Ministro Menendez, hay que arrancar El Plan Guayana Socialista

El tema está hoy en la conversación de la gran mayoría de los Guayaneses, en especial los trabajadores de las empresas básicas. Los revolucionarios debemos analizarlo a profundidad, sin juicios preestablecidos y ser lo suficientemente críticos para revisar, rectificar y reimpulsar los planteamientos que consideramos correctos. El Plan Guayana Socialista es una propuesta realizada por más de 200 trabajadores de las empresas, identificados con el proceso revolucionario, con vasta experiencia y alta calificación técnica, quienes realizaron un diagnóstico objetivo y detallado de la realidad de cada una de las empresas desde una óptica nacionalista y socialista. Pero luego de más de dos años de presunta aplicación del Plan, no se han logrado resultados favorables, lo que nos obliga a abrir el debate para revisar con verdadero sentido autocritico y realmente constructivo, qué ha pasado.

Veamos, el Plan tiene dos grandes vertientes, una la descripción, definición, conceptualización y ejecución, del proceso de desarrollo industrial a partir de las llamadas “empresas básicas”, que se desarrolló en las mesas de trabajo dirigidas por el Ministerio de Planificación, con el enfoque global e integral del Tren del Aluminio y los trenes del Hierro y Acero. La orientación estratégica apunta a que todas las políticas públicas conduzcan al fortalecimiento de la fabricación de productos terminados.

La locomotora de cada uno de los trenes del Aluminio, Hierro y Acero, no debe continuar ubicada en la extracción y producción de materias primas e insumos, sino que debe trasladarse a la elaboración de productos finales, que progresivamente consuman una mayor cantidad de las materias primas e insumos industriales que se producen en las empresas básicas, buscando reducir la exportación de materias primas e impulsar la elaboración de bienes de uso masivo y de alta tecnología, para cubrir la demanda nacional y generar un excedente para su colocación en el exterior.

La segunda gran vertiente se orienta a la aceleración de la incorporación de los trabajadores a la toma de decisiones en las empresas del estado, transfiriéndole la responsabilidad de dirección del proceso productivo y administrativo. Lo que se busca es superar el concepto del estado patrón, para llegar a empresas del sector público dirigidas por la transparencia en la gestión y la autoresponsabilidad de los trabajadores conscientes y comprometidos con la transformación socialista del país, lo que a la larga debe conducir a la superación de la alienación en el trabajo.

Esto replantea totalmente el rol reivindicativista y economicista de los sindicatos, porque el supuesto patrón pasan a ser los mismos trabajadores a quienes ellos representan, además no existen secretos a los que los trabajadores no tengan acceso, colocándolos ante el gran reto de dejar de ser simples administradores de Contratos Colectivos y asumir sus intereses de clase para incorporarse a la transformación socialista de nuestro país.

Esta orientación estratégica solo es viable si se sustenta en la convicción que, con la dirección de los trabajadores se puede lograr una eficiencia en el proceso productivo superior a la capitalista, que se basa casi exclusivamente en la compensación económica y el seguimiento cerrado a los trabajadores por parte de los representantes del patrón; en contraposición a la propuesta socialista, orientada por la motivación al logro del colectivo de trabajadores, que se va alcanzando en la medida en que se avanza en la formación técnica y política de los trabajadores. Se contrapone la imposición capitalista frente a la conciencia socialista.

El presidente Chávez, entregó a los trabajadores la responsabilidad de dirigir las empresas. Nombró presidentes provisionales desde el 15 de mayo de 2010 hasta el 31 de diciembre de ese año, para que ejecutaran el Plan Guayana Socialista y en enero de 2011 debían estar conformadas las Corporaciones del Aluminio, Hierro y Acero.

Los hechos nos muestran que, los presidentes provisionales siguieron en sus cargos en el año 2011 y más, no se conformaron las Corporaciones y las empresas entraron en un proceso de declinación de su producción tan extremo que solo es posible mantenerlas con el apoyo de los recursos provenientes de la Renta Petrolera.

Mi opinión para el debate: creo que la concepción reformista, caracterizada por el economicismo y el clientelismo del movimiento sindical no ha sido superada por nuestros compañeros que actualmente allí se desenvuelven. EL MOVIMIENTO SINDICAL AFECTO AL PROCESO REVOLUCIONARIO DEBE DAR UN GRAN DEBATE SOBRE SU PAPEL EN EL ACTUAL MOMENTO HISTORICO DE LA REVOLUCION VENEZOLANA.

Ahora bien ¿Qué pasó?

Desde el Ministerio de Industria Básicas no se impulsó la política y el Plan de acción expuesto por el Presidente Chávez. Los “trabajadores presidentes” de las empresas se embarcaron en una pelea interna para ver quién de ellos era el presidente de la Corporación de adscripción, cada uno se dedicó a su parcela para mostrarla como bandera, lo que trajo como consecuencia todo lo contrario a lo propuesto, evidenciándose que las grandes empresas productoras de materias primas no favorecieron a las empresas fabricantes de productos terminados, que fueron las identificadas como las locomotoras de los sectores del Aluminio, Hierro y Acero. Simplemente, no se aplicó el Plan Guayana Socialista.



Trabajador de Bauxilum
lmacquhae@cantv.net


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