El desmérito de Alex

El Desmérito de Alex.
Por Jose Miguel Vielma López.
En nuestros estadios y terrenos deportivos es más fácil conseguir un embase de cerveza o un indicador del consumo de licor, que un buen consejo o un estímulo a los niños y niñas que práctican deportes. Tal afirmación se hahecho evidente, en la entrega de los premios recibidos el pasado viernes 17, por los jugadores más destacados de la presente temporada, a cargo de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), donde al jugardor Alex Cabrera de los tiburones de La Guaira, conquistó el premio de la triple corona (mejor average, más jonrones conectados y más carreras impulsadas).

Es necesario destacar que el mencionado juzgador se quejó por la mala calidad del trofeo (construido con un trozo de base de mármol y fibra de vidrio) lo cual consideró desmotivador del esfuerzo que significa alcanzar tres records en una misma temporada, hasta ahora único en la historia deportiva del beisbol profesional venezolano. Pero más allá del trofeo, en dicho reconocimiento subuyacen otras prácticas perversas por parte de la LVBP y de la empresa “patrocinante”.

Todo deportista sabe que mezclar deportes con consumo de licor, es nocivo para la salud, por lo tanto es un desmérito realizar la premiación a los deportistas más destacados de la temporada, en las propias instalaciones del consorcio cervecero; por otra parte, para dejar constancia de su influencia en la cultura deportiva del país, la empresa de licores se encargó de destacar a grandes rasgos en el cuestionado trofeo, la marca de dos de sus principales productos: maltin y cerveza Polar; por último es necesario mencionar las declaraciones emitidas por uno de los directivos de la liga, quien le atribuyó los méritos alcanzados por Cabrera, a la “fuerza salidora” de la pelota y a las “pocas condiciones” de los pitchers en la presente temporada.

El escritor mexicano Néstor García Canclini en su libro "Culturas Híbridas” (1989) expone detalles acerca de las prácticas e imposiciones realizadas a través del uso de los medios de información y las deformaciones creadas en los sitemas de relaciones de las personas, cuando una práctica cultural original, es desplazada por otros valores (intereses comerciales) como los realizados por la mencionada empresa con la actividad beisbolística en el país.

Polar se ha apropiado de la práctica del beisbol en Venezuela, obteniendo gigantescos beneficios económicos, financieros, comerciales y publicitarios, gracias a la imposición de pautas socioculturales y artimañas mediáticas realizadas alrededor del deporte pasión de los venezolanos. Es lo que algunos teóricos y otros especialistas denominan “socialización”, referidos a los hábitos que predominan en el transcurso del tiempo, en la práctica de una actividad. Esta es una de las razones por las cuales la empresa incluye su marca emblemática de licor en el cuestionado trofeo.

En los campos deportivos del país y en todos los rincones donde se practica esta disciplina, es frecuente ver en las tribunas y sus alrededores, la sustitución de la cultura deportiva, por el consumo de licor y los efectos secundarios generados, tales como improperios y agresiones a los asistentes por parte de fanáticos desorientados. Lamentablemente la propia liga de beisbol profesional, algunos integrantes de los equipos deportivos, los medios de comunicación, periodistas, locutores y hasta comentaristas -entre otros- se encuentran subordinados a quienes han globalizado el deporte pasión de los venezolanos y venezolanas y con su silencio cómplice, contribuyen con la imposición de valores y desméritos, como el ocurrido con nuestro jugador triplecoronado.

Se ha hecho habitual que quienes se han apropiado de la cultura deportiva y de la administración del deporte emblemático del país, menosprecian los valores de la venezolanidad y tal cultura -lamentablemente- ha sido reproducida por propios y extraños, creando en nuestros deportistas, altos grados de dependencias con países y potencias extranjeras o valores perversos como el locus de control externo y la ausencia de identidad propia. Quizás si Alex Cabrera hubiese sido un jugador de un país central, la hazaña lograda, habría sido bien estimulada.

Los padres y representantes, las familias y la comunidad deportiva del país deben formar a los niños y adolescentes que se inician en nuestros campos deportivos, con valores y prácticas éticas centradas en la salud y la buena educación, en el respeto a nuestra propia realidad, a nuestros propios valores y en prácticas deportivas sustentables para los seres humanos y rechazar la cultura del consumo etílico y otros vicios, que descalifica la cultura deportiva, la sana diversión y las buenas costumbres.



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José Miguel Vielma López


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