La Educación: una asignatura pendiente

Desde tiempos de la Independencia, la educación siempre fue un tema de mucho interés y preocupación. Es bien sabido las permanentes discusiones que cinco ilustres venezolanos sostenían al respecto; Simón Bolívar, José Rafael Revenga (secretario del Libertador), Andrés Bello, Francisco de Miranda y Simón Rodríguez. En ocasiones las discusiones tornaba acaloradas, particularmente entre Bolívar y Rodríguez; Bolívar era partidario de la aplicación de un método denominado de Enseñanza Mutua o de Lancaster (Joseph Lancaster), que consistía en designar como tutores de lo nuevos estudiantes, a los alumnos aventajados del curso, en tanto que el maestro Rodríguez no gustaba de esa estrategia, porque según él, “el método de Lancaster es como la sopa de hospital que llena pero no alimenta”. ¿Quién tenía razón? Sin duda, los dos. Finalizada la guerra de independencia, el país quedó arruinado, con escasos recursos, pocos maestros y un analfabetismo considerable. Es probable que esa coyuntura llevara a Bolívar (por razones obvias), a inclinarse por el Método de Lancaster, pues había demostrado ser eficaz y extremadamente económico; en cambio Simón Rodríguez se inclinaba más por la calidad, lo cual es perfectamente comprensible.

La preocupación de Bolívar por la educación era enorme y tenía claridad de su importancia. De ello hay numerosas pruebas en sus cartas, decretos y discursos. Tuvo roce con el cálculo diferencial e integral, tal y como se desprende de la comunicación que enviara al director del colegio en Estados Unidos, donde estudiaba su sobrino Fernando. “… todos pueden aprender la geometría y comprenderla; pero no sucede lo mismo con el álgebra y el cálculo integral y diferencial”. Por otra parte, en el Discurso pronunciado ante el Congreso de Angostura dijo, entre otras, “La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una república; moral y luces son nuestras primeras necesidades”.  También en el Discurso de Angostura, Bolívar vislumbro a la república como una gran potencia, de lo cual expresó: “Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo, la prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me siendo arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del universo, extendiéndose sobre sus dilatadas costas, entre esos océanos, que la naturaleza había separado, y que nuestra patria reúne con prolongados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de emporio a la familia humana; ya la veo enviando a todos los recintos de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y de oro; ya la veo distribuyendo por sus divinas plantas la salud y la vida a los hombres dolientes del antiguo universo; ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios que ignoran cuan superior es la suma de las luces, a la suma de las riquezas, que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el trono de la libertad, empuñando el cetro de la justicia, coronada por la gloria, mostrar al mundo antiguo la majestad del mundo moderno”.

De  lo antes expuesto se desprende que en materia de educación, El Libertador encomendó y delineó las tareas. Hoy, a 195 años del Discurso de Angostura y visto la realidad actual de los acontecimientos, concluimos que los deberes no fueron cumplidos.

La educación es vital para el desarrollo de cualquier país y sin temor a equivocarnos, una de las áreas esenciales es la matemática; podríamos decir que hay un antes y un después de la aparición del cálculo infinitesimal (cálculo diferencial e integral), desarrollado por Isaac Newton (1642- 1727) y Gottfried Leibniz (1646-1716). Gracias a esta herramienta de la matemática, fueron posible los avances en física, química y biología; particularmente en física y más específicamente, la electricidad. Gracias a esta última, se concibe el mundo actual en que vivimos. El siglo XXI, será el siglo de la Física, Química y la Biología. El piso sobre las cuales estas se sostienen es, sin duda, la matemática.

García Linera, Vicepresidente de Bolivia ha mostrado singular claridad por el tema educativo y en una declaración en la prensa de palacio, estableció, entre otras: a) el poderío de una nación se sostiene en un excelente sistema educativo; b) hemos de formar más especialistas en matemáticas, física, química, biología e ingenierías, ahí está la clave del poderío económico de nuestro país”. Se entiende científicos -agregado nuestro-; c) el futuro y la riqueza del país se sostienen en conocimientos; adecuemos todas las condiciones para sustentar el poderío de nuestro país en el conocimiento, junto con las materias primas, es decir,  preparar la sociedad en los siguientes meses, en los siguientes años para adecuarnos a la sociedad de información el siglo XXI”; d) explicó: Japón no tiene materias primas, lo mismo Corea, Finlandia o Dinamarca, pero son sociedades que han logrado un poderío económico en base al conocimiento.

No repitamos los errores del pasado. Con toda seguridad, la inmensa mayoría de nuestra población puede pensar o imaginar que el mundo en el 2050, podrá ser más moderno y que tendrá características similares a las actuales. La realidad es otra; será un escenario dominado por la ciencia y la tecnología; tendrá efectos sobre las formas de producción, Salud, Energía, ambiente, servicios, seguridad y defensa nacional (militar), modos de producción, mercado, competencias laborales, transporte, comunicaciones, entre otros. Pero lo más preocupante son los efectos sobre la soberanía en independencia.

Los estudios prospectivos están hechos y se tienen escenarios probables del futuro próximo. Los países que aspiran engrosar la lista de “potencias” en el concierto de las naciones, están haciendo el trabajo y todo apunta a que el medio para lograrlo es a través de la educación con calidad, eficiencia y eficacia. En la medida en que nosotros como país, apuntemos al blanco de ese escenario y demos en la diana, en esa medida podremos ser una nación potencia y estaríamos haciendo honor a nuestro Libertado Simón Bolívar; es decir, cumplir los deberes. Eso requiere transformaciones profundas de nuestro sistema educativo; no solo en todas sus formas y modalidades, sino también en la gerencia, docencia, administración, diseño y dotación de la planta física. Nuestro futuro como nación potencia, dependerá de lo que hagamos hoy en materia de educación. En el área de ciencias, nuestros estudiantes tienen que desarrollar bases sólidas en matemática, Física, Química, Biología; esto se logrará dotándolos con herramientas capaces de generar y transformar el conocimiento en tecnologías. Una sociedad tiene poder, cuando tiene la capacidad de hacer.

¿Podemos ser un país potencia en el futuro próximo? Nuestra respuesta es sí, como ejemplo penemos al Sistema de Orquestas infantiles y Juveniles. Hace treinta años casi nadie imaginaba, ni se le pasaba por  la mente que nuestro país iba a ser una potencia en materia de música clásica; hoy es referente mundial y “El Sistema”, como globalmente se le conoce, es copiado por muchísimos países, incluido aquellos considerados cunas de la música clásica. De este Sistema de Orquestas tenemos mucho que aprender y nada que copiar, pues es nuestro; lo que tenemos que hacer es asimilarlo a la educación.

Se disponen de numerosas referencias en reserva que sustentan y amplían la información aquí vertida. Si alguna institución pública (Ministerios, Universidades, Institutos Tecnológicos y Centros de Investigación), tiene interés en intercambiar ideas, sugerencias y propuestas, sobre educación y desarrollo tecnológico, favor contactar a través de:

patrullero2021@gmail.com

El autor es: Lic. en Biología, Escuela de Biología Facultad de Ciencias UCV.

Dr. en Ciencias Biológicas, USB.

Profesor Titular, UNEFM, Coro Estado Falcón



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