La Lógica de Maduro Vs el Establisment Universitario

¿Cuantas veces hemos visto criticar a un Presidente o una Presidenta porque “no entiende”? Uno mismo lo ha hecho. Recuerden cuando criticábamos a Bush quien tuvo que dividir el mundo entre los que estaban a su favor y los que estaban en contra suya “pa' entendelo”, como diría un comediante.  

En otro tiempo [1] nos tocó defender a aquel Hugo Chávez que comenzaba a explorar soluciones con su lógica revolucionaria: desafiar cualquier vieja solución que nos hubiera traído hasta aquella situación lamentable. No parece una estrategia demasiado elaborada, pero va al corazón del problema: el juego de intereses que mantiene al establishment. Lo tildaron de loco, claro, por “no entender” cómo se debía dirigir un país rentista e inventario seguro de recursos para el norte. Por fortuna, de tantas cosas buenas del Comandante, una de las mejores es que se defiende él mismo.

Ahora es el tiempo de Nicolás Maduro. Enfrentando una tormenta de ataques cada vez más sofisticados  que socavan la psiquis de las nuevas generaciones, al Presidente lo han tildado de ignorante porque en su currículum no figura un título de una universidad del establishment, como si figuran rimbombantes en la de los llamados líderes opositores. Es increíble como el establisment se las arregla para NO acreditarle a Maduro, cuando menos, esos 6 años y tres meses como Canciller de la República Bolivariana de Venezuela al lado del Comandante Chávez. Como si nada se hubiese logrado en ese periodo que no pudiera ser atribuido a una política exterior soberana perfectamente ejecutada, digna de varios títulos de doctorado, cuando menos uno para el entonces Canciller. Conocemos a varios dispuestos a canjear los suyos (que son del establishment).

Así es el establisment académico. Completamente disociado. No les importa la fractura entre el sentido y lo que dicen: “dijo. No hizo”, gritó arrogante una lingüista famosa hace poco, desnudando una cultura académica que se aferra a los símbolos, siempre que sean los suyos y siempre, también, invisibilizando los significados incómodos.

Nos duele mucho comprobar que no es solamente un asunto de oposición política o de pensar diferente. Es una manera standard de pensar que se cuela entre académicos incluso de este lado, como demuestra la dolorosa carta del Profesor Jorge Giordani. No puede uno dudar de su experiencia, de sus méritos o de la gravedad de sus denuncias. Ojalá pudiéramos ir en ello hasta las últimas consecuencias. Pero arremeter contra Maduro y acusarlo de no entender de economía y de falta de autoridad fue una soberana tontería, explicable por la emoción intensa que seguramente estaba sintiendo, pero también por esa arrogancia standard que nos inculca aquella lógica del establishment académico: “somos los que sabemos” (el “únicos”, queda implícito). Olvidó que un ministro de Chávez debe contar con el poder popular para establecer las verdades.  Como está tratando de hacer el Profesor Hector Navarro.

Pero Maduro no es un ignorante. Ni tonto. Ni loco. Respondió a Giordani como lo habría hecho Chávez y luego bajó el tono buscando conciliar. Ojalá lo logre, porque varios de los casi aludidos quieren aprovechar para hacer leña al viejo árbol, con motivos que obviamente no son muy puros. Esos sí son pendejos. Creen que el pueblo no se entera. A Giordani se le volaron las cotufas, pero incluso a los arrogantes hay que escucharlos, especialmente cuando denuncian corrupción.

El mismo día, casi con el mismo aliento con el que respondía a Giordani, Maduro colocó al frente del Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria a uno de los ministros más jóvenes que haya ocupado la cartera: Jehyson Guzmán [2]. Apenas tiene experiencia como profesor. Pero fue un líder estudiantil y ha hecho un enorme trabajo de consolidación de la base estudiantil como Viceministro. De Guzmán hay muchos cuentos, pero uno que podemos contar en primera persona es su conmovedora asistencia, en el Funeral del Comandante Chávez, a quienes hacíamos cola bajo el ardiente sol en los Próceres. Jehyson y su equipo, desde la tolva de una camioneta expuestos a ese mismo sol, repartieron agua y alimentos a quienes esperábamos por un último chance de ver al Presidente Eterno. Este es un ministro de carne, hueso y corazón.

