Los pistoleros y el bajón de votos: Carta a Nicolás Maduro Moros

Respetado Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Esta noche he estado observando por la ventana del lugar donde habito. Soy un viejo que vive alquilado, solo en una casita de seis metros de largo por tres de ancho. Una noche de esta muero y temo que tengan que tumbar la puerta para enterarse. Pero no doy lástima. Tengo70 años de edad y me acaban de hacer dos operaciones. Pero el INCES, donde comencé trabajando de escritor, luego de corrector y ahora de obrero no me quiere dar la jubilación; llevo veinte y un años en la Administración Pública. No veo casi y me dan delirios de poeta llorón.

No quería hacer esas observaciones, pero viejo al fin me aproveché de que escribo desde 2003 en APORREA y bueno no soy el único pedilón que existe en este rebaño de bellas ovejas. Bueno pero vamos al grano. Le escribía que al asomarme a la ventana de la susodicha casita, vi una escena que durante la noche anterior observé por otro barrio, calqué casi como una fotografía. En esa noche anterior visitando otros barrio caraqueño a la hora de los cacerolazos, ante mis cansados ojos con parabrisas de aumento, me di cuenta de que la mayoría de quienes sonaban cacerolas, son jóvenes; esos muchachos a los que, como que si estuviéramos en Brasil llaman malandros. Allá los llaman así en las famosas favelas.

Viajé a la tarde que me dio inspiración para escribir un artículo en Aporrea llamado TARDE ROJA ROJITA, en la cual la multitud llenó siete avenidas incluyendo la Bolívar. ¿Qué había pasado con esa gigantesca aglomeración de chavistas que el domingo 14 de abril apenas nos dio el triunfo por apenas trescientos mil votos? Aquella multitud anterior predecía que podíamos llegar a diez millones de votos, mas no fue así y la preocupación nos atrapó ¿qué era aquello? Fue como que si alguien hubiese espichado una tripa de camión después de haberla llenado al máximo.

Observé en las dos noches de cacerola en distintos barrios, que como ya escribí, quienes hacían ese ruido eran en su mayoría jóvenes de esos lugares y que además… ¡eran los llamados pistoleros.

Nicolás Maduro, Presidente que nos recomendó Chávez, esa fue la razón del bajón de votos. No es que la gente del barrio quiere a Henrique Capriles Radonski, eso es mentira, Viajé al primer día que te enfrentaste con el gigante de las miles de cabeza (el pueblo reunido) y recordé que una de tus primeras declaraciones ante la gente, fue decir QUE “PROMETO ACABAR CON EL HAMPA, CON LOS QUE USAN PISTOLAS, CON LOS DROGADICTOS QUE SE HICIERON DUEÑO DS DE LOS BARRIOS (No textualmente) pero más o menos así. He ahí el bajón de los votos Presidente.

Quienes llevan pistolas en los barrios son hijos, padres, y hasta abuelitos. Quienes consumen droga llevada por otros, son adolescentes y viejos que malandrean, eso no es un descubrimiento: A LA GENTE DE LOS BARRIOS QUE USA PISTOLAS, QUE AMEDRENTA, QUE CONSUME Y VENDE DROGA, que marca las zonas y los espacios geográficos, que demarca