El nuevo año escolar 2014-2015: por la reivindicación educativa o la continuación del fraude

Un otrora ministro de educación, a mediado de los años 90 del siglo XX, creo que de apellido Cárdenas, anunciaba para entonces que la educación venezolana había devenido en un “verdadero fraude”. Afirmación soportada según él en resultados de recientes investigaciones hechas por el ministerio de educación y otras instituciones afines para la época.

Deficiente preparación académica traducida en problemas de lecto-escritura, y de habilidades numérico- matemáticas, además del poco conocimiento que expresaban los estudiantes en cuanto a los temas geo- históricos, entre otras deficiencias, que a grosso modo caracterizaban en buena parte al educando que estudiaba y egresaba del sistema educativo venezolano. Incluso llegó a señalar el “atrevido ministro” palabras más, palabras menos, que existían universidades privadas en este país que graduaban de abogado a gente que ni siquiera sabía leer ni escribir. Si a esto se le sumaba la creciente deserción escolar y los problemas de la prosecución educativa, parecía entonces irrebatible tan dilapidaria afirmación hecha por el responsable de esta cartera ministerial. Por supuesto las reacciones por lo dicho no se hicieron esperar, y el ministro Cárdenas se anotó en su haber unos cuantos enemigos dentro del magisterio corrupto y seguramente también dentro de las altas esferas del poder político-partidista.

La situación descrita formaba parte indudablemente de una cruda realidad social y política que no tardó en hacer crisis, “disparándose” de manera violenta a través de los sucesos del 27 y 28 f de 1989 y de la rebelión cívico militar del 4f de 1992, creando las condiciones políticas subjetivas y objetivas- parafraseando a los marxistas- para la asunción del poder por parte del Comandante Chávez y el Proyecto Bolivariano.

En 1998 más de un millón de niños, jóvenes y adolescentes estaban fuera del sistema escolar, producto de un encubierto y solapado proceso de privatización de la educación, soportado en el principio neoliberal de que “todo buen servicio habría que pagarlo” razón que explicaba la progresiva disminución de la partida presupuestaria en materia educativa, mientras se otorgaban permisos de funcionamiento y créditos de financiamiento para el impuso de la educación privada que desde mediado de los 80 se había proliferado significativamente, convirtiéndose en un verdadero emporio de centros educativos ( o vulgares negocios) de dudosa calidad académica, salvo honrosas excepciones.

En marco de este proceso político de transformación liderado por el Comandante eterno, se aprobó democráticamente una nueva Constitución, que por primera vez en la historia educativa venezolana establece en sus artículos 102 y 103: que la educación es un derecho humano, y por lo tanto el Estado debe garantizar educación de calidad para todas y todos en igualdad de condiciones.

En función de este estratégico concepto se produce una redistribución de ingreso petrolero en función de saldar la deuda socio-educativa heredada de las políticas neoliberales responsables directas de la exclusión escolar. En esa misma línea estratégica se diseña con la participación del magisterio honesto, especialistas, cientistas y conocedores del campo educativo, el Proyecto Educativo Bolivariano, inspirado en el pensamiento de Bolívar, Miranda, Simón Rodríguez y de los más contemporáneos intelectuales de la educación, como Luis Beltrán Prieto Figueroa, Belén San Juan y Pablo Freire, por mencionar algunos, con el propósito ineludible de atender a más de 600 mil venezolanos en edad escolar que habían quedado rezagados del proceso educativo y al mismo tiempo ofrecerles una educación de calidad para la consecución de ese nuevo republicano hacedor de la sociedad de iguales descrita en el preámbulo de nuestra Carta Magna. Por otra parte, la inversión hecha por el Estado en cuanto al mejoramiento de servicios estudiantiles y de otorgamiento de recursos didáctico- pedagógicos no tiene parangón en la historia del país. Más 9% (PIB) se destinan para financiar por ejemplo: las misiones educativas, el Programa de Alimentación Escolar (PAE), las computadoras Canaima, La Colección Bicentenario, becas, turismo, escolar, entre otras reivindicaciones.

Sin embargo cabe subrayar que el proceso de Consulta por la Calidad Educativa llevado a cabo por el MPPE desde Abril a septiembre del año en curso, viene arrojando resultados que apuntan en señalar las mismas deficiencias ( lectoescritura y habilidades matemáticas) en los estudiantes, salvando la distancia, de hace más 20 años atrás. En ese sentido se ha podido registrar y procesar también, a través de la consulta, importantes datos que “hablan” de visos de violencia escolar derivados de una escuela que se ha hecho ociosa, improductiva y poco atractiva a pesar de la inversión socio—educativa anteriormente señalada.

Particularmente pienso que esta compleja y hasta a veces inexplicable realidad, tiene que ver con la “mafiolización” del Estado- en todos sus niveles y estamentos-- heredado del pasado cuartorepublicano y poco transformado en estos 15 años de Revolución, lo que seguramente no ha permitido la transparencia debida en cuanto la administración de los recursos que se destinan para este ministerio y en consecuencia la eficiente aplicación de las políticas públicas en aras de detener el fenómeno de deserción escolar—por decir alguna debilidades-- de un porcentaje importante de nuestros estudiantes ( más de un millón según la viceministra Soraya el Achkar) que van a parar a las filas de la criminalidad al no ver en la escuela el incentivo para su formación y el espacio adecuado para iniciar su proyecto de vida.

Ante lo expuesto en nombre de centenares de estudiantes, docentes, padres y representantes, trabajadores, comunidad organizada, dirigentes honestos, quienes constituimos la reserva moral educativa, llenos de ideas, de buenas prácticas, de experiencias sociales, embargados de mucho amor y convicción por el legado del comandante y de todos los sembrados en esta lucha, nos unimos de manera enérgica e inequívoca a la convocatoria realizada por el joven ministro Héctor Rodríguez y su equipo nacional y regional, para hacer de la educación un instrumento de construcción de la Venezuela Potencia, plasmada en el Plan de la Patria, ante las pretensiones de quienes desde nichos burocráticos de viejo y nuevo cuño prefieren la continuación del fraude.

Chávez vive, la Patria sigue.


rebar2@hotmail.com









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