Inflación con salarios rezagados. Guerra pro-estanflacionaria

La inflación con desempleo es una atípica contradicción o descomposición orgánica sufrida por la Economía bajo determinadas condiciones causales que por ahora no detallaremos. Sin embargo, la suba sostenida de precios inflacionistas con rebaja de salarios pareciera responder al mismo fenómeno estanflacionario[1] aunque con piquete al revés[2].

Las absurdas e impertinentes pretensiones de rebajas salariales y de anulación de reivindicaciones de vieja data que viene asomando el empresariado nacional e internacional pudieran estar respondiendo a la enorme deuda impaga que los patronos arrastran, en Venezuela, por ejemplo, desde hace casi 75% de último siglo, un pasivo que buscan ocultar por su envergadura, en caso de que prospere una demanda laboral contra los empresarios que jamás han reconocido la paga completa de los salarios, además de oscurecer el inocultable hecho de las subas inorgánicas de precios por parte de los empresarios sin distingo de su rango.

En Venezuela ha venido instalándose una suerte de fiebre de especulaciones indetenibles, aprovechando la baja productividad de unos capitalistas pobres en dotes empresariales, una baja efectividad de nuestros tribunales, por excesos protocolares y procedimentales, de la propia Fiscalía nacional y hasta del mismísimo Poder Ejecutivo que se ha mostrado muy elástico en materia de regulación de costos y precios. Este último ha venido usando paliativos para un mal que desde años viene ameritando una urgente terapia intensiva de amplio espectro.

Así, el pasivo que arrastra la mayoría de los patronos venezolanos y extranjeros sitos aquí es de mucha importancia numérica, y serían los mismos patronos o deudores a quienes les convendría limpiar sus cuentas a fin de lograr una mejora en la productividad de su personal. De hecho, ningún trabajador puede trabajar contento y con mayor entusiasmo con un patrono que le adeuda y no le paga correctamente.

Porque, además de los intereses económicos[3] que se hallan en juego con estas subas de precios, la contracción de la demanda por rentas deprimidas con dichas subas de precios, la pérdida del poder adquisitivo de toda la población trabajadora, activa, y jubilada, perfectamente pueden asimilarse a una contracción macroeconómica del empleo de mano de obra en términos del poder global de compra de todos los consumidores actuales.

Esa asimilación nos permite identificar la presente guerra como proestanflacionaria no ya sobre la base de un menor número absoluto de trabajadores contratados y activos, sino de la suma de los salarios recibidos y pagados con salarios de menor poder de compra para un mismo número de trabajadores.

18/1/2017 7:27:01 p.m.


[1] Estancamiento + inflación, de allí: estanflación en la versión del economista vulgar Milton Friedman, personaje procroclive al manejo de la teoría monetarista con la que todos los apologistas y sus seguidores pretenden justificar las fisuras inevitables que viene sufriendo el sistema burgués y que involucra países desarrollados y menos desarrollados ya infestados con la semilla del capitalismo. Apologistas del capitalismo que suelen omitir que el trabajador también se desarrolla y que, en lugar de prepararse para salir del juego como debe hacerlo la clase explotadora, por el contrario, es muy capaz de asumir el control de toda la economía en la cual ya los propios capitalistas y economistas burgueses van dejado de ser protagonistas principales.

[2] En ese caso, un viejo y sedimentado proverbio dice: El mismo musiú (monsieur) con diferente cachimba.

[3] Mal puede hablarse de intereses políticos cuando los beligerantes sean los empresarios que se sienten empobrecidos por las pérdidas de oportunidades económicas propias del antiguo poder político que hasta hace unos 3 lustros aprox. conservaban de manera absoluta y excluyente.

 

 



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Manuel C. Martínez


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