Educar, educar con calidad!

¿Qué leerá el que no entienda los libros?

¿de qué hablará el que no tenga ideas?

...los pareceres, convertidos en opiniones,

han consagrado los mayores abusos...

Simón Rodríguez


Nuestro Comandante, artífice de la palabra, hecho palabra como dijo José Vicente, pero palabra-acción, tuvo ideas y acciones que se le parecían: Gigantes.

A conciencia sabía el valor de las palabras, su simbología, su significado en contexto, por eso dio nuevos nombres a cosas, hechos, conceptos "viejos". No por capricho ni soberbia sino por causa necesaria. Sabía que los términos, los símbolos, las instituciones, pueden estar al servicio del progreso o del statu quo y que en el marco de las viejas estructuras no puede surgir lo nuevo, que las flechas se dispararían, raudas y veloces, solo rompiendo el carcaj que las contenía. Lo vio en las oligárquicas universidades y creó otras, lo vio en el putrefacto sistema de salud privada y creó Barrio Adentro, lo vio en el Alca y creó el Alba, cambió el día de la raza por el Día de la Resistencia, volteó el caballo en el escudo, agregó una estrella a la bandera, el pilín león se convirtó en la Negra Matea y tantas cosas más. Se escandalizaron unos, se mofaron otros. Ríanse, pongan el retrato de Bolívar en el baño, quiten el nombre de Bolivariana a la República, que todos los cambios ya forman parte de nuestra conciencia, de nuestro corazón y son historia, presente y futura.



Tuvo nuestro Comandante, además, certezas con respecto a la educación y la lectura y proclamó, repitió esas certezas una y mil veces. Intentó decenas de acciones para mejorar la calidad de la educación y para promover la lectura. No tuvo eco y no tuvo ojo para escoger equipos expertos en educación básica. No se tuvieron en cuenta las enseñanzas de ese otro Grande que fue Simón Rodríguez, enseñanzas con plena vigencia. Pregunto ¿por qué entonces es parte del árbol de las tres raíces? Pregunten a los maestros quien fue ese magno filósofo, político, pedagogo y maestro. Casi invariablemente dirán que fue maestro de Bolívar y alguno que leyó la contratapa de algunas de sus magníficas obras dirá con conmiseración "pobrecito, estaba loco y fabricaba velas".



Digo que no tuvo ojo, y no lo tuvo, con los sucesivos equipos, incompetentes en materia de educación básica. Cuidado, no se trata de descalificar personas, valiosas en su área de competencia, se trata de cuestionar carencia de teoría y práctica en el difícil arte de educar párvulos y adolescentes. Qué enseñar y cómo hacerlo. No basta ser experto en gerencia, en ciencia y tecnología, tener altos estudios y ser profesor universitario. No basta que nos cuenten la historia "verdadera" si no nos enamoramos de ella, lo que lleva inexorablemente a investigar o sea, a LEER. Tengo un nieto pequeño que por diversas razones ha debido rodar por guarderías y preescolares públicos y privados por la geografía nacional.En uno solo de ellos la maestra leía diariamente cuentos a los niños, que como todos sabemos, es la manera de comenzar a amar la lectura: en el hogar y en la escuela.



Estos equipos, con más o menos éxito, se dedicaron a cosas "más urgentes" en las que sin duda, eran competentes: evitar los paros, limpiar nóminas, construir escuelas, producir millones de libros tan malos pedagógicamente y tan sosos que, aunque obligados digan lo contrario, los maestros no los usan. En materia educativa, razón de su quehacer teórico y práctico, no se formaron. Siguieron la moda extranjera ( Sabater, Freire), la moda autóctona (que respeto pero no comparto) para finalmente adherir a las Metas del Milenio, a la Unesco, a Cuba. Que me disculpe la querida y heroica Cuba, pero ni ella ni el mundo entero escaparon al hundimiento de la educación de mitades del siglo pasado. Particularmente desde "el fin de la historia" tema que analizó profusamente el recientemente desaparecido Rigoberto Lanz. En nuestro pais, no se entendió que cuando Simón Rodríguez hablaba de "educación popular", se refería a educación de calidad jeneral, para todos. Popular, no es para pata en el suelo, es para todos. Para todos, educación de calidad para las Metas de la Patria, no para las metas del milenio.



El Comandante nos deleitó con historias de su vida personal (no puedo dejar de mencionar que mi nieto cada vez más requiere que le cuenten lo que él llama "historias verdaderas". Dios, qué magnifica oportunidad de conocer sus raíces y el mundo!). Particularmente, nos ilustró sobre cómo llegó adónde llegó. Con la Academia y con los libros. Y no se cansó de repetirlo. Hasta su hermano Adán nos contó que todos los años era costumbre familiar regalarse libros.



Una educación de calidad, desde la cuna, es condición sine qua non para la construcción del poder popular. Y esto es un clamor popular. Se palpa, se oye en cada reunión popular con el gobierno de calle. El pueblo tiene avidez por aprender, porque no le han enseñado ni le han dado las herramientas para aprender. Es un pueblo politizado, más no con herramientas para empoderarse. La matemática está en todo decía el Líder. Y la historia, la geografía, la literatura y... saber interpretarlas y disfrutarlas y usarlas.

Da gusto ver a los estudiantes de cultura popular (Universidad! quién lo diría?) decir: cultura popular sí, pero de calidad. No hay arte "popular", hay arte o no hay arte.



El Comandante era un pedagogo formidable, único en su género. Pero educaba masas, jóvenes, adultos y ancianos.

Te oigo, Nicolás, clamar por el estudio, por la educación de calidad.



EN EL MORRAL DE CHAVEZ QUEDA ESO COMO TAREA PENDIENTE.





abril2013@gmail.com
 



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