Magisterio, VII Contrato Colectivo, impotencia y muchísima gloria

Un estado democrático y social de derecho y de justicia llegó de la mano del comandante supremo Hugo Chávez para enterrar entre otras aberraciones la perrarinización del hambre obrera y la sempitérrima agonía de los comités de bachilleres sin cupo del Padre Pedagógico. Ahora que aquellos tiempos son finados y que Venezuela arde de inspiración incluyentista por los cuatro costados y son cada día mayores sus logros endógenos expresados en proyecciones de organismos internacionales no precisamente chavistas  desde el punto de vista de la ingesta calórica, distribución igualitaria de la riqueza, crecimiento del PIB e Índice de Desarrollo Humano, solo un sector sigue remando contra la corriente gremialista culpable de sus tradicionales desaciertos: la clase docente. Estamos a la saga de todo. Las clínicas no aceptan nuestro HCM. No existen convenios para comprar ropa o artículos de línea blanca. Los vehículos, viviendas, becas y hasta los más elementales momentos de esparcimiento en cualquier centro destinado para tal fin están estrictamente sujetos a las leyes de los sorteos. Y conste: yo que me crié en un cerro allá en el estado Vargas, desprecio todo lo que tenga que ver con el azar.  No podemos proseguir estudios serios porque hay que tener muchísimas horas docentes en diferentes lugares, recorrer largas distancias y rendir para poder mantener a la familia. Y si nuestros hijas e hijos estudian en universidades, peor todavía. No existen convenios con universidades que nos permitan acceder a cursos a precios razonables y muchísimos ni siquiera sabemos lo que es Internet. Juan Pirela en su artículo Violación de la Contratación Colectiva del Ministerio de Educación http://aporrea.org/educacion/a170365.html reclama entre otras tantas cosas a que el incumplimiento ha sido sistemático, por ejemplo, no se cumple el aumento del 25 al 30 por ciento para los estudios de postgrado a nivel de maestría y de 30 a 33 para doctorado, tampoco se está cancelando, a quienes han alcanzado, en los últimos dos años, estudios de IV y V nivel. Lo mismo pasa, con los solicitudes de reclasificación del escalafón (docente I,II,III, IV, V y VI), la cual no se está ejecutando. Pero lo más doloroso es la cantidad de profesionales quienes mueren; y me pregunto a lo Serrat porqué nace la gente si nacer o morir a la espera de su jubilación cuando la LOT en su artículo 42 asegura que el personal docente adquiere el derecho de jubilación con veinticinco años de servicio activo en la educación (...), es indiferente. Hasta Mayo cuando introduje mi petición de jubilación, dizque éramos más de 8 mil en su totalidad. Y uno en medio de ese letargo de olvido oprobioso siente el tremendo decoro de ser tango y se deja cantar y ni se acuerda, que allá espera, el estuche. (Poema BANDONEÓN de Mario Benedetti).

Desde antes de vencerse nuestra VI Convención Colectiva precisamente este quince de septiembre del año en curso, nuestro salario social trae plomo IVrepublicano en las alas. Ojala nuestro comandante supremo pudiera interceder por nosotros para que logremos en esta VII Contratación Colectiva a discutirse esa Ley de Emolumentos que aniquile los contratos colectivos y que renueve la esperanzada fe socialista. Son muchísimas las deudas que el proceso revolucionario que hoy nos ocupa mantiene con los docentes del país sin dejar de considerar que el mismo es hijo legítimo de un magisterio inconforme e indócil. Pero volvamos los ojos hacia los gremios. Suscribo las apreciaciones del colega Alfredo Montilla en su artículo Salario Docente: como sal en el agua  http://aporrea.org/trabajadores/a171124.html cuando afirma que pareciera que se le está haciendo el juego a los factores fascistas de la ultraderecha dentro del gremio educativo, para que jueguen irresponsablemente a las desestabilización dentro y fuera del magisterio (...). Imponiéndose, insiste Montilla la urgente necesidad de derrotar la demagogia sindical, las políticas antisindicales, el paralelismo sindical, venga de donde venga, especialmente del Sindicato Nacional Fuerza Unitaria Magisterial (Sinafum) por estar su período vencido.  Acusamos el más espantoso estado de orfandad gremial que podamos vivir en tiempos de transformación y de cambios. Cero defensa. Demasiado olvido. Pero siempre esperanzados pués como sostenía reiteradamente el desaparecido General Müller Rojas: el socialismo tiene que solucionarle problemas a la gente. No me refiero al consumismo como expresión flácida de bienestar que nos asedia y contra el cual tenemos que luchar a fuerza de conciencia, sino más bien, a la obtención de un salario estrictamente social que en términos de equidad nos defina a todos como iguales ante la ley, y en consecuencia: No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona según reza el Artículo 21 de la CRBV.

La derecha aprovecha estos silencios criminales para sembrar desaliento inspirados en su patético egoísmo. Yo, que desde mis días del primer centro de estudiantes de Inglés en el Pedagógico de Caracas caminé entre plomo y peinilla al encuentro con ideas de redención y de justicia social, no cambio por nada el estado de derecho actual, las libertades  ni el grado de desarrollo que como nación hemos logrado. Pero urgen acciones que fortalezcan la unidad de los docentes y vuelvan a llenar las aulas de los pedagógicos con auténticos pensum de corte social y mayor matrícula estudiantil. Para finalizar acuñaré una lapidaria frase del Artículo El Chantaje de Roberto Hernández Montoya http://www.aporrea.org/medios/a167708.html con la cual espero llamar la atención en lo que respecta a esa justicia laboral que el magisterio venezolano tanto anhela Esos antecedentes patibularios imponen un pasivo al socialismo que lo hace intransitable para mucha gente, sea que genuinamente quiera salvar su responsabilidad ante posibles desmanes, hasta quienes estaban impacientes por desertar y no encontraban la manera.

Chávez vive. La lucha eterna del magisterio sigue.

El autor es: Profesor de Inglés. Liceo Bolivariano Mariano Montilla. Consejero de la Universidad Nacional Experimental Simón Bolívar. Ejecutivo Nacional.

anatera@usb.ve



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