La Generación de Oro y La Masacre de Ayotzinapa

En los Juegos Olímpicos de 1968 en México, finalizada la carrera de los 200 metros, los atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos, medalla de oro y de bronce respectivamente, alzaron su puño envuelto en un guante negro mientras comenzaba a sonar el himno nacional de su país. Con esta acción los dos atletas negros sacrificaban sus fulgurantes carreras deportivas para denunciar la segregación, maltrato y asesinato de sus hermanos de raza por la discriminación racial en los Estados Unidos.

Esta célebre señal de protesta por los derechos civiles de los negros estadounidenses, que identificó la lucha del Black Power por la igualdad de negros y blancos, fue un mensaje directo a las élites blancas dominantes de USA: las minorías afroamericanas no estaban dispuestas a servirles para pelear sus guerras o ganar sus competencias deportivas, tenían voz propia y actuarían con todos sus derechos.  La noticia recorrió el planeta y los ojos del mundo voltearon para ver la tragedia de las familias negras estadounidenses, la acción cumplió su objetivo.

Desde hace algunas décadas, México fue convertido por el gran capital internacional - al igual que Colombia - en un Narco estado criminal, que auspicia grupos paramilitares, parapoliciales y criminales, para enfrentar la creciente oposición popular a sus políticas neoliberales y subordinadas al imperialismo norteamericano.

Así, las oligarquías nacionales han pretendido crear ejércitos paraestatales y criminales para cercenar las bases de apoyo populares, del campo y la ciudad, de los movimientos revolucionarios insurgentes (campesinos, obreros, estudiantes, guerrilleros, indígenas, etc), que día a día resisten y avanzan con más fuerza contra las políticas neoliberales.

Los recientes asesinatos en Iguala, estado de Guerrero, conocida como “La Masacre de Ayotzinapa” – donde tres de las seis víctimas mortales y cuarentitrés desaparecidos son de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa - convulsionan la opinión pública internacional y revierten la indiferencia de la sociedad mexicana frente a la violencia.

Ayotzinapa, ha generado una nueva crisis en el frágil gobierno de Enrique Peña Nieto, este recurre a las corporaciones mediáticas y a los "Juegos Centroamericanos y del Caribe" para lavar la cara de su criminal gobierno. A la vez, intenta justificar ante la opinión internacional, la mayor militarización y represión en Veracruz y sus estados aledaños, para garantizar la paz de los juegos. Silenciar la protesta estudiantil y desalojar al pueblo de la calle, es su verdadero objetivo.

 

Un comunicado del movimiento ciudadano mexicano por la justicia de Ayotzinapa-Iguala se pronuncia contra la celebración de los "Juegos Centroamericanos y del Caribe" en Veracruz, declarando su desacuerdo desde la pluralidad de la lucha política y asumiendo prácticas pacíficas y civiles, en los siguientes términos:

“Solicitamos la comprensión y sensibilidad de las delegaciones que tienen programado visitarnos, y exhortamos a los atletas, y a la población en general, a que se unan a nuestro reclamo. Sabemos que estos eventos entrañan ilusiones para los deportistas. Pero si alguna delegación condena públicamente la acción violatoria del Estado, en solidaridad con la crisis humanitaria que envuelve a nuestra entidad, será acreedora de nuestro más profundo reconocimiento”.

El comunicado concluye declarando el carácter de estos juegos, como socialmente agraviantes e inoportunos y los cataloga como: “Los Juegos del Hambre, Sangre e Injusticia”.

Voces de México y del mundo claman por justicia para el pueblo mexicano. Los ojos están puestos en los atletas de las delegaciones rebeldes de América Latina y el Caribe, esperan la condena contra el estado criminal mexicano, tal como se expresa en el comunicado. Ruegan por un nuevo Smith, otro Carlos, ansían un acto de rebelión, un saludo, un silencio, un puño en alto, un guiño, un grito, una señal, una consigna, un gesto contra ese espectáculo olímpico que esconde el dolor por Ayotzinapa, el dolor por México.

La generación de oro venezolana está en México, una disyuntiva se agita en sus cabezas: Competencia o Solidaridad. La gran mayoría de los jóvenes atletas revolucionarios se debate entre la fidelidad a la competencia olímpica y la solidaridad con Ayotzinapa y el pueblo mexicano. Sus resultados los veremos en los próximos días en Veracruz, no solo en medallas, sino en la opinión pública.

En Caracas, el rumbo lo marcaron los atletas Rubén Maza y Marvin Blanco.

 “Y es cierto, Ayotzinapa, es un instante que sigue sucediendo, cada día, cada tarde, cada noche, la tristeza y el dolor infinitos de esas madres, como Letty, Lupita, o Margarita Santizo que fue a morirse sin encontrar a su hijo desaparecido y pidió ser velada frente a la Secretaría de Gobernación, en un último deseo, quizás, de hacerle saber a la autoridad, lo que significa ese instante que sigue sucediendo, en un país que no presta atención”.

Rossana Reguillo Cruz

 

frenzel.hernandez@gmail.com



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