Cambiar la educación para formar al sujeto revolucionario

La educación y la cultura de la dominación (I)

Cualquier modelo educativo reproduce la cultura de la sociedad que lo creó. De acuerdo al modelo de desarrollo se asume una forma de convivencia en consonancia con los fines de esa sociedad. Creer que la educación está libre de una concepción política e ideológica impuesta por la forma de vivir en un modelo societal, es un convicción ingenua. Pero también hay los que conocen esta situación y pretenden hacerle creer a los otros esta realidad, creada para manipular la conciencia de los oprimidos, por eso en la educación de la sociedad regida por valores capitalistas, los conocimientos establecidos se transmiten por la vía de la reproducción para crear una cultura de la dominación. En la sociedad donde la formación ciudadana se basa en la transmisión, es fácil manipular al sujeto mediante estructuras condicionantes del comportamiento humano, de allí que el modelo educativo de la transmisión y la reproducción es construido por los expertos, una elite de especialistas (curricultores) que determinan los conocimientos que deben poseer los ciudadanos para convivir en la sociedad, dejando un espacio a disposición de lo que algunos autores han denominado como currículum oculto, una especie de franja abierta por donde la clase dominante introduce los conocimientos apropiados para que la sociedad actúe de acuerdo a los propósitos económicos, políticos, sociales e ideológicos que garantice la dominación de los desposeídos, a través de los medios de comunicación, creando una realidad mediática para la desinformación y la cultura de la reproducción de una manera ya no tan oculta, en esta era de la comunicación, sino sumamente descarada.

Esta realidad virtual utiliza el lenguaje y el poder para que los otros, expropiados de su conciencia de clase, adquieran una conducta modelada por valores extraños a sus intereses y se reduzcan a vivir en la cultura del consumismo y la valoración del dinero como el fin más preciado de la vida humana, de allí que lo que mueve el comportamiento humano es el extremo individualismo generado por la competencia y la codicia de atesorar más bienes que los otros. Esta aberración del comportamiento humano nos obliga a delegar nuestra responsabilidad a los que se hacen pasar por representantes, los cuales acuden a las políticas asistencialistas para resolver los problemas del pueblo en sacrificio de la participación protagónica y corresponsable.

Esta es la educación que todavía persiste en las escuelas y liceos públicos y privados del país. Esta educación es la que defienden los que ejercen la cultura de la dominación mediante el ejercicio del poder que les da el dinero y los bienes. Por lo tanto la sociedad es un laberinto de seres humanos donde prevalece el tener bienes y dinero por encima del saber y la formación subjetiva de las personas. Es por eso que en nuestra sociedad más valor tiene el que acumula bienes y dinero que el ha acumulado saberes y aprendizajes producidos por sus experiencias de vida en el cotidiano convivir con los otros. Esto lo podemos apreciar comúnmente cuando nos estamos refiriendo a una persona de quien no recordamos su nombre pero sí cual es el tipo, el modelo y el color del carro que posee o de la forma como se viste, mientras más cuesta el carro que posee más valor tiene para la sociedad. Esta es la educación que defienden los que saben que la conscientización del pueblo repercute en la pérdida de poder de la clase dominante. Esta es la educación que defiende un sector de la clase media que cuyo único fin consiste en asemejarse cada día más a la oligarquía mediante la acumulación de riquezas. Para ellos es peligroso que el pueblo se forme, que construya conocimientos para impulsar su propia liberación. Por eso obstaculizan cualquier proceso transformador, desde fuera y desde dentro de la revolución bolivariana. No es gratuito que en ocho años de gobierno bolivariano no hayan aprobado una Nueva Ley Orgánica de Educación adaptada a los tiempos de cambio.

Desde ese monstruo burocrático heredado de la cuarta república, como todas las demás instituciones que no han sido transformadas, llamado Ministerio de Educación, desde las Zonas Educativas y las Direcciones o Secretarias de Educación de los Estados, tergiversan las nuevas políticas para la construcción de una educación transformadora de las relaciones de convivencia y de producción de la sociedad venezolana. Todas las políticas educativas se vuelven confusas y discriminatorias cuando llegan a las instituciones escolares, improvisando una formación que distorsiona el proceso de construcción de los Proyectos Educativos Comunitarios, de Desarrollo Endógeno y de Aprendizaje. Los docentes, en su mayoría, con una formación para la reproducción y la repetición del conocimiento intentan elaborar los proyectos sin renunciar a la vieja cultura educativa y siguen reprimiendo la participación protagónica y corresponsable de los estudiantes en su propio aprendizaje. Han creado una resistencia a los conocimientos que son proporcionados por las instituciones responsables de la administración del proceso educativo en el país, las cuales todavía se encuentran plenas de funcionarios y funcionarias burocratizadas, muchos con escasa formación pedagógica, política y filosófica para profundizar la revolución educativa, porque son portadores de la mentalidad de la vieja cultura política.

Sin embargo, en los sectores progresistas y verdaderamente revolucionarios estamos convencidos que el modelo educativo venezolano debe transformarse, para poder avanzar en los cambios sociales que el país necesita hacia construcción la sociedad socialista. Es urgente impulsar una nueva racionalidad en la sociedad venezolana, y es la educación el mejor camino para proceder a la formación del sujeto moral que la sociedad necesita en su proceso de transformación. Es necesaria la formación de una nueva subjetividad, para construir otras relaciones de convivencia, con valores diferentes a la competencia y la acumulación de riquezas, orientada por la solidaridad, el respeto, la tolerancia, el trabajo, el amor al prójimo. Debe ser un acto de amor por los oprimidos que concluya en su conscientización, como praxis liberadora de sus relaciones de dominación. Es preciso construir una educación para que los sujetos piensen con cabeza propia y produzcan saberes y conocimientos para vivir la vida con dignidad, porque la dignidad es uno de los valores que poseemos los revolucionarios que hemos luchado toda la vida para construir la patria socialista.

Es un placer compartir con ustedes mis trabajos.
Saludos.
César Franco Rivero
manicuareazul@yahoo.com


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