Respuesta necesaria a los miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana

Días atrás, Monseñor Diego Padrón, Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (C.E.V.) leyó a través de los medios de difusión social algunos de los puntos o acuerdos a que llegaron las profundas reflexiones sobre la situación política, económica y social del país y a las conclusiones a las que llegaron los miembros del C.E.V.

De una primera lectura del documento completo se desprende una discreta y solapada posición sesgada y sectaria de parte de los miembros de la cúpula eclesiástica; así como una marcada posición política antigubernamental, la misma desde que el pueblo llevó a Chávez al ejercicio poder. Ahora es contra Maduro. La preocupación que manifiestan es política no religiosa, por los intereses de los ricos no por los intereses de los pobres, por el dios capital de este mundo que por el Dios de los oprimidos, por intereses sectarios no por intereses comunes. Piden paz abstracta, pero su discurso es de violencia, dando la espalda a la justicia.

Del contenido de los trece puntos expuestos en el documento oficial se desprende el uso de los siguientes términos: “grave violencia”, “nefastas restricciones”, “brutal”, “represión”, “amenaza”, “violencia verbal”, “destrozos”, “impunidad”, “asesinatos”, “criminalización”, “torturas”, “angustias”, “crisis”, “especular”, “encender violencia”, “fuerza”, “rebeldía”, “gravedad”, “desangrar”, “derrumbe”, “indiferencia”, “muertes”, “sufrido”, “lloran”, “odio”, “zozobra”. El uso de estos términos no se justifica en ningún sector, mucho menos en los que creyéndose “representantes de Cristo en la tierra” quieran construir la paz para todos y todas.

Una lectura más cuidadosa del texto nos lleva necesariamente a desmontar una por una las falacias a la que apelan los constructores de la paz para pedir paz:

En el primer apartado, los obispos de la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, que no son todos los obispos y arzobispos que componen la Conferencia, espero que no sea por temor a la disidencia de alguno de ellos y con mayor objetividad, lo cual por otra parte no lo creo. Cuatro o mejor dicho cinco piensan y toman decisiones en la que la mayoría o todos deberían participar, en un cuerpo colegiado como este la disidencia es un riesgo, ya que estos piensan en bloque, al unísono, el interés es el mismo, “la salvación de las almas”. Pero ellos están preocupados por la violencia nefasta que se ha desatado en el país, pero no hacen referencia a quienes la ejercen y la mantienen con consecuencia nefastas para la vida.

Para ellos la culpa de la violencia la tiene la implementación del “Plan de la Patria”, el cual ha sido atacado por la oposición con los mismos argumentos, o mejor dicho, los miembros de la C.E.V utilizan términos similares a los de la oposición, lo cual los convierte en opositores con rango eclesial. La articulista Mariadela Linares, (pág. 32. 2014) articulista del diario Últimas Noticias, el domingo 6/4/2014 en su artículo Guarimba Episcopal señala: “Otra vez aparece la Conferencia Episcopal Venezolana para alborotar al avispero. Acusar al gobierno de Maduro de totalitario por hacer del Plan de la Patria una ley, no solo es una incitación al golpe andante, sino evidencia una mezquindad suprema frente a los cinco postulados, de contenido inobjetablemente humanista.” La imposición de este Plan según los obispos es un atentado contra la democracia, cuando resulta que el gobierno revolucionario a dado muestras “in extremi” de vida democrática, la democracia nuestra paso de ser representativa a una democracia participativa y protagónica. Una libertad de expresión para todos y todas, llevada a su máxima expresión, por ejemplo, al presidente Chávez le “sacaron la madre” (todos sabemos lo que eso significa en nuestra cultura) en un programa de televisión, y el que se la sacó y la que lo permitió en su programa siguen campantes y ejerciendo su libertad de expresión.

En el apartado número tres dicen los obispos: “Los estudiantes y otros manifestantes pacíficos, ejercen su legítimo derecho, previsto en la Constitución, y merecen, por tanto, todo respeto” ciertamente así aparece escrito en la Constitución, lo que no dice es que estas sean violentas. Pero son “pacíficas” las siguientes manifestaciones: Hay una brutal manifestación “pacífica” de la protesta por parte de los “estudiantes” que crean guarimbas, queman carros, edificaciones del Estado, una de ellas de la Misión Vivienda que tenían un prescolar con más de ochenta niños, incendian medios de transportes, incendian universidades y bibliotecas, queman gandolas con toneladas de comida para el pueblo, centros médicos asistenciales para el pueblo, y sobre todo y lo más triste es que esa violencia desmedida a dado lugar a la muerte y asesinato de más de treinta venezolanos y venezolanas. ¿Cómo se llama a esta forma de manifestar señores obispos, tenemos acaso que respetarla?

“Las manifestaciones pacíficas señalan los señores cardenales se han visto empañadas por infiltrados que buscan desacreditarlas y provocar la condena de las mismas”. Que descaro e inmoralidad, defienden la protesta “pacífica” y por lo tanto es fácil identificar al culpable de que las protestas hayan dejado de ser pacíficas. El culpable de tanta violencia es el gobierno.

