La autonomía, la nueva UNELLEZ y Pedro Grima

Hace poco se definió una nueva UNELLEZ con el rector Pedro Grima Gallardo.
Pedro Grima es un destacado investigador de la Universidad de Los Andes,
con un doctorado en Física, miembro de numerosas instituciones científicas
nacionales e internacionales.

El doctor Grima viene dirigiendo desde hace dos décadas el periódico “La
Colmena”, el cual tiene su página Web. Consecuente con la revolución
bolivariana, el doctor Grima siempre ha buscado una posición desde la cual
luchar. Estuvo comprometido de manera frontal con la causa que lidera
Chávez desde que el 4-F se insurgió contra la mafia bipartidista de
AD-COPEI. Lo hemos visto batallar en las calle vendiendo periódicos y
libros de izquierda desde que era un muchacho; también en las plazas y en
los barrios, en los pueblos, en las negras épocas previas al 11-A y
durante el criminal paro de la oligarquía del 2002. Con Pedro Grima y el
doctor (químico) Juan Carlos Villegas se conforma el equipo que va a
dirigir el diario “Despertar”, el más combativo de aquel tenebroso y a la
vez revolucionariamente decisivo año 2002. “Despertar” era entonces el
único diario no escuálido de Venezuela, que llegó a las regiones más
apartadas del país, llevada de la mano del pueblo ansioso por leer y por
conocer los intríngulis, los métodos y acciones de la contra-revolución.
De modo que Pedro que llega con un gran experiencia revolucionaria,
académica e intelectual cuando asume el rectorado de la UNELLEZ. Desde el
primer día en que toma las riendas de este trabajo se empapa de cuanto
encierran aquellas 400 hectáreas con “gusanos” de asbesto (deteriorados
por el tiempo), cabañas abandonadas, instalaciones dejadas a la buena de
Dios, una extensa zona verde sin el debido mantenimiento, un zoológico y
mil depósitos de materiales, proyectos, convenios, programas y recursos
dormidos esperando para ser puestos en funcionamiento.
Quejas, injusticias a la puerta de su despacho.

Pedro llega y escucha, se reúne con obreros y estudiantes; asiste a
asambleas, dialoga. Visita todas aquellas instalaciones por las que
seguramente nunca un rector había pasado, o jamás se había detenido. Ve un
barrio que colinda con la universidad y ya piensa de qué manera integrarlo
al trabajo mancomunado con la sociedad. Todo hay que incluirlo, piensa,
porque la UNELLEZ debe ser la Barinas y todas sus otros tentáculos
desparramados por Portuguesa, Apure y Cojedes, que lucha, que aporta
conocimiento, que articula las acciones de las fuerzas vivas de todas
estas regiones. Una autonomía para la amplitud, para el amor por
Venezuela, por su integración productiva, por la solidaridad hacia las
clases más pobres y olvidadas. Una universidad de las mano con las
Misiones. La universidad que va a las comunidades y que se hermana con
ellas para aprender de ellas. Una universidad que habrá de crecer por su
contacto con el pueblo, y que ansía conocer cuál es el conocimiento que se
debe impartir en nuestras aulas y la investigación para de allí afrontar
las inmensas calamidades que nos agobian.

Pedro transforma un presupuesto de 200 millones que había para adquirir
una flota de carros, en recursos para editar libros y hacer una sólida y
respetable librería universitaria. Las llamadas universidades poderosas
(UCV, ULA, LUZ) habrían considerado un atentado a la autonomía si a alguno
de sus rectores se le hubiera ocurrido esto que está haciendo Pedro Grima.
El rectorado de la ULA, por ejemplo, a cinco pasos de la plaza Bolívar de
Mérida, se enorgullece por mostrar una flota de lujosísimos carros, que le
da a ese vetusto edificio el aspecto de uno de esos hoteles cinco estrellas
de la Riviera francesa.

De qué otra moral ha impregnado esas universidades autónomas a la mayoría
de sus graduados sino de un campanudo desprecio por lo propio, de una
ridícula arrogancia que los hace creer que por sus investigadores ya son
Supremas Vacas Sagradas del saber; seres que viven de aeropuertos en
aeropuertos sacándole cuantos recursos pueden a la institución y la
realidad, hoy, nos dice que durante 40 años no se produjo sino pavorosos
pelotones de médicos egoístas e inhumanos, ingenieros o arquitectos faltos
de conciencia en la defensa de nuestro ambiente, abogados amantes de la
falsedad y de las injusticias. Yo cuando converso con un estudiante de la
Misión Ribas o de la Misión Sucre, por su entusiasmo de aprender siempre
considerando de qué manera en función de lo que aprende pueden servirle al
país, sé que vale mil veces que más todos esos PPI categoría IV
envanecidos en sus genios, petulantes, engreídos y enamorados de sus
bolsillos, de sus bonos extras, de las jugosas compensaciones que reciben
por sus peroratas, prebendas y viáticos. Cualquiera de los dedicados
estudiantes de la Misión Ribas, por su amor a su país, sé que nos aportan
más que todos esos científicos bañados en reconocimientos cuyos “paper” no
acaban por aumentar en un ápice el desarrollo, la moral, la soberanía y
nuestra fortaleza humana. Después de 40 años graduando “genios”, nos
encontramos a una Venezuela endémica, caótica, desorientada, sin industria
ni producción científica propia, sin estímulo para enfrentar la espantosa
corrupción que la devoraba. Ni un lápiz fue capaz de hacer, para poder
justificar las cataratas de dólares preferenciales que recibió.

Hoy la UNELLEZ ha eliminado el cupo, acabando con ello ese pernicioso
negocio que tiene su trono en la ULA, por ejemplo. Todo el mundo sabe cómo
se tasa en la ULA el ingreso de una buena camada de estudiantes que no
tienen el promedio que se les exige para su ingreso. Pero ese vil negocio
del cupo también forma parte de esa podrida y degenerada autonomía que se
acopla de manera fabulosa con los partidos, con las pequeñas taifas y
mafias que pululan alrededor de los rectorados; íntimamente ligadas con la
banca, con la oligarquía y con las transnacionales. Es la autonomía que
eleva a rectores a negociantes de fórmulas, horribles mediocres que jamás
se han leído un libro y que jamás han preparado una clase, y que violentan
como les viene en gana la Ley de Educación Superior autoproclamándose
doctores cuando no lo son. Es la autonomía del despojo, de la ignorancia,
de la audacia producto de esa misma ignorancia y del chantajismo más
cruel. Una autonomía sustentada sobre el miedo de unos profesores que no
se atreven a pensar y a actuar por sí mismos y cuyos ascensos,
promociones, reconocimientos, dependen de los apoyos grupales en los
consejos de Facultad o en los consejos universitarios. Aberración y
autonomía en esas universidades son una misma cosa. De modo que esos
equipos rectores trepan, reptan muy bien, a costa de la holgazanería, del
negocio, de la cobardía y de la inseguridad académica de muchos de sus
profesionales. Equipos que para ganar compran votos, dan buenas fiestas y
tasan los puestos de acuerdo a los tratos sustentados con los padrotes del
clientelismo y el caciquismo.

Nada de esto existe ni existirá de ahora en adelante en la UNELLEZ.







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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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