El Nobel de la Paz, sin parar un tiro

Sorpresa mayúscula, y no porque el Premio Nobel, sus administradores, se caractericen por mostrar dosis de imparcialidad u objetividad, o buen tino; pero es obvio que pese a los exabruptos, el Nobel es un reconocimiento que goza de prestigio y, sobretodo, genera siempre una expectativa a nivel planetario. Y sin duda que el presidente Obama, creo que así lo reconoció, fue el primer sorprendido con el anuncio.

El, más que nadie, sabe que -por ahora- no ha hecho nada trascendente en el camino hacia lograr un mundo sin guerras; no ha pasado de ciertos gestos o de algún circunstancial discurso “bonito”, simplemente ha sido ´o es, una cuestión de matices, pues hoy el imperio sigue con su misma política guerrerista. Su “gran garrote” sigue cayendo hoy sobre Irak, donde el ejército invasor no ha sido aun repatriado, pese a ser esa retirada militar, una de las razones históricas por las que el pueblo estadounidense votó por Obama. Distinto a Bush, todavía Obama no se diferencia en la praxis, ni en los métodos, solo en el discurso. Y lo peor: lo quiere sacar de Irak para llevarlo a Afganistán y hasta a Pakistán.

De hecho, las fuerzas militares estadounidenses siguen creciendo en Afganistán, bajo el cínico ropaje de la OTAN, sembrando muerte y destrucción a ese sufrido pueblo, en nombre de la “seguridad nacional” de EE.UU. y donde la consigna es aumentar y aumentar los contingentes, mandar más y más jóvenes estadounidenses a un conflicto militar en un país invadido y ocupado, situado a miles y miles de kilómetros de sus hogares, en aras de….sabrá Dios.

Y tampoco, Obama muestra resultados concretos en cuanto a la solución de los problemas que enfrenta el pueblo palestino (teniendo EE.UU. la fuerza y el poder para propiciar un arreglo definitivo y justo). Y qué decir de la decisión del Pentágono, que se supone Obama como Comandante en Jefe dirige, de clavarnos -en Nuestra América- siete bases militares en Colombia, más otras cuantas en Costa Rica y Panamá; más la -no revertida- decisión de restablecer y mandarnos la IV Flota a vigilarnos, o a algo peor. O Guantánamo, o lo ocurrido en Honduras y el papel de los militares gringos acantonados en Palmerola. Y será que mantener el bloqueo inhumano a Cuba ¿es un acto de paz?. ¡Qué des-concierto!.

No hay duda que la expansión militarista estadounidense en Suramérica responde a los mismos propósitos que lo ocurrido en Irak. Buscan tener las facilidades y justificativos para, en su momento, intentar -no lo lograrán- tomar por asalto recursos estratégicos que cada vez serán más escasos. En el caso suramericano, apuntan al petróleo, el agua y el oxígeno, abundantes por suerte en toda la zona amazónica y caribeña, en razón de su cacareada “seguridad nacional”.

Obama tiene, o tendrá, que mostrar, demostrar, que él es el “change we need”, que él es otra cosa, distinto. Pero aun no lo ha hecho. Siguen las expectativas, siguen las dudas….seguimos con la disyuntiva de….. “¿los dos Obama?”.

En fin, sorpresa mayúscula, la que propinaron los suecos, que se hicieron los suecos al dejar por fuera a dignos merecedores del galardón en cuestión. Pero bueno, consumado el hecho, ojalá que sirva de detonador, que sirva para meterle presión a Obama, para que clarifique posiciones, para que se venga al “eje del mal”….que ayude, de verdad, a construir otro mundo posible, a impulsar los grandes cambios económicos, políticos y sociales que demanda la humanidad hoy para su supervivencia.

Claro, quizás los suecos hayan buscado, ojalá no ilusamente, con el otorgamiento del nobel de la paz a Obama, anticipar acontecimientos, o loables deseos. Recordemos que la Academia sueca le otorgó, años atrás el premio nobel de la paz a Gorbachov por haber “liquidado al imperio soviético”. ¿Será que ahora se lo dan a Obama, en anticipo, para que él liquide al imperio estadounidense?

Si es así, buenísimo. Que desmonte entonces esa maquinaria belicista y explotadora incrustada en su país, que entierre al imperio y de nacimiento a una gran nación estadounidense humanista y solidaria; que ayude de una buena vez a cerrar las venas abiertas de América Latina; que contribuya constructivamente a preservar el planeta, a hacer un mundo de iguales, a abatir la pobreza. Quizás es mucho pedir. Entonces, por ahora al menos, que simplemente escuche a John Lennon y haga suya la consigna: “give peace a chance”, novel presidente…y premio nobel de la paz. Bolívar Vive y Sigue.


josesoto59@hotmail.com


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