Es verdad que hay gobiernos constitucionales corrompidos también; pero al paso que los gobiernos constitucionales tienen que cuidarse porque deben asistir a unas elecciones y pueden perderlas si hay democracia verdadera y votan las personas, entonces se abstienen, hay un freno en la denuncia pública, hay un freno en la libertad de expresión, hay un freno en las elecciones que se suceden cada dos años; pero cuando se trata de una dictadura, roban no millones, roban 10 años, 15 años, 20 años y hasta más años, nadie los acusa, nadie los denuncia, porque no puede, nadie los refrena y nadie los sustituye. Fidel Castro….

De lo que formalmente fue lo que llaman la IV Republica nos separan por lo menos  dos décadas de democracia, hasta la entrega del poder a Hugo Chávez en el antiguo Congreso Nacional de 1999, presidido por Luis Alfonzo Dávila. Fue una democracia imperfecta, corrupta,  y todos los epítetos que se le quiera endilgar, pero democracia al fin.

Sin embargo, en esos años hubo represión, torturas, incluso campamentos antiguerrilleros, Yumare, y Cocollar. Todo esto lo traigo a colación por la novela de Miguel Otero Silva sobre la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Y el recordarlo de eso se trata su obra. Donde se narra la historia de cinco personas: un médico, un periodista, un barbero, un capitán, y un tenedor de libros, que compartieron prisión en la misma celda, donde recordaban todo los abusos a sus derechos humanos sufridos en los calabozos de la Seguridad Nacional ejecutado por sus esbirros.

En dicha obra se desarrolla un nuevo libreto, la ya muy conocida de Honorio, que es la que le dio el título a esa obra. Donde el hijo del barbero, a quien todos los de esa celda conocen,  y comienzan amarlo por los relatos de su padre. Y así se encariñan con aquel niño, y diseñan estrategias para ayudarlo cuando salgan de prisión. Sobre él niño según la novela se esconde un secreto muy grande, que lo analizaran los que hayan leído esa obra, y el cual  es revelado en sus páginas finales,  el 22 de enero de 1958 a media noche la dictadura empieza a caer, siendo efectiva la madrugada del 23,  y ahí finaliza el libro. Traer a colación la novela Honorio de Miguel Otero Silva, donde se  demuestra con hechos,  cómo en situaciones muy adversas,  la solidaridad,  y todos los valores ciudadanos se presentan con demasiada fuerza, y donde es necesario abrazarse con fuerza a algo: una idea, un proyecto,  a lo que sea, para poder triunfar, y sobrevivir políticamente, como es el caso de Nicmer Evans, que en una forma muy personalísima, y el cual hay que respetarle su decisión, cuando dijo que estampará su huella para activar el referendo revocatorio, por lo que es acusado de traidor por el fundamentalismo estalinista, y fascista bolivariano, que por los ataques públicos que recibe, pareciera que lo quieren ver en las llamadas tumbas del SEBIN.

Esto lo traigo a colación, por los relatos en esa obra de las torturas a las que fueron sometidos los prisioneros en la Seguridad Nacional. Con mucha filigrana, Miguel Otero Silva, describió los despiadados, crueles e inhumanos tratos por parte de los esbirros de aquella SN. La lectura  de esta obra por su crudeza pone los pelos de punta. Donde se utilizaban como tortura el caucho con hojillas donde colocaban a los prisioneros, los planazos, quemaduras con cigarrillos, cortes de agua,  y luz, torturas muy infames.

En ése libro se cuenta lo que sucedió en esas celdas; narrado por los presos, donde relatan  por qué los detuvieron, y torturaron; y el estado de sus conciencias.

Este libro tiene un gran valor moral e histórico hoy, y lo traigo a colación por las detenciones del SEBIN,  ya que mediante las múltiples denuncias recogidas por algunos medios de comunicación, donde se refleja su actitud excesivamente represiva. En pleno siglo XXI no deben repetirse en la Venezuela Bolivariana: los crímenes, detenciones, y horrores de la dictadura de Pérez Jiménez, que después golpee la conciencia de los que amamos la libertad, y la democracia, este libro es de indispensable lectura, el que hay que releer, para enterarse de lo despreciable que son las dictaduras, y que el poeta Tarek William Saab como Defensor del Pueblo, debe tener a siempre a la mano.