A propósito de la discusión sobre el Currículum y el chantaje de la ideologización

El Discurso del Verdugo (I)

La oposición al gobierno que preside el comandante Hugo Rafael Chávez Frías, y en especial aquellos que se presentan como sus “líderes”, se guían por un libreto que apela en primer lugar a la palabra “Libertad”.

Nadie podría a atreverse a desechar palabras que definen ideales tan altos del bien, como la justicia, el amor y la LIBERTAD, sin embargo es indispensable para nosotros( tod@s aquell@s que de tiempo atrás y aún en la actualidad nos encontramos en una situación de desventaja con respecto a los grandes privilegiados del sistema económico y social denominado capitalismo), tener claro, que la burguesía se vale de la palabra “Libertad” para justificar su acción de dominio, no sólo en Venezuela, sino a nivel mundial.

No es ningún secreto el hecho de que todos los seres humanos necesitamos orientar nuestras vidas a través de valores e ideales máximos. Tales ideales dan origen a las ideologías. Existen fundamentalmente dos tipos de ideologías: Las religiones, (ideologías religiosas) y las ideologías políticas.

Quienes apoyamos el socialismo, reconocemos, con sinceridad, que tenemos una ideología socialista. Ideología que busca orientar nuestro rumbo como colectivo, es decir, como pueblo que se libera de las cadenas de la opresión. Eso no significa que tengamos que abandonar nuestra guía espiritual, es decir la ideología religiosa. La explicación es muy sencilla:

Los grandes valores del socialismo, es decir, el trabajo digno, la solidaridad, y la justicia social, son los mismos valores de tod@s aquell@s que seguimos el ejemplo de Cristo, y se resumen en la maravillosa enseñanza de amar al prójimo.

Si en verdad te amas, amas a tu prójimo, y si realmente es así, jamás te aprovecharás de él o ella, atropellándolo, robándolo o explotándolo.

Durante muchos años (varias generaciones de madres y padres, hijos, y nietos) nos enseñaron a temerle a la palabra ideología. Sin duda que a ello contribuyeron también, algunos errores que a nombre del socialismo se cometieron en otras latitudes, y en otros tiempos. En Venezuela, los revolucionarios debemos aprender de las experiencias vividas por otros pueblos, y por otras revoluciones, si en verdad actuamos en pro del socialismo.

Los que no quieren que la revolución avance, se refieren a la palabra ideología de modo despectivo. Nos acusan de “ideologizar” a los niños, a los jóvenes, y en general al pueblo.

Prestemos atención a lo siguiente:

¿A quién de nosotros no le sembraron en la cabeza desde sus primeros años los ideales de la fe religiosa, por ejemplo? ¿A caso decimos que dicho adoctrinamiento (la palabra adoctrinamiento viene de doctrina = cuerpo de ideas y conceptos) ha sido malo? Esa no es nuestra posición.

La derecha nos “acusa” de ser ideólogos “socialistas”, “comunistas”, “subversivos”, etc.

¿Y qué son los teólogos? ¿No son a caso los teólogos los ideólogos de la iglesia?

Hago referencia a la iglesia para citarla como ejemplo, y por la importante presencia que ha tenido en nuestra sociedad a lo largo de su historia. Pero desde luego que hay muchas otras ideologías además de la religión católica. Hay no obstante una razón adicional:

La acción desestabilizadora desarrollada principalmente por los grandes colegios privados católicos a nombre del “no al Currículum Bolivariano”, con el pobre y desgastado pretexto de luchar contra la “ideologización” o “adoctrinamiento” de niños y adolescentes.

Cada año nos encontramos con nuevos “motivos” (léase excusas) para generar situaciones de caos social que desemboquen finalmente en la muerte política y/o física del presidente, y por consiguiente en la muerte del proceso revolucionario. Dichas situaciones son orquestadas por los sectores dominantes de la sociedad representados por los partidos “Un Nuevo Tiempo”, “Primero Justicia”, “MAS”, y unas pocas organizaciones políticas, que se valen de grupos fascistas (como “Bandera Roja” en las instituciones educativas públicas) para intimidar a los sectores populares, y crear la ficción de una supuesta “rebelión” del pueblo contra lo que ellos denominan “la dictadura” o “régimen”. El desenlace al que siempre aspiran: Un levantamiento militar de corte fascista.

El año pasado justificaron su accionar mediante una serie de protestas dirigidas contra la cancelación de la antigua concesión de la que gozaba RCTV para el uso exclusivo de una parte estratégica del espectro radioeléctrico perteneciente a la nación. Después continuaron con el sabotaje a la iniciativa presidencial de reformar la constitución nacional, y el tema de ahora es no sólo el currículum educativo sino la nueva orientación que se ha planteado para la educación venezolana. Ello pasa también por la eliminación de las pruebas internas para el ingreso a la educación superior, y la necesidad de sacar a delante la constituyente universitaria y los Consejos Populares Estudiantiles.

Ahora bien. ¿Por qué no aprovechamos los ataques que está lanzando nuestro adversario político pro-imperialista a nombre de su falsa “lucha” contra la “ideologización” como una oportunidad para discutir de la manera más amplia posible, y con seriedad, qué tipo de ideología es la que realmente defienden, por una parte, quienes estamos a favor del proceso revolucionario, y por otra parte, los que se oponen a él?

Los voceros de la oposición rechazan cualquier iniciativa estratégica del gobierno bolivariano, empezando por la palabra “revolución”, que la derecha se ha encargado de desprestigiar desde mucho antes del nacimiento del proceso revolucionario bolivariano, atribuyendo un significado negativo al término, como si fuese sinónimo de “desorden” y “ruido”. Es decir, un simple “revolcamiento” loco de las cosas, cuando de lo que se trata es de dar un paso definitivo hacia adelante, lo suficientemente grande, para salir del abismo. Una revolución tiende a remover las raíces de un orden anterior decadente y descompuesto para dar surgimiento a un nuevo orden social, y para ello debe apuntar hacia un cambio profundo de cultura.

La diferencia esencial entre la izquierda y la derecha, radica en que la izquierda es eficaz cuando logra hacer lo que predica, por lo menos en su mayor parte. Con la derecha pasa exactamente lo contrario: Tiene éxito siempre y cuando le haga creer a la mayor cantidad de gente posible, que busca la libertad, la paz y la prosperidad “para todos”, cuando su objetivo real es conservar e incrementar los privilegios de unos pocos.

Para los que están totalmente a favor de que se gobierne contra los intereses del pueblo (así se define de manera breve y sencilla la derecha), son válidas las revoluciones cuando sirven para llenar aún más las alforjas de los ricos, como fue el caso de la Revolución Industrial, la cual, como es sabido, dio origen hace casi tres siglos, al sistema capitalista, y, sin irnos tan lejos, la revolución de las telecomunicaciones que se está viviendo en la actualidad. Pero hay que ver como detestan las revoluciones sociales cuando las viven de cerca. Es decir, cuando los débiles de siempre deciden de una vez por todas, dejar de serlo, y se avizora entonces la posibilidad de que asuman las riendas de un país, no sin antes sentar las bases mismas de una nueva civilización.

ghedmont@yahoo.es


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