Al ministro Manuel Fernández: sobre la gobernabilidad de la UNESR

Nuevamente con la toma estudiantil del rectorado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), que exigen  la justificada destitución del equipo rectoral, se pone de manifiesto otra vez la crisis institucional que atraviesa desde su fundación. Bastaría para destituirlo tan solo con los informes de la Contraloría Interna en los que se señalan las irregularidades y responsabilidades cometidas para que la fiscalía actuara exigiendo la aplicación de las  sanciones administrativas y penales contra las actuales autoridades rectorales ante los tribunales de justicia.

La UNESR fue creada bajo el carácter de experimental que impuso la ley intervencionista de las universidades aprobada en el Congreso Nacional, ley todavía vigente,  durante el primer gobierno de Rafael Caldera por AD y COPEI (la oposición de hoy pues), después de su allanamiento militar-policial, que menguó la autonomía y democracia universitarias conquistadas popularmente en la Ley de Universidades a raíz del derrocamiento del dictador Pérez Jiménez.

La experimentalidad, como es sabido, fue concebida para impedir la profusión de la autonomía y la democracia en nuevas universidades ya que, según los partidos citados, eran condiciones que favorecían la oposición contra sus gobiernos. De aquí que la mentada experimentalidad les permitió imponer arbitrariamente las autoridades rectorales de esos partidos, sin participación de los integrantes de su comunidad, y cometer todo tipo de desmanes que instituyeron vicios, irregularidades, etcétera, por cuanto no se podía ejercer ningún tipo de contraloría sobre su actuación por parte de los integrantes de su comunidad.

En particular, la creación experimental de la UNESR fue acompañada de la justificación ideológica de una distorsionada concepción andragógica de la educación universitaria. Hoy día, más que descontextualizada.  “Andragogía” que sirvió instrumentalmente a los fines politiqueros y proselitistas de esos partidos para certificar y titular universitariamente a través de “acreditación de experiencias” a sus activistas y seguidores políticos que ejercían como funcionarios de promoción social en las comunidades y barrios populares, así como a los militantes y simpatizantes que ejercían como docentes no graduados en escuelas y liceos. Igualmente se orientó, con los mismos propósitos proselitistas,  a ofrecer una vía de titulación universitaria a los técnicos superiores universitarios que no podían proseguir estudios en otras universidades. Así fue como se originó la crisis de una institución pretendidamente universitaria que contradecía en la práctica su retórica y lo que cultural e idealmente era concebido como  una auténtica universidad, y desde entonces la ha signado contradictoriamente, entre lo que es y lo que debiera ser. Crisis que ha continuado en el tiempo profundizándose y ha conducido a la decadencia y la degradación, a la entropía institucional.

A lo anterior se agrega, que debido a la falta de legitimidad de sus autoridades rectorales por su designación arbitraria, éstas para permanecer como tales, recurren a prácticas de envilecimiento institucional al ofrecer cargos y prebendas bochornosas a docentes, empleados y estudiantes, a cambio de su respaldo y apoyo, así como a los directivos de sindicatos, gremios y organizaciones estudiantiles.

Todo esto,  ha conspirado contra la gobernabilidad de la institución, ya que su comunidad no reconoce la legitimidad de las autoridades siempre impuestas. Mientras esto siga así, difícilmente la UNESR podrá superar su crisis institucional y ser convertida en una auténtica universidad que atienda  al contexto económico, social,  político y cultural de la nación. Que responda a una formación integral por medio de cambios curriculares; a la producción de conocimientos con base en una nueva  racionalidad científica y tecnológica alternativa a la capitalista depredadora, así como a una real interacción o intercambio de saberes con las comunidades de su territorialidad para colaborar en dar respuesta a sus necesidades y problemas, dándole pertinencia sociopolítica a la UNESR. Por la misma razón, no habrá concreción de los cambios deseados en la gestión administrativo-funcional para alcanzar la eficiencia en todos sus ámbitos.

Por todo lo expuesto, le alertamos ante la presión y los apremios que ciertos grupos enquistados  en el Viceministerio de Educación Universitaria, que en el pasado han acompañado gestiones rectorales envilecedoras en la UNESR, con ramificaciones y compromisos grupales actuales al interior de la misma, puedan ejercer sobre usted para una nueva designación de las autoridades sustitutivas de las actuales, reproduciendo la crisis junto con los viejos y actuales vicios e irregularidades.

Por ello, en nombre del Movimiento 3 de Octubre, equipo de docentes, empleados y obreros de la UNESR que ha sostenido una permanente lucha por superar la situación de postración de nuestra universidad (un resumen de nuestras proposiciones para su transformación revolucionaria las puede leer en Aporrea del 14-09-2014, suscritas por el firmante de ésta comunicación y que se resumen en la consigna ¡Por una Universidad Consejista!), le pedimos que si se ve obligado por las circunstancias actuales a designar  nuevas autoridades, lo haga con el carácter de interinato por no más de dos (2) meses. Para que además de dar curso a las diligencias  y acciones  administrativas y académicas requeridas para impedir su paralización, implemente una consulta democrática entre los sectores comprometidos con su cambio revolucionario, a fin de proponerle a usted un equipo definitivo que reúna las condiciones para tal tarea y sea mayoritariamente respaldado  por su comunidad, otorgándole así legitimidad. Ese equipo para orientar su gestión rectoral, tendría un plan de acción consensuado a seguir, diseñado en mesas de trabajo por los distintos grupos y sectores comprometidos con la transformación socialista de la UNESR. Asimismo, le solicitamos que designe la integración del Consejo Consultivo para ejercer de inmediato las acciones contraloras que le corresponden sobre la gestión del nuevo equipo rectoral, mientras se constituyen los Consejos Democráticos de los Trabajadores (docentes, administrativos y obreros) por dependencias y por núcleos, quienes ejercerían junto con los Consejos Democráticos de los Estudiantes y los Consejos Comunales de sus territorialidades, la contraloría social del poder popular, que organizados en red constituirían por extensión y profundidad la más auténtica forma de democracia que haya existido históricamente: la Democracia Consejista. En la que se apoyarían e impulsarían las demás transformaciones (académicas, administrativas, etcétera).

 



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Jorge Díaz Piña

Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC), Magister en Enseñanza de la Geografía (UPEL), Licenciado en Ciencias Sociales (UPEL). Profesor universitario de la UNESR

 diazjorge47@gmail.com

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