Algunos atavismos bancarios con rezago del Estado

Los atavismos suelen ser archivos mentales indelebles y más difíciles de eliminar con cada uso que hagamos de ellos[1], salvo que su eliminación y remplazo de nuestra conducta cotidiana sea "más rentable" sobre las ventajas ya experimentadas con los hábitos que van llenando nuestro cerebro.

En el caso que nos ocupa, estamos frente a un tipo de empresa que presta el mejor privado servicio público a toda la economía nacional en favor del mismo Estado[2] en lo nacional, estadal y municipal como entidades burocráticas, pero además a las personas jurídicas y naturales que actúen como empresas productivas o como intermediarios así como a otros miembros de la propia banca y a todos los ahorristas familiares.

Entre otras características no menos relevantes está su bajo giro comercial en cuanto a capital inicial: Un mobiliario de monto mínimo al extremo de que si los bancos modernos pudieran usar el banquito [3]de los arcanos cambistas medioevales y proburgueses, con ese mueble les bastaría para sus elementales servicios que podemos reducir a recibir dinero de terceras personas, prestarlos con creces bien garantizadas[4] o invertirlo en otros valores comerciales y hasta un posible algo más..

Con la introducción del dinero mágico, ficticio o bancario-cheques y valores afines: tarjetas digitales, fianzas, etc.-su mobiliario se limita a escritorios y computadoras, maquinitas de cálculo, bienes de escaso valor en relación a los ingentes valores dinerarios que suelen manipular a su antojo con un mínimo de control estatal mediante bancos centrales cargados de los mismos vicios que atávicamente suelen heredar hasta ahora de generación en generación[5]. Unas leyes y disposiciones financieras transnacionales que si bien nacieron para garantizar una paz más duradera (1945), luego fueron torcidas unilateralmente en favor de los más fuertes sobre los más débiles como hasta ahora seguimos presenciándolo.

La arquitectura bancaria se ha caracterizado por ser del menor tamaño posible y, por mucho que le suba su plantilla de usuarios siempre mantiene un notorio rezago[6], ya que mayor demanda de servicios sólo se le traduce en mayores ganancias obtenidas y obtenibles con todo el más barato servicio que pueda prestarles a sus clientes[i], por aquello de los "mínimos costes y mayores ganancias".


[1] Podríamos asimilarlos a espátulas que mientras más las usemos, mejor responden con el propósito para el que fueron hechas.

[2] De un tiempo para acá y en favor de la empresa privada y hasta apara reducir el empleo burocrático, el Estado o los gobernantes de turno optaron por delegar en la banca privada la paga salarial, uno de los más rentables, seguros y eficaces mecanismos de dependencia del Estado ante el capital privado nacional y extranjero.

[3] En ellos, cual buhonero vendiendo llamadas desde celulares, los pioneros de actividades "bancarias", daban cuenta inmediata de las variatísimas conversiones intermonetarias de los comerciantes en los puertos de marras.

[4] Mientras la banca presta dinero a buen resguardo, generalmente con hipotecas (reipersecutoriedad), el ahorrista lo hace sin más garantía de recuperación que su buena fe en el banco de su preferencia que termina arrogándose el papel de prestador de servicios bancarios" a cambio de los préstamos recibidos-depósitos-por sus ahorristas y el compromiso escrito de reintegrarlos cuando estos lo soliciten bajo las condiciones bancarias que todavía en Venezuela todos conocemos por su deficiente calidad. (El mundo al revés", diría un connotado filósofo y contemporáneo escritor latinoamericano), o la garantía de alguna protección extrabancaria que el Estado tenga a bien mantener en beneficio de ambos: de la banca y del ahorrista en caso que el banco no pueda cancelarle sus ahorros.

[5] Por algo poco favorable para el pueblo, esos bancos centrales fueron impuestos por la Organización de las Naciones Unidas.

[6] Algunos bancos privados y públicos siguen prestando servicios cuyo acceso, de partida, excluye a las personas de tercera edad (muchas escalinatas con altas pendientes; cajeros apelotonados que irrespetan la privacidad del usuario, excesos notorios de días no laborables)


[i] Advertencia al Ministerio de Planificación y Finanzas, y para consuelo de los algunos empresarios privados de solidaridad con el pueblo. No olvidar la partida presupuestaria que de ahora en adelante deberá figurar como estimado automático para garantizarles JUGUETES GRATIS a los niños que esta Navidad los han recibido, ¡y mire que bien recibidos por todos!, de perogrullo, menos por quienes fueron objeto de medidas gubernamentales prestablecidas. Salvo que los ingresos familiares, ya mejorados a su salario justo, les permitan comprarlos y no seguir siendo marginados con obsequios del Estado, por aquello de las respetables honrillas familiares. Valga la anécdota pertinente: Un diputado patriota fue interrogado por sus zapatos y corbatas suntuarias, cuyos precios no se compaginan con la dieta de ahorro burocrático y parquedad de los gastos familiares: muy brillantemente, el diputado respondió que ojalá que todos los venezolanos pudieran usar como parte intrínseca de la cesta básica todas esas prendas y mercancías afines que llamadas lujosas sólo están al alcance de los las persona privilegiadas de esta sociedad desigualitaria en solvencia por excelencia.

 

 



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Manuel C. Martínez


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