hecho, hasta el presente, no hemos podido desarrollar un procedimiento propio que pueda decirle a nuestro Comandante Presidente,  en términos porcentuales relativos o absolutos exactos, cuan eficientes somos en el uso de la energía. En tal sentido hay muchas interrogantes que debemos resolver, entre las cuales citamos: 

¿Qué debemos hacer mientras el Sistema Eléctrico Nacional mantiene pérdidas que oscilan entre el 10 y el 20 por ciento?

¿Qué hacer con Bombillos Incandescentes y Bombillos compactos ahorradores, cuando ya en nuestro país se desarrollan luminarias con Tecnología LED mucho más eficientes y duraderas?

¿Seguiremos iluminando nuestras calles, avenidas y autopistas con lámparas de mercurio o sodio, cuyas temperaturas contribuyen a la contaminación térmica o química del ambiente?

¿Le daremos la espalda a la tecnología que nos permite ahorrar significativamente energía sólo por reducir las distorsiones armónicas totales?

¿Seguiremos apáticos  ante soluciones prácticas como la de instalar postes autónomos con celdas solares y generadores eólicos para el alumbrado público nocturno, como ya lo hace China?

¿Seguiremos hablando de uso eficiente mientras en nuestras refinerías y fábricas tenemos motores eléctricos de múltiples equipos sobrediseñados?

¿Por qué no abordar la creación de una base de datos nacional de todos estos equipos para conocer, adicionalmente, el potencial de ahorro energético que podemos lograr?

¿Por qué no impulsar, desde la educación en todos los niveles, la motivación a la imaginación y al poder creativo de nuestros niños, niñas y adolescentes, premiando y estimulando la innovación y la creatividad, orientados a levantar el vuelo hacia la autonomía y autosuficiencia energética? 

Desde las instituciones como nuestra Empresa Eléctrica Socialista, proponemos articularnos en una red social integral, con la inventiva y el ingenio del Poder Popular, junto con instituciones como el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología y el de la Educación Universitaria, incluyendo a Tecnólogos y Tecnólogas Populares, Consejos Comunales, Institutos Politécnicos y Universitarios, así como los centros de investigación tecnológica y universidades progresistas, para ir en la búsqueda de una nueva tecnología de generación eléctrica para el Siglo XXI, eficiente, no contaminante  y abundante para todos, gratis para toda la humanidad y sin la presencia de la ponzoña capitalista. 

La necesidad en esta lucha, nos llevará a resolver todas las contradicciones en la materia. El esfuerzo valdría la pena, tomando en cuenta que el Socialismo nos garantiza la libertad para soñar, para actuar y para disfrutar de los frutos que nos dará la innovación creadora que caracteriza a la Patria Grande Latinoamericana y el Socialismo del Siglo XXI, propuesto por nuestra Revolución Bolivariana. 

FIN DE LA REFLEXION.

(*) Ing.

savonarola01@gmail.com



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