“Reiteramos nuestra firme exigencia de que el Gobierno desarme a los grupos civiles armados” dicen los obispos, y nos preguntamos: ¿a cuáles? A los que matan, queman, colocan guayas, siembran terror, a los “pacíficos” a quienes hay que desarmar señores.

“Lamentamos los asesinatos de civiles y de Guardias Nacionales ocurridos en las manifestaciones. Queremos recordar que el valor de la vida es absoluto y Dios lo protege con el quinto mandamiento” Con este enunciado se ganaron el cielo. A lo primero a lo que tenían la obligación moral de hacer referencia en este documento era precisamente al valor de la vida, la vida es el “principio valido universal” sostiene Dussel, pero no solo este autor, para Dios el valor supremo es la vida, y nadie tiene el derecho a quitarla. La pérdida de la vida de más de treinta venezolanos y venezolanas no es producto o consecuencias colateral involuntaria de los “manifestantes pacíficos”, ellos son responsables directos, porque sus actos ocasionaron la muerte de estos hermanos y hermanas. ¿Acaso la perdida de estas vidas no tienen valor o son necesarias para que los manifestantes logren sus objetivos?, ¿Cuál vida defienden ustedes?

Me imagino que Uds. tienen tiempo para leer la prensa escrita (todas) no solo El Nacional o El Universal y ver la televisión, (todos) no sólo Venevisión y Televen, para tener una visión clara y objetiva de las noticias y puedan así hablar de libertad de expresión o de que el pueblo este bien informado. Voy a seguir haciendo uso de mi imaginación, creo que leen dos periódicos y ven dos canales de televisión. Y en estos la información sobre la situación del país es manipulada, sesgada, tergiversada, transformada en desinformación.

En el estado Táchira, en particular en San Cristóbal, hay elementos particulares que distorsionan la “protesta pacífica de los estudiantes” me refiero a los traficantes, a los que se les acabo el negocio redondo que tenían llevándose para Colombia la comida de los tachirenses y venezolanos, otro factor son los narcotraficantes, que se aprovechan de la situación para cometer sus delitos y los paramilitares que vienen traídos por alguien desde Colombia para colaborar con los pacíficos manifestantes. Como llevarles combustible, sin que las gandolas sean robadas o retenidas por los “manifestantes pacíficos” y ocasionen con ello una tragedia mayor, se les ha llevado comida pero han quemado camiones con toneladas de comida, pero a pesar de ello el gobierno regional y nacional no han abandonado al pueblo del Táchira y en particular a los habitantes de San Cristóbal. El gobierno ha tomado desde noviembre del año pasado medidas contra los especuladores y los usureros que querían con su guerra económica desangrar al pueblo con los precios exorbitantes que le estaban colocando a todos los bienes de consumo y de servicio; para ellos no hay criticas ni exhortación. Con la ley de precios justos, el gobierno ha evitado que la pradera se incendiara.

Dicen los obispos: “El Gobierno se equivoca al querer resolver la crisis por la fuerza. La represión no es el camino. Con ella no han podido evitar las manifestaciones de protesta ni dar respuesta al descontento y la rebeldía de la gente. La salida de la crisis es clara: el diálogo sincero del Gobierno con todos los sectores del país, con una agenda previa y condiciones de igualdad” el Gobierno Nacional ha llamado insistentemente al diálogo y la oposición no ha querido asistir, porque si lo hace los “estudiantes pacíficos” se levantarían contra ellos y perderían más gente de la que ya han perdido por no tener valentía y coraje para asumir posición ante tanta barbarie por parte de sus seguidores. El Gobierno ha sido sincero y honesto desde un principio, los que no han sido honestos desde el dos mil dos hasta hoy ha sido precisamente la oposición, que quiere llegar al poder por asalto y no por los votos como se hace en democracia. No tienen propuesta, no tienen proyecto de país, no tienen un trabajo que les haga ganar espacios de poder. El diálogo es sin agendas previas, sino con la palabra que se construye en el encuentro honesto. Por otra parte, la iglesia (jerarquía) se ofrece como mediadora del conflicto construido, pero lamentablemente no posee ni la moral, ni la ética, ni la honestidad, ni la ecuanimidad necesaria para mediar ya que ella ha obrado siempre a favor de una de las partes, y no me hagan decir cuál.

Finalmente, la Iglesia católica como institución de todas y todos los creyentes católicos no puede caer en el error de la inclinación hacia algunos de los lados de la balanza, Dios no le pertenece a nadie en particular, Dios es de todos/todas, tengan cuidado, no sea que Dios por sus actos termine cuestionándolos así como cuestionó a los escribas y fariseos en Mateo 23: 27.Cito: “Ay de vosotros escribas y fariseos, hipócritas, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia”; y en Mateo 23:28 “Así también vosotros, por fuera parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad”.

jgiralico@gmail.com
Profesor universitario.



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