Universidad necesaria

"Si te parece cara la educación, prueba con la ignorancia"

Albert Einstein

Dentro del andamiaje democrático de un país, de una sociedad, la educación es junto a la salud dos de los pilares fundamentales que la definen, le dan cuerpo y valor estratégico.

Venezuela asiste en este momento de la historia política a uno de los escenarios nunca vistos y pensados en el tema de la educación universitaria o superior como se le ha denominado por el nivel que ocupa.

La universidad venezolana de los años 60 y entrados los 70 vivó un sacudón con la llamada "Renovación" y que no fue otra cosa que el aviso de un alerta temprano de los tiempos que se le venían a este importantísimo estamento de la sociedad, donde se forma el material humano responsable del desarrollo de un país en todos los órdenes.

Pero lamentablemente esta estructura social cobijada en una serie de prebendas como la llamada "autonomía universitaria" le permitió ir creando un monstruo de mil cabezas y sirvió durante la dictadura de Pérez Jiménez y los cuarenta años siguientes, como reducto de la izquierda radical, moderada y hasta la cómoda, junto a otros grupos políticos de derecha, que encontraron allí el lugar propicio para ejercer su derecho al trabajo.

Aquí se fue gestando y enquistando todo un modelo educativo de país casi que paralelo al resto de la sociedad; ser profesor universitario le da o daba una serie de prerrogativas o privilegios, que al resto de la sociedad le era vedado y así se fue modelando esta armazón que hoy hace aguas y está prácticamente boqueando, porque también la atrapó esta aguda crisis económica, política y social que padece Venezuela.

Nadie en su sano juicio puede olvidar los concursos amañados en muchos casos para ingresar como docente a la universidad, donde desde que cualquiera se inscribe ya se sabe en los cafetines y pasillos quien será el ganador; los sindicatos de profesores, empleados y obreros se dan la prerrogativa de que sus hijos, familiares cercanos y hasta los panitas de ellos, ingresen a la universidad, sin llenar los requisitos de la prueba de ingreso que esa misma universidad instituyó y por la cual hoy se rasgas las vestiduras porque el gobierno la quiere eliminar; las jubilaciones tempranas de personal académico altamente formado que le costó al Estado venezolano mucho dinero su formación; los contratos colectivos sindicales con remuneraciones por encima de los profesores, la descarada e inmoral venta de cupos para ingresar a carreras como la medicina casi que exclusiva de élites y muchas otras cosas, han traído a la universidad venezolana a este callejón.

Hace ya unos cuantos años, escribía en la prensa nacional el rector para entonces de la universidad Católica Andrés Bello, el jesuita Ugalde, un lacónico articulo donde comparaba "su modelo universitario privado" con la universidad pública y demostraba con cifras, los salarios devengados por sus profesores, la relación alumno - profesor, alumno - obrero, alumno - personal administrativo y era sencillamente abismal, comparado con la universidad pública, donde quedaba al descubierto la burocratización clientelar de la universidad pública, sería bueno saber qué opina hoy.

Pero también es cierto que nadie puede entender que sea posible que la Venezuela este hoy transitando por este calvario con su sistema educativo universitario, es insólito creer y ver como se paraliza la educación universitaria por razones económicas que ya rayan en la insostenibilidad y pareciera que a nadie le importa, que la distorsión de la economía haya llegado a límites en que cualquier otra actividad económica produzca mayor bienestar que ser educador.

Es tal el desprecio por la educación superior que le resbala al gobierno la actual situación, sabiendo que un país no puede desarrollar sus capacidades innovadoras y productivas, sin el recurso humano preparado en la universidad, que debe producir vergüenza colectiva el que organismos internacionales como La UNESCO del que Venezuela es miembro, este perplejo observando casi la inexistencia de los indicadores actuales de educación en tan alta precariedad, poco o nada comparables con países muy pobres que no tienen la inmensidad de recursos económicos, de infraestructura y humanos como los de Venezuela.

Cualquier modelo político sea del signo que sea jamás podrá desarrollarse, lograr independencia y soberanía, sin tomar en cuenta el pilar fundamental que es la educación, desde el preescolar hasta el postdoctorado, aquí está la materia gris que no se encuentra ni en manuales, ni en boticas, ni en la bodega de la esquina, y lamentablemente Venezuela vive hoy este drama de incalculables consecuencias a un costo social supremamente alto.

Más temprano que tarde el pueblo venezolano ha de despertar de este letargo en el que esta sumergido, reaccionar y ver lo que le esta pasando, que no es cualquier cosa, sino la pérdida de su talento humano, que en definitiva representará ignorancia, atraso, miseria, que impedirá avanzar a instancias superiores de progreso, bienestar y prosperidad.



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Juan Alberto Sanchez Garcia


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