Así que uno puede ver que Maduro está usando la lógica revolucionaria de Chávez para tomar decisiones: el mejor político y uno que quizás esté menos contaminado de la lógica del establishment, para ser ministro. A ver si eso nos aleja de la situación a la que hemos llegado.

La situación a la que hemos llegado es que al MPPEU lo controla, no solo la oposición a través del CNU, sino precisamente esa lógica del establishment que invisibiliza lo revolucionario y privilegia solo lo que le conviene. ¿Pruebas? Miren la última gaceta oficial [3].  Han sido autorizados una serie de nuevos programas de postgrado en varias universidades, incluso en las autónomas, algunos con la extraña “modalidad” semi-presencial que no está regulada. Es decir, al parecer podría ser suficiente montar una página web, un “moodle” con unos enlaces a pdfs, y así cualquier institución puede pasar de 500 estudiantes presenciales a 5000 “semis”, sin ampliar nada de su infraestructura y, lo peor: con-los-mismos-profesores, o quizás menos porque, claro, no todos saben usar “moodle”.  

Desde hace meses (¿años?) reposan en el Ministerio, invisibles al ministro o ministra seguramente, 1) un proyecto de resolución autorizando postgrados territorializados en el programa nacional de Educación Abierta, que por cierto, incluye acreditación de experiencias; 2) una propuesta ampliamente consultada (léase ARBOL y AVERU) para regular la educación a distancia con criterios territoriales ,  que impediría muchos abusos; y 3) una propuesta interministerial para el acceso abierto al conocimiento científico. Todas tienen que ver con la transformación revolucionaria de la educación universitaria. Todas “desaparecen del radar” cada vez que toca tomar decisiones. Se siguen tomando las decisiones del establishment. En esas condiciones, ¿Cómo vamos a “abordar el desarrollo definitivo”, la tercer tarea (de 8) que acaba de proponer el Presidente ante el congreso del PSUV? ¿A cuál sistema de escuelas se refiere? [4].

Antes de dejar la cartera Ministerial y como parte de uno de esos ejercicios de control de daños luego de las guarimbas (que debía hacer la oposición, no el gobierno), el entonces ministro del área Ricardo Menendez hizo un reclamo público a los académicos bolivarianos (que le agradecemos, porque reconoció que existimos): “le debemos un saldo organizacional al Comandante Chávez!”.

Lamenta uno tener que reportar que estamos atados de manos para saldar esa deuda. Con ese cerco ministerial, sin la mas remota posibilidad de una constituyente universitaria y sin energía aparente de este lado para procurar una nueva Ley de Educación Universitaria, el establisment continuará saliéndose con la suya con total impunidad.  Necesitamos la lógica de Maduro manifiesta en la acción de Guzmán. Necesitamos la lógica revolucionaria de Chávez.

jacinto.davila@gmail.com



Referencias

[1] Dávila, J. La Lógica de Chávez,  ¿trina y una?
http://webdelprofesor.ula.ve/ingenieria/jacinto/politica/la-logica-de-chavez.PDF  
citado en www.rebelion.org/docs/41354.pdf
y en ftp://209.61.204.47/Bitbliotecarob/Bitblioteca/bitblio/desiato/tres_logicas2.asp

[2] http://www.ubv.edu.ve/index.php/noticias/1254-designado-jehyson-guzman-como-nuevo-ministro-para-la-educacion-universitaria

[3] http://www.tsj.gov.ve/gaceta/julio/2372014/2372014-4032.pdf#page=44

[4] http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/presidente-psuv-propone-8-tareas-fundamentales-para-fortalecer-socialismo-bolivariano-hasta-2019/



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