La Impunidad de Pascuali sin el anillo de un tal Guigues

En su último artículo, Pascuali, entre citas falsas, despliegue de su manida erudición y escritura enrevesada, atrapa a sus lectores con cifras sobre muertos asesinados, para luego iluminarlos con su oscura disertación sobre la impunidad.

A manera de síntesis; escribe entre comillas, frases que atribuye al comandante Chávez y al presidente Maduro. Señala que la falta de eficiencia para aplicar la justicia es debido a órdenes expresas del gobierno. Puntualiza que hay laxitud en la imposición de sanciones, que se ha cambiado la pena por sermones y políticas de desarme. Indica que se ha creado un nuevo derecho que firma armisticios con los malandros, además de no reprimir bandas, a las cuales el mismo gobierno le ha permitido que roben armas; un gobierno que no sube cerros a perseguir malandros por no perder popularidad y que mimetiza el problema con Planes por la Paz y la Vida, y Diálogos. Según las cifras de este señor 95% de los asesinatos se originan en el cerro, que es, según él, territorio electoral del rrrégimen; de ellos el 92% queda sin sanción lo cual señala como una curiosa coincidencia que eso suceda en el territorio electoral.

Esta opinión que hoy reseñamos, es una reafirmación más de la proterva de este señor. El análisis descubre que los argumentos utilizados son una mezcla de cosas que pueden ser reales, con frases inventadas y otras que sí se han dicho, pero en diferentes contextos y que no están relacionadas con lo que él pretende explicar, pero que le son muy apropiadas para hilvanar fantasiosos descubrimientos sociales con el hilo artesanal de angustiantes conclusiones políticas.

Su estilo sofista utiliza formalmente lo que se necesita para dar la impresión de manejo del tema: hace referencias a Platón, Kinssinger y frases en latín para explicar conceptos que sus lectores conocen; por el contrario no considera pertinente señalar cuándo y en qué discurso el comandante Chávez declaró lo que él, con simples comillas señala; lo mismo sucede con cada una de las declaraciones que le atribuye al Presidente Nicolás Maduro.

Léase la última oración del primer párrafo, allí se dice todo. Este confuso escrito está hecho para dos cosas: una, establecer que hay una gran matanza en el país, la cual es apoyada por el gobierno; dos, para denunciar que la libertad que los medios tienen para comunicar, la cual es poca, (nótese que no dice libertad de expresión ni de expresarse) les es arrebatada a PATADAS por el presidente Maduro.

La libertad de expresión reconoce en su concepción lo que debe ser incluido y lo que debe ser excluido. A objeto de preservar la seguridad o el orden público algunas veces los gobiernos podrían regular la expresión de opiniones; asunto inadmisible en Venezuela donde tal libertad ha sido ha sido utilizada como el anillo de Guigues: para no ser responsable por lo que se dice, lo que se oculta, el montaje de noticias sazonadas ahora con el uso perverso de la tecnología, audios y videos falsos, y redes que son convertidas en fosas sépticas narcisociales, para los efectos del momento.

Por años hemos soportado los venezolanos esa forma de supuesta comunicación: un opinar desde un solo lado, realizado sobre la base de material hecho a la medida para apoyar razonamientos, luego la alianza con un medio poderoso que lo publica como parte de la libertad de expresión, toda una faena donde hay linchamientos de ideas, asesinatos al honor, atropellos de personas, forjamiento de realidades.

Con total impunidad han pasado la vida muchos comunicadores ejerciendo violencia simbólica en los lectores. Con total impunidad se manipulan las ideas y los sentimientos de terceros. Los manipulados repetirán sus argumentos y conseguirán seguidores. Los que descubrimos sus falacias y falsedades no tenemos los medios potentes y los megáfonos que ellos sí manejan.

Yo preguntaría a opinadores y comunicadores si no creen tener algún parecido con ese tal Guigues, que poseía un anillo que lo ocultaba de sus fechorías. Los ciudadanos debemos buscar las maneras de que el ejercicio de la libertad de expresión no se haga sobre la base de falacias y mentiras. Deberían existir organizaciones del poder popular, colectivos comunicacionales, que trabajen el desmontaje de las tropelías opináticas e informáticas de los comunicadores y sus aliados, los medios. Organizaciones que tendrían derecho a réplicas en horas estelares de transmisión o en primeras páginas de diarios presuntamente serios así como de pasquines calumniadores.

Dentro de unos días veremos a muchos tratando con su pluma de colocar en el anillo de impunidad, a los que en este momento son presuntos causantes de muertes y desmanes ocurridos recientemente en todo el territorio nacional. Los veremos también opinando en contra, cuando les convenga, de lo que decidan los tribunales de justicia; aspecto que también manipulan en esta situación de la ley y su aplicación, así es que cuando se trata de los malandros de los cerros ni les importa si son condenados a cadena perpetua, cuando se trata de los malandros de cuello blanco y corruptos de oficio, los declaran presos políticos o perseguidos por el rrrégimen, según les sea apropiado para establecer sus sofismas.

Hay que armarse de fortaleza para soportar como este individuo mancilla la memoria de Chávez y desfigura al presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. Hay que tener ciudadanía para que sus ataques miedosos, disimulados en frases y dígitos, contra nosotros masa chavista hecha de pueblo y orgullo patrio, sean disueltos por la indiferencia.

Sus aullidos no nos queman el futuro ni nos hacen rendirnos en el presente, por el contrario, el ataque artero nos hace sentirnos fuertes en la vanguardia. La lucha sigue y es en todos los terrenos, así se lo prometimos a Chávez aquí estamos y estaremos.


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Maruja Romero Yépez


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