Ethos, currícula universitaria y rebelión estudiantil ( I )

El “ethos”, entendido como el entorno estructural, compuesto por la familia, la iglesia, la escuela, la calle y el momento histórico, es el sitio que condiciona la formación de las apreciaciones éticas con las cuales los sujetos inician la construcción de su personalidad moral, en un momento histórico determinado.

De ahí que el ethos de los años 60 y 70 es diferente al ethos de este inicio de siglo. En los años sesenta-setenta. Había un optimismo mundial en la posibilidad de transformar el sistema capitalista hacia el socialismo. Este optimismo era el resultado del avance de las dos grandes corrientes sociales e ideológicas mundiales. El socialismo y la liberación nacional, concretizadas en el triunfo de la lucha por la independencia y liberación nacional anticolonialista de muchos países de África, como es el caso de Congo, Etiopía, Angola, Libia y otros. Se sumaba a esto los logros tecnológicos de la URSS en materia espacial, nuclear y en el desarrollo teórico de las ciencias.

Todo esto creaba, para muchos jóvenes, un ambiente social de cambio y transformaciónes revolucionarias y un soporte teórico universitario influenciado por la literatura marxista proveniente en su mayoría de los países socialistas de Europa y la URSS.

En América Latina, los universitarios salían a las calles a luchar contra el imperialismo y sus políticas guerreristas intervencionistas. “Yankis go home” !Imperialistas, Fuera de Viet Nam!. Se lanzaban no solamente consignas, sino también bolsas de pintura roja contra los muros de las Embajadas norteamericanas.

En las clases de filosofía se leía a Howard Selsam, G. Politzer, Konstantinov, a Engels Y Marx (El Capital, El Manifiesto del Partido Comunista, Dialéctica de la naturaleza, etc.). En economía, la Economía Política de Nikitin, En Psicología a Rubinstein y la Historia de la Filosofía de Dynnik.

Esta literatura y muchas más, en buena medida formaban parte de la currícula universitaria. Había una proliferación de organizaciones estudiantiles revolucionarias, que contaban con sus propias imprentas. Allí se publicaba literatura marxista, de Lenin, de Ho Chi Ming, de Vo Nguyen Giap Y Mao Tse tung. Si se salía a las marchas a gritar contra las dictaduras y a denunciar la Escuela de formación de dictadores y escuadroneros de la muerte instalada en Panamá (Escuela de las Américas desde 1946), por lo menos ya se había leído un poco sobre la literatura codmentada.

La actividad política revolucionaria de los universitarios compaginaba en muchas asignaturas con la orientación marxista que daban los profesores. En estos términos la currícula universitaria se encontraba influenciada por la práctica política revolucionaria y por la teoría marxista.

En ese encuadre, los universitarios más activos se forjaban bajo influencias teóricas marxistas y prácticas políticas revolucionarias.

De todo esto lo que menos se esperaba, era la existencia de estudiantes contrarrevolucionarios. El “ethos” era ese: revolución, antiimperialismo, pacifismo, solidaridad con los obreros y campesinos, alianza entre católico y marxistas. Surgieron muchos “intelectuales orgánicos”.

Ahí se fundió en unidad el ethos, la currícula y la práctica política revolucionaria, surgiendo de todo esto el fenómeno de la rebelión estudiantil anticapitalista, revolucionaria y marxista.

Entonces, cuando el momento histórico internacional se encuentra influenciado por la globalización, cuando de la currícula universitaria se ha expulsado el marxismo y se ha priorizado el nihilismo, lo que menos se puede esperar de las universidades es que surjan revolucionarios.

¿Qué hacer?


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Memo Fernández


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