Banco Agrícola de Venezuela

Carta abierta a Nicolás Maduro y a Castro Soteldo

Muchos de los que trabajamos en las instituciones dedicadas a la atención al campesino, lo hacemos con un amor incalculable, inimaginable para aquellos que meten en un solo saco a todos los trabajadores públicos. Muchos de nosotros hemos llegado hasta estas instituciones por diversos motivos pero, vean bien, los que nos hemos quedado es por el afecto hacia ese sujeto que nos da razón de existencia y, por sobre todo, por el vinculo que genera el entendimiento del sector, es decir, el entendimiento de la realidad campesina, del día a día que enfrentan y padecen aun hoy muchos campesinos pequeñísimos que, pese a todos los esfuerzos de la revolución y de nuestra Gran Misión Agro Venezuela, siguen padeciendo la dictadura del terrateniente, del que monopoliza el conocimiento o los insumos agrícolas.

Hemos sabido mantenernos junto al campesino y asumir las diversas tareas que la revolución nos ha dado en cada una de sus etapas. Hemos recuperado tierras, levantado fundos, entregado el capital semilla para el más pequeño, nos hemos mamado las verdes y las maduras porque el rostro campesino, y esa carga que el campo tiene y que nos antecede y sobrepasa, nos ha dado la fuerza, la esperanza y la certeza de que un mundo mejor es posible, y más en socialismo.

En cada una de las etapas en las que hemos estado acompañando al Comandante Chávez y ahora a usted, camarada Nicolas Maduro, se nos ha respetado y se nos ha dignificado. Bien recordamos el año 2011 cuando en diciembre el Comandante Chávez realizaba el balance de nuestra Gran Misión, y ese aplauso que pidió para nosotros, aunado al gran mensaje que valía, y vale hoy, más que un millardo de salarios juntos. Siempre se nos reconoció, con Elias, con Loyo, con Yvan e, incluso, ya se nos reconoce con usted, camarada Castro Soteldo. Sin embargo, hay matices que no podemos, como camaradas y revolucionarios que somos, dejar pasar.

Justo hoy, cuando la derecha arrecia en su afán por destruir la revolución y hacerse del poder, toda vez que destruye los avances y logros que en materia de lo social y económico hemos alcanzado, se nos intenta torpedear desde adentro. Precisamente hoy, cuando la revolución demanda de la mayor de los esfuerzos por mantener la unidad, la cohesión de las fuerzas revolucionarias, la disciplina de todos y cada uno de nuestros cuadros, se nos impone en la dirección de una institución tan importante como el Banco Agrícola de Venezuela, a un elemento que, con todo respeto, no sabemos a qué intereses responde ni con qué fines ha llegado. Hoy, cuando el campo, bastión indiscutible de la revolución, centro de donde ha emergido lo más puro y fiel del proceso revolucionario, nos pide con mayor vehemencia atención, le ponemos al frente el desacierto, la desventura, la improvisación. Y entre todo esto, nosotros, los que enarbolamos las banderas del Comandante Chávez en cada rincón del campo y sus instituciones, se nos vilipendia, se nos trata como roedores, y se nos impone el vejamen como nueva practica de una dirección propia, hija y garante de capital explotador.

Nosotros, la fuerza emanada de la idea y el esfuerzo del Comandante Chávez, es decir, el poder trabajador organizado en función de formar, organizar y movilizar en pro de la revolución, no permitiremos un insulto ni una burla más. Así, pues, exigimos al Ministro del Poder Popular para la Producción Agrícola y Tierras, Castro Soteldo, y muy respetuosamente al Presidente Obrero de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolas Maduro Moros, que se declaren el rebelión aun y en contra sus mismos posibles errores y, actuando en consonancia con los intereses del pueblo, soliciten la desincorporación de la ciudadana Yomana Koteich del Banco Agrícola de Venezuela, por todo lo antes expuesto y, por sobre todo, actuar de manera antirrevolucionaria desde una institución parida por el Comandante Chávez.

consejodetrabajadoresdelcampo@gmail.com


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