Convención colectiva única del magisterio

27615,51 bf., 78756,00 bf. y 201615,35 bf son los salarios que los docentes de la categoría promedio, (Doc.III), cobrarían finalizando este año, en 2016 y 2017 respectivamente, de firmarse la VIII Convención Colectiva cuya discusión se inició este mes.

Esta es una discusión contractual inédita. En primer lugar porque por primera vez, el Presidente de la República conmina a adelantar la discusión de la Convención que debía iniciarse en octubre, sobre la base de un aumento que hizo de 50%. En segundo lugar porque en el lapso de su duración de dos años, se solicita un aumento que sobrepasa el 2000%, a saber según la categoría Docente III arriba referenciada, con asignación mensual actual de 8.274,77 bf, se le aumentarían 193340,58 bf, o sea, un 2336,507%. En tercer lugar, porque dicha discusión está integrada a la denominada Primera Convención Colectiva Única del Magisterio en la que participan docentes, empleados, administrativos y obreros con la finalidad de conmutar y homologar tablas salariales y demás beneficios de todos los trabajadores del sector educativo. Estamos hablando de 17 organizaciones sindicales que han acordado propuestas para debatirlas con el MPPE durante estas semanas con la finalidad beneficiar alrededor de un millón de venezolanas y venezolanos.

En la exposición de motivos del Capítulo III de la Convención Colectiva, los sindicatos precisan entre otras cosas, que “los ajustes a los sueldos aquí propuestos, provienen del análisis de la inflación inducida, intermensual, en los últimos tres años y su respectiva proyección al 2017”. Con lo cual queda claro que en el seno de la dirigencia sindical magisterial, opositora y chavista, hay consenso en entender las causas del desasosiego que vive la población cuando ve a diario cómo se le diluye el dinero en las manos y con ello la posibilidad de adquirir los artículos de consumo del día a día, que hay un proceso inflacionario creciente inducido, de allí una solicitud de aumento salarial de tal magnitud.

Pero el carácter inédito de la actual discusión contractual, con diecisiete sindicatos educativos involucrados, debería servir para consensuar también las formas de atacar la raíz del problema. Se trata de la inducción inflacionaria. Muchas estrategias y acciones concretas mancomunadas con el Estado pueden ejecutarse para coadyuvar a diezmar dicha situación, desde distintos niveles y espacios dado el torrente humano que consuetudinariamente se vincula con el sector educativo.

Es más, sólo con la población cautiva, con la nómina, puede hacerse una cruzada nacional de análisis sobre nuestras corresponsabilidades en la coyuntura, y verificar por ejemplo, cuanto hemos contribuido desde nuestros puestos de trabajos (como docente, obrero o administrativo) para hacer una nación más próspera, espiritual y material, y en consecuencia hacer un plan de trabajo.

Desde allí se puede dar un valioso ejemplo a los otros sectores de la vida nacional, entre ellos a los empresarios que han visto al magisterio como una carga insoportable para el Estado, así como también a muchos dirigentes políticos que aún tienen el chip del pasado que ve en el magisterio una masa amorfa susceptible de manejar para sus intereses particulares, en abierta oposición con los preceptos de la educación bolivariana.



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Aquileo De Jesus Narvaez


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