¡ Hay que enfrentar el desafío!

Las universidades autónomas: ¿Un Estado dentro del Estado?

Las declaraciones del rector de la Universidad Simón Bolívar (USB), Benjamín Scharifker y del exrector de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Giussepe Gianneto, emitidas por estos dos personajes a través del medio de difusión del imperio en Venezuela, Globovisión, dejan las cosas bien claras respecto a la posición del capitalismo sobre el sistema de educación superior y la educación en general: la educación como instrumento de generación del recurso humano necesario para la hegemonía del sistema capitalista de producción y consumo.

Scharifker, reivindica –por enésima vez- el derecho a recibir formación universitaria exclusivo para los “mejor preparados en el sistema de educación media y diversificada”; en cuanto a Gianneto, con desmedida pasión y “angustia” proclama “el derecho constitucional de la universidad autónoma a darse sus propios mecanismo de ingreso y su propio gobierno”. Deberíamos pasearnos por lo que históricamente –al menos en la historia reciente- han significado ambos conceptos.

En cuanto a la afirmación de que “a la USB sólo deben tener acceso los mejores”, tal afirmación desprovista del contexto apenas asoma el criterio filosófico fundamental del capitalismo: el principio darvinista de la selección natural y no debería sorprender a nadie, sin embargo, cuando se puede demostrar que esa “selección natural” es trampeada, manipulada y manejada a su antojo por el sistema, las cosas adquieren un intolerable cariz inmoral.

A partir del momento en que se impuso la Prueba de Aptitud Académica (PAA), y con ella las Pruebas de Admisión por Universidades (PAU), se condenó a los hijos del pueblo; a aquellos alumnos cuya procedencia fuera de la Educación Oficial, a competir en igualdad de condiciones con los alumnos provenientes del sector privado. Hasta aquí no habría razones para una alarma contundente. Igualdad de condiciones para unos y para otros. Lo grotesco, lo inmoral del procedimiento salta a la vista cuando al tiempo que se creaba el sistema de pruebas, se sometía –por vía del abandono y el corte de recursos económicos- al Sistema de Educación Media y Diversificada –por tanto a sus alumnos- a años escolares con la mitad de días trabajados que los de la Educación Privada; piratería activa y militante en la conformación del personal docente; materias agrupadas por identidad de contenidos, etc., etc., etc.

Añádase a esto el ambiente socio-cultural en el cual se desenvuelve un hijo del pueblo en relación con el mismo ambiente en el caso del estudiante de educación privada costosa: atención personal, ambiente familiar, entorno, acceso al plantel, alimentación, comodidades, recursos para el estudio, etc., etc., etc. Al incluir en el análisis este necesario contexto, ¿Qué posibilidades reales tiene el estudiante humilde, pobre, de barrio o zona rural, de vencer en “igualdad de condiciones” al proveniente de la clase media?, ¿no serán las mismas que tiene un enclenque desnutrido de vencer en “igualdad de condiciones” a Mike Tyson en un combate?

Por el mecanismo macabro de la PAU, los hijos, familiares y amigos de los profesores universitarios se reservaron para sus nenes –de la misma formación ideológica que ellos- más de la mitad de los cupos, dejando para los provenientes de la PAA, apenas un pequeño segmento, amén de convertir la PAU en un pingüe negocio al imponer un pago para inscripción conscientes de que nunca tendrían acceso. Vendían cuatro o cinco mil “planillas de solicitud de ingresos” para doscientos cupos. ¡Mercenarios!, no obstante este es apenas el menudo chichero, la “vacuna” la “mordidita” para satisfacer a los perros, lo grueso está en otra parte.

¿Es inocente el sistema que excluye al pueblo de las universidades autónomas –las que más cuestan al Estado- o responde a un mecanismo bien planificado de exclusión popular y garantía de formación de la clase gerencial que el capitalismo necesita para su continuidad hegemónica?

En los últimos treinta años –al menos- el proceso de “transfusión de sangre” operado en las universidades autónomas ha rendido sus frutos para el capitalismo. La "sangre" clase media ha copado toda la escena. La "sangre" popular fue menguando al punto de no tener hoy día casi presencia. Unas universidades que habrían de significar para la nación no sólo el mejor medio para responder a las necesidades de desarrollo y progreso sino el más eficaz de los métodos para romper el círculo maligno de la reproducción de la pobreza, capacitando a sus hijos más desvalidos, deviene así en un sistema que forma para las urgencias de un sistema económico cuya característica fundamental es la producción de bienes y servicios para satisfacer deseos artificiales y no necesidades sociales, pero además, sosteniendo el círculo maligno reproductor de la pobreza e impidiendo –cortando el camino- al círculo virtuoso del progreso de todos.

La opinión “angustiada” del exrector Gianneto, se inscribe en la costosa realidad por la cual transita la Revolución Bolivariana desde sus inicios y que no se ha logrado revertir: el Estado como instrumento al servicio de la clase dominante. Es el Estado burgués resistiendo cualquier acción de justicia socialista. Es el terrible desafío que enfrenta el proceso revolucionario en Venezuela. El 11 de abril de 2002, ese Estado burgués fue el que dio el golpe; PDVSA, FEDECAMARAS, FUERZA ARMADA NACIONAL, UNIVERSIDADES AUTÓNOMAS, GREMIOS PROFESIONALES, MEDIOS DE DIFUSIÓN PRIVADOS, CLASE MEDIA, etc., etc. Luego del sabotaje petrolero, PDVSA y la FUERZA ARMADA, pudieron ser perneadas para el socialismo, no así el resto, hoy el combate contra el socialismo sigue disponiendo del resto de los sectores mencionados los cuales conspiran abiertamente.

Por allí vendrán “los tiros” de los próximos días. El sistema capitalista lo sabe bien y movilizará sus “querubines manitas blancas”; los gremios, medios y demás aliados para convertir en conflicto abierto la eliminación de las pruebas de ingresos a las universidades autónomas. El gobierno tiene que plantarse firme frente a este nuevo desafío. En Venezuela hay un Estado y las universidades no pueden ser un estado dentro del Estado. El movimiento estudiantil popular, a todos los niveles, tiene que dejar sentir su opinión con movilizaciones masivas. La dirigencia estudiantil bolivariana tiene que mostrar ese liderazgo en los liceos y universidades, no es suficiente con un liderazgo reducido a apariciones en los medios. El liderazgo se ejerce en el campo de batalla donde se presentan los desafíos. ¡Vacilar es perdernos!, ¡Llamarse jefe para no serlo es la peor de las desgracias! (Simón Bolívar).

martinguedez@gmail.com


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Martín Guédez


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