Yukpa: etnocidio e impunidad en Perijá

Me proponía escribir esta semana sobre la generosa iniciativa presidencial de acoger temporalmente niñas, niños y adolescentes palestinos; pero fui emboscado por la noticia de que 5 de los 6 sicarios que mataron al cacique Sabino Romero, fueron sentenciados (premiados) con siete años de prisión.

En total van doce asesinados, desde el anciano padre de Sabino, hasta Cristóbal, testigo clave del ajusticiamiento del cacique, pasando por otros dos hijos de la martirizada cacica de Kuse “Anita”, a quienes los torturaron y les sacaron los ojos. Todos impunes.

Este pueblo indígena ha sido vilipendiado por la prensa burguesa, manipulado por clérigos hipócritas, manoseado por terratenientes racistas, calumniado por voceros políticos desinformados, dividido por burócratas ineptos.
Sólo Chávez hizo la diferencia. Mandó restituirles los “hábitats” despojados -al menos una parte- lo que está crudo aún, y creó un ministerio para que velara por resarcirles el daño de medio milenio, lamentablemente con muy mediocres –por no decir nefastos- resultados.

Todavía cuando una “india” requiere un curetaje por aborto y un niño yukpa es picado por serpiente, y tienen que ser trasladados a Maracaibo, o cuando no tienen alimentos allá en la Sierra, quien lo llama a uno pidiendo ayuda es el misterioso Lusbi Portillo, un “conspirador” que salió a la calle a enfrentar las guarimbas, mientras ciertas autoridades “bolivarianas” almorzaban con los guarimberos.

Es malísima esta noticia que trasluce benevolencia para quienes asesinaron con premeditación, nocturnidad, alevosía, con el agravante de su condición de funcionarios policiales, cuyas armas se las dio la Patria para proteger a la población. Tampoco debe soslayarse que en el mismo atentado, intentaron matar a Lucía, la esposa del cacique, y a su pequeño hijo.

Como patriota me preocupan los escandalosos niveles de impunidad con su secuela de envalentonamiento del crimen, así como las consecuencias para los Derechos Humanos; más, cuando es notoria la participación de agentes del Estado en este irracional proceso de exterminio de la familia caribe yukpa.

Para colmo, nada se dice de la autoría intelectual, los financistas y facilitadores, que si se investigaran, seguro se encontrarían relaciones sorprendentes.

Cuando la “Masacre de Kasmera” a comienzos de 1994, tres yukpa murieron por los fusiles de la IV República. Los acusaban de talar cuatro palos y fueron castigados con “pena de muerte”, mientras las mafias de italianos y otros extranjeros deforestaban –con la venia de MinAmbiente y el generalato de turno- media Sierra. Por entonces publiqué un texto titulado ¿Cuánto vale un indio?

De verdad, ¿cuánto vale?


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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

 caciquenigale@yahoo.es      @IldefonsoFinol

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