Qué pasa con la Universidad Campesina

Hay situaciones necesarias de exponer públicamente. El tema universitario es muy sensible para la opinión pública nacional y el hecho de que el gobernó revolucionario haya transitado por nuevos caminos para lograr la ansiada transformación universitaria es muy importante. De allí que la Misión Alma Mater y la creación de nuevas universidades es un hecho muy importante para el pueblo venezolano.

En tal sentido, hemos venido siguiendo el proceso de creación de la Universidad Campesina de Venezuela, sabiamente denominada por el pueblo campesino con el glorioso nombre de Argimiro Gabaldón, legendario guerrillero que vivió, luchó y murió en la lucha por la emancipación del campesinado venezolano. Hemos leído por este medio (APORREA) los artículos sobre dicha universidad y consideramos un aporte trascendental para una nueva educación en Venezuela, siguiendo los pasos de Simón Rodríguez.

Ahora bien, también se hace necesario analizar críticamente el tipo de nombramiento que se acaba de realizar en relación a la persona que ocuparía la función de rector de dicha universidad. No es una cuestión de “meritocracia”, al estilo neoliberal, sino que el gobierno bolivariano en todos los aspectos y más en el campo educativo universitario, debe tener eficacia revolucionaria y calidad entre sus cuerpos directivos.

No tenemos objeción respecto a los demás integrantes del Consejo Directivo, pero respecto al rector, realmente consideramos un exabrupto que alguien no vinculado directamente al sector universitario, sea designado en tan alta responsabilidad. Recordemos que la Constitución Bolivariana establece en su artículo 104 que: “La educación estará a cargo de personas de reconocida moralidad y de comprobada idoneidad académica”. Ello implica dos aspectos: por una parte personas de reconocida moralidad. Y por este medio hemos leído serios cuestionamientos hacia la persona que acaba de ser nombrada como rector de la Universidad campesina, lo cual genera desde el principio desconfianza hacia sus actuaciones.

Por otra parte, la Constitución, también sabiamente enfatiza que la educación debe estar a cargo de personas de comprobada idoneidad académica, lo que en este caso no se está cumpliendo. Nuestras universidades, sobre todo las nuevas creadas en Revolución deben estar a la altura de los retos académicos y de transformación social que protagonizamos en Venezuela.

El ministro Manuel Fernández, hombre de conciencia revolucionaria, fiel al legado del Comandante Chávez, y de comprobada responsabilidad en los cargos que el proceso revolucionario le ha encargado, debe aplicar en este caso la fórmula de Chávez, las tres R: Revisar para Rectificar y luego Reimpulsar la Educación Universitaria venezolana. Como dicen los católicos en misa: “Es justo y necesario”.


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Andreina Alzuru


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