UNESR: 365

 

Son trescientos sesenta y cinco días, 2 semestres regulares y uno "intensivo", más o menos cuarenta semanas de clases y 8 de vacaciones. Cualquier denominación del tiempo es igual de lento, se hace pastoso y pegajoso. El tiempo en esta universidad flota hasta tocarlo con los dedos, lo puedes recoger y guardar en los bolsillos o en tu cartera. Aquí el tiempo no es relativo, transcurre a una velocidad constante y circular. Gira alrededor del sol o mejor dicho: se desparrama en su rectora. El tiempo aquí en la UNESR, es tan denso, que se convierte en agujero negro, absorbiendo cualquier iniciativa que alguno de sus núcleos se les ocurra, ante la ausencia de políticas universitarias que animen la abulia reinante en una institución que flota en la indolencia.

Desde los comienzos de esta gestión un grupo importante de facilitadores, administrativos, personal de vigilancia y mantenimiento hemos denunciado, bien a través de las redes sociales, denuncias en prensa local o en Aporrea la mala gestión rectoral. Ninguna otra universidad experimental con nuestras características –diseminada por el país- ha tenido tal cantidad de conflictos que van desde protestas internas hasta la toma de los núcleos. El caso del núcleo Barcelona hoy es una muestra de ello; ante una decisión visceral de la rectora en la cual destituyó las autoridades –sin razones conocidas por la institución oriental- la comunidad universitaria ha resuelto paralizar actividades en su conjunto hasta que nombren o ratifiquen autoridades que gocen de la aceptación de la comunidad universitaria y no una imposición de la ciudadana rectora.

Este tipo de decisiones se han hecho comunes en nuestra universidad, nombrar personas a dedo, en muchos casos ajenas a la institución pero que tienen el visto bueno de la emperatriz –perdón- quise decir la rectora Balestrini. Esa forma de tomar decisiones, es propia de la derecha, de aquellas personas que desconocen que Venezuela cambió, que es importante consultar a la gente, a la comunidad universitaria. Que es importante, reunirse con todos y todas, con las bases universitarias que a fin de cuentas, somos quienes hacemos el trabajo. Un equipo directivo o rectoral que se estime cómo tal, debe poseer perspicacia. Simón Rodríguez, otro gran olvidado de este equipo directivo señalaba al respecto de la perspicacia como: "(…), la facultad que cada sentido tiene, con exclusión de los demás, para percibir las diferencias que distinguen un objeto de otro (…) cuando el sujeto de la observación es un estado de cosas ó una acción. (…) su privación total es estupidez absoluta".

Esta necesaria facultad, indispensable para aquellas personas que asumen roles de líderes, es el resultado de "asociar y combinar situaciones y movimientos" –otra vez Rodríguez- mediante la observación y el manejo de buena información, cosa que no es posible ya que son los rumores o chismes los elementos concluyentes para tomar decisiones. Los circuitos de comunicación institucional no son los canales regulares institucionales, sino "soplones y soplonas" quienes hacen el trabajo sucio, perjudicando a sus compañeros y compañeras de trabajo, ¿a cambio de qué?

La Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez debe revisar con profundidad, sin mezquindades parcelarias, cual es su lugar en la dinámica cambiante que impulsa nuestro proceso revolucionario. El actual equipo no lo hace bien –no ve, no oye y enmudece, trata de amedrentar destituyendo, se aleja de la perspicacia acercándose temerariamente a la estupidez.

Mientras, el tiempo flota pesadamente, invitándonos a no hacer nada. Yo, suscribo lo del loco que mira la luna, sólo que 365 veces, la grito y doy saltos esperando alcanzarla.

 

Facilitador Núcleo Valera.

morrocoynosubepalo@hotmail.com



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