Industrias Diana e Invepal en fusión revolucionaria, demuestran unidad, lucha y batalla que genera victoria

No existe lo imposible para una revolución cuando dos voluntades de ella se aúnan en el esfuerzo de su masa humana; dos direcciones, encabezaron la lucha y la batalla para generar una victoria inscrita para un pueblo conformado del colectivo consciente de trabajadores y él en lucha, se trata, de que un equipo comprometido y revolucionario en los predios también revolucionarios de Invepal planta Morón y fusionado con el equipo político de Industrias Diana, dieron por hecho la inauguración este pasado viernes 9 de agosto del Abasto Venezuela más grande de Carabobo; allí, se rebasó la perseverancia por el logro, no se escatimó denuedo alguno para alcanzar el fin comunitario, se fundió el acero templado de la unión para crear la figura de lo indestructible, se disipó aquel vano decir: “no se puede”, venció la unidad tras la lucha incansable, se impuso la firme batalla que a partir de este 9 de agosto del años en curso comienza generar una nueva visión del servicio socialista comunitario al pueblo; y dando así, con la ruptura del capitalismo hambreador para quebrar de cuerpo entero el propósito de la guerra económica imperial y lacaya. Estamos venciendo la incertidumbre por los bienes y certificando la plena confianza del pueblo endógeno trabajador y del pueblo exógeno que hace vida comunal dentro de esta empresa socialista y demás, revolucionarios todos/as, chaviztas, que hoy ven realizado el gran avance para cubrir sus más imperiosas necesidades alimentarias garantizadas por nuestra magna carta democrática; es un hecho palpable, no hay balbuceos ni mentiras mediáticas alguna, hay y son realidades de pueblo y para el pueblo sin discriminación posible, somos lo Comunal.

Instamos y hacemos un gran llamado a la plena consciencia de nuestro sabio pueblo con sus comunidades aledañas a la organización para sumarse a esta hermosa lucha, le invitamos se acerquen a observar y darse el inconmensurable placer con este éxito revolucionario; pero por favor, sin ilusos ni idealismo, nada es fácil en esta lucha por alcanzar a plenitud el legado del Comandante Supremo, mas, después la satisfacción regocija con el premio de sentirse útil; y eso, no tiene valor material, mas, sí tiene un gran valor humanista.

No se puede esconder ni tapar el sol con un dedo; y aquí, hacemos gratamente público el agradecimiento a los dos directivos de ambas empresas socialistas. Es así, como se construye patria, y es así, como estamos edificando la patria legada por el ahora Árbol de la cuatro raíces: Dos Simones, un Ezequiel y un Hugo.

¡Viviremos y venceremos!

 

 



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Omar Ignacio Pinto


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