Palestina ¡Detengan la matanza!

La limpieza étnica que ejecuta Israel contra Palestina es una voltereta histórica. Ayer, el pueblo judío fue perseguido, asesinado, torturado y sometido por la “elite” hitleriana en nombre de una superioridad racial, absolutamente cuestionable. Hoy, ejecutan contra una población indefensa los mismos procedimientos conque fueron rechazados y humillados.

Falsamente repiten la historia en que la humanidad se pronunció por un ¡Nunca más!
Para defenderse del militarismo hitleriano y su política genocida los judíos construyeron sus propios túneles, había que guarecerse del Tercer Reich para preservar la vida, como lo hace ahora Palestina en la Franja de Gaza; un pueblo sin armas ni ejército, a pesar de la maquinaria militar sionista, saben que luchar por su territorio es luchar por su dignidad, por su libertad, valores que dan sentido a la utopía humana.

Israel traiciona con su actitud los postulados más hermosos de una lucha llevada a cabo contra el nazi-fascismo; al romper gira contra su historia, sin importar nada. Y su cúpula dirigente, invasora y genocida golpea el más alto valor del pueblo palestino: defender su territorio, ultrajado por el invasor. Que traición a los millones de judíos caídos en la lucha contra el nazismo, llevados bajo engaño a los campos de concentración y luego a la cámara de gas.

El rostro del nazi-fascismo se encuentra en Israel. Ya nadie cree en su predica del antisemitismo y del holocausto, ellos se han encargado de enterrar su pasado.
Palestina es un ghetto como el de Varsovia. Y Benjamín Netanyahu la copia al carboncillo de Heinrich Himmler, Jefe de las SS del nazismo y su plan de Solución Final, dirigido -esta vez- a exterminar palestinos.

Israel, desde 1948 con su “Guerra de Independencia”, invade un territorio que no le pertenece. La Comunidad Internacional cedió un territorio para un Estado Árabe (1946), permitiéndoles a los judíos la posibilidad de vivir en armonía y desarrollar sus potencialidades por la persecución de la cual fueron objeto a lo largo de la Segunda Guerra, sin que ello significara vulnerar los derechos civiles y religiosos de otras comunidades. Hicieron caso omiso de este mandato y desencadenaron un conflicto para hacerse del territorio y construir su nación en tierra Palestina.

Aquel pueblo sufrido, execrado, estigmatizado, olvidado, acechado por los pogromos es el verdugo de Palestina, quien le tendió la mano en circunstancias adversas, antes y después del holocausto.

Las graficas con niños, hombres, mujeres y ancianos muertos, inocentes tratando de escapar de los bombardeos por aire, tierra y mar y del “arrase del césped” es una prueba dolorosa del genocidio. Destruir escuelas, hospitales, mezquitas, tumbar los tendidos de luz, dejar sin agua ni servicios a la población, el ataque contra las instalaciones humanitarias, el personal médico y la población civil es una afrenta a la ONU. ¡Detengan la matanza!

El Estado judío es criminal, su ejército ha perpetrado con el silencio europeo esta matanza, esta carnicería humana, ha cometido crímenes de guerra y tiene que el Consejo de Seguridad de la ONU, someterlos a la justicia internacional por transgresores de los DDHH.

Qué Dios permite que se tenga una conexión espiritual por el nacimiento, por la raza, por las leyes de la genética. El pecado de los palestinos es haber optado por un Dios, cualquier sea la forma que le concibamos, para hacerse libre ante la injusticia.
Qué Dios permite tanta atrocidad contra un pueblo preso dentro de un guetto. O acaso ha de sucumbir ante el poder mediático, económico, financiero y militar del sionismo que representa una amenaza para el mundo.

ccracagomez@gmail.com


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