Escribe que algo queda

Hablando de inseguridad

A según cuentan en la tierra de este escribidor, se vienen dando varias guerras que a diario nos mencionan a través de los medios públicos del estado venezolano, y que a juzgar por los últimos acontecimientos, las estamos perdiendo todas. Una de ellas y la más famosa es la guerra económica, otra la guerra comunicacional y la del imperio que contra ataca con sus aliados por el mundo contra nosotros. Pero hay una guerra sin cuartel, declarada, salvaje, incruenta, cruel, bárbara que llevan adelante el hampa, los malandros, la delincuencia común o los pranes, contra la sociedad venezolana, contra las policías y cuerpos de seguridad del estado (200 funcionarios policiales muertos en lo que va de año).

Cada día nos sorprenden los crímenes más abominables, nadie escapa de su inexplicable sed de sangre, de violencia, un día le toca a un sacerdote, otro a una actriz con toda su familia y al siguiente a un general de la patria, luego viene un educador, a quien le sigue un comerciante, y después un muchacho a quien asesinan por robarle un par de zapatos. En un año se suman más de ciento veinte mil las víctimas en hechos de sangre (120.000 2015). La solución no se ve a la vuelta de la esquina, el hampa cada día más envalentonada, zonas de paz, territorios liberados y los toques de queda impuestos por los delincuentes son los escenarios propicios para verter la sangre de los venezolanos.

El liderazgo político del gobierno y la oposición tocan el asunto de ladito, por la tangente, como quien no quiere la cosa, cuando deberían de al menos en este asunto ponerse de acuerdo ya que el hampa cuando ataca no distingue color político. Ahora, como creo que estos personajes son sordos, porque con algunos de ellos he hablado y pareciera – a juzgar por sus caras y respuestas- como si les estuviera hablando un extraterrestre y de las cosas que suceden en otro planeta y no en esta Venezuela mía que no es de cuarta ni de quinta sino de primera. Voy a escribir aquí algunas cosas que creo deberían hacerse ya, sin esperar nada, antes de que sigan cayendo inocentes a manos del hampa. Abogados, psiquiatras, psicólogos, criminalistas, sociólogos y sesudos analistas a diario se debaten entre cuales son las causas que originan tan altos índices de criminalidad en el país. Yo con la idea de que algún gran ………… con poder lea esto y tome algo que pueda servir para revertir tal situación propongo lo siguiente: Supongamos que ya los policías fueron bien formados, excelentemente seleccionados, vergatariamente dotados con los más modernos equipos, armas y vehículos para poder cumplir con su misión, que también fueron depurados y mejorados sustancialmente en sus reivindicaciones laborales entonces implementar algunas medidas de emergencia: Una política de recompensas y si es posible pagada en dólares. Ej. 100.000 dólares por el famoso picure, 80.000 por cabeza de hacha, 50.000 por el fúnebre y así pare de contar, establecer un precio por la información que conduzca a la captura vivo o muerto de los delincuentes más buscados. Acompañado de una campaña de cine, radio, prensa y televisión. Saben que va a pasar, que a los dos días estos asesinos no tendrán donde meterse porque su misma gente los entregara. En la misma tónica, en vez de creer que la gente es pendeja para cambiar un arma por una bolsa de comida, ofrecer también altas sumas de dinero por la información o entrega de las armas, por ejemplo 5.000 dólares por fusil, 4.000 por pistolas y 3.000 por revolver entregado.

Existe un cuarteto demoniaco y responsable de la mayoría de las víctimas fatales, que al juntarse producen muerte y terror; las motos, las armas, las drogas y el alcohol. En materia de motos, así se arreche más de uno conmigo y se lo dije hasta el vicepresidente Jorge Arreaza en su momento quien me vio como a un extraterrestre por eso sé de qué les hablo. Prohibir, la importación de partes, repuestos y motos de China durante un periodo mínimo de 5 años, así como el ensamblaje de las mismas en el país. Diseñar una política para sustituir las motocicletas a gasolina por motos eléctricas, esto traería grandes beneficios; menos accidentes viales, menos contaminación, menos gastos de combustible, menos muertes de personas para robarles la motocicleta.

El 80 % de los homicidios se comete desde una moto, y por muchachos que apenas alcanzan la mayoría de edad. Incrementar la edad para obtener la licencia de dicho vehículo hasta los 21 años. Establecer como pena accesoria a todos aquellos que obtengan sentencias definitivas por haber cometido delito usando como medio para tal fin una motocicleta, que nunca jamás al cumplir la pena puedan obtener licencia para tal fin. Establecer restricciones en cuanto al uso de las motocicletas, tomando en cuenta; horarios, vías de circulación, cantidad de personas e indumentarias que identifiquen a los motorizados, motocicleta que sea detectada o involucrada en la comisión de algún delito deberá ser destruida totalmente.

En cuanto a las armas, prohibir de una buena vez y para siempre, el porte de armas a todos los ciudadanos investidos o no de autoridad. Si conociéramos las estadísticas de los funcionarios policiales y militares asesinados para quitarles un arma cuando están de civil, o fuera de servicio, o de aquellos quienes las pierden o las botan producto del descuido, embriaguez y otros factores sin contar el caso de los que se las prestan a los delincuentes para que cometan sus fechorías. Sabían ustedes que el 30% de los homicidios se comete con un arma que tuvo un origen o una procedencia legal en algún momento. Es decir un arma que fue comprada, permisada, asignada a alguien y que por algún motivo llego a manos del hampa. Hagamos un ejercicio si durante el 2015 hubo 120.000 homicidios en el país y el 30% se cometió con armas de procedencia legal es decir que 36.000 personas fueron asesinadas con estas armas. Lo que quiere decir que si eliminamos ya el porte de armas para todo el mundo –excepto funcionarios en servicio- le podemos salvar la vida a unas 40.000 personas por año. Mientras tanto, le seguimos dando la pelea con otras estrategias a las armas que ingresan de contrabando y por los caminos verdes. En la próxima entrega les dejare saber mi opinión con respecto a drogas, licores y otras políticas que deberían implementarse ya. Me despido a lo Kotepa: “Escribe que algo queda”

 

josegzambranoa@hotmail.es

 



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