Inseguridad: la tercera cara de la misma moneda

La guerra que libra el movimiento popular y revolucionario contra el imperialismo es multi táctica, pluri espacial y no convencional. El enemigo se mueve en varios escenarios a la vez, al mejor estilo de la guerra de guerrillas. Usa su arsenal propagandístico para torcer la realidad de los pueblos, manipulando sus mentes con el propósito de hacer del esclavo, portador y defensor de las ideas esclavistas. Hace del control absoluto de los medios de producción una trinchera para caotizar la sociedad, manejando a su antojo la distribución de alimentos, medicinas y bienes de consumo, bajo el principio que reza: Del estómago al corazón, hay una cuarta. Y como una asombrosa tercera cara de la misma moneda, importa los formatos de la violencia paramilitar colombiana para incrementar los niveles de criminalidad y golpear aún más el estado de ánimo del pueblo.

Sabotaje económico, Guerra mediática y Siembra de violencia. En este contexto “informal” se desarrolla la política “formal”, donde se opone el modelo de liberación nacional y construcción del socialismo al modelo capitalista; lo cual sería en apariencia “normal” en el marco de la democracia que le permite al pueblo elegir, de no ser por las aristas de un complejo cuadro de lucha de clases.

En los últimos tres años se puso de relieve el tema económico con la crisis del modelo rentista y se agudizó la guerra de propaganda contra la Revolución Bolivariana a escala internacional. El liderazgo chavista centró su atención en esos dos escenarios, a los que asistió con poca claridad y torpeza operativa, sufriendo en consecuencia una derrota parcial.

Es posible un levantamiento de las fuerzas populares luego de este revés; sobre todo si se transciende a un modelo productivo con participación popular y se despliega una ofensiva político-comunicacional desde los movimientos sociales y los medios no convencionales. Sin embargo, otra cara de la moneda que no estamos viendo en este momento, viene dando frutos a la estrategia de la oposición desde hace mucho tiempo: La criminalidad y la violencia.

Los índices de inseguridad y sobre ello, la percepción de inseguridad en Venezuela, es un boquete por donde se desborda a raudales la confianza del pueblo hacia el proyecto revolucionario. Asesinatos, secuestros, atracos, robo de vehículos, venta y consumo de drogas y sicariato, son algunos de los más representativos hechos delictivos del país que tienen su origen en el modelo capitalista (Exclusión social), acentuado por la promoción desmedida de antivalores en los medios masivos (Narconovelas), por la importación de formatos criminales de otros países (caso Finca Daktari) y por la ausencia de planes eficientes en materia de seguridad ciudadana. Es decir, tanto gobierno como oposición son responsables del fenómeno.

Es evidente el incremento del hampa organizada desde las cárceles con los afamados pranes, ante lo cual se creó un ministerio que pareciera quedarse corto en su ofensiva. No negamos los esfuerzos para mejorar las condiciones en materia de infraestructura, pero el régimen de control de las cárceles, o de su mayoría, sigue en manos de delincuentes equipados con armas de guerra que imponen sus propias leyes.

Según la Fiscal General Luis Ortega Díaz, durante 2014 se registraron 18.600 muertes violentas en el país, cifra alarmante que tiene un triste correlato en el uso de la propaganda morbosa en los medios de comunicación privados. Cuadro que se complica y expande con la corrupción de amplios sectores del sistema judicial que dejan en libertad a la mayoría de estos criminales, para que sigan matando impunemente.

¿Qué sería de Venezuela si la revolución no hubiera triplicado la matrícula universitaria? ¿O si no se hubiera alfabetizado al pueblo y masificado los libros, el deporte y las prácticas artísticas? No vacilo en pensar que estaríamos a nivel de países como México y Colombia corrompidos por el narcotráfico y el crimen organizado a todo nivel.

Sin duda, este proceso ha elevado la dimensión humana de nuestra sociedad, pero los vicios vigentes del antiguo régimen, la siembra de violencia por los enemigos de la patria y la torpeza del mismo gobierno, han permitido el desarrollo de este lamentable fenómeno que será usado por la derecha para seguir debilitando la credibilidad de Maduro y continuar el plan de erradicar por completo el movimiento chavista.

Urge relanzar un programa integral de seguridad ciudadana como la Gran Misión a Toda Vida Venezuela y el Plan Patria Segura. Urge aplicar la fuerza del estado para frenar la criminalidad en el país. Con la misma audacia que se pretende salir de la crisis económica debemos actuar para proteger al pueblo, impedir que lo atraquen, lo asesinen o extorsionen. El gobierno debe invertir en tecnología y equipamiento, debe mejorar las condiciones de los funcionarios policiales y garantizar la cantidad mínima requerida para la población nacional, debe además revolucionar el sistema judicial y ponerse al frente en la lucha contra el hampa en todas sus formas. Debe hacerlo pronto y con sus mejores cuadros, de verdad.

Que salga de la gaveta el Movimiento por la Vida y por la Paz, el sistema de Cuadrantes, el Patrullaje Inteligente. Que la OLP actué de manera simultánea en todo el país y se profundice una política de protección en las fronteras.

Mientras avanzamos en la solución de la crisis económica la derecha agudizará la siembra de violencia y el asedio mediático. No nos extrañe que el vil asesinato del periodista de izquierda Ricardo Durán, se use como símbolo para evidenciar una sociedad altamente insegura con vulgares niveles de impunidad. Urge actuar en todos los frentes con la misma contundencia. La guerra es en diversos formatos, no nos clavemos en un solo lugar. Revolución es movimiento, hacia adelante, desmontando lo malo y sembrando lo nuevo.


*Escritor y Político.

@paradaliteraria

paradacreativa@gmail.com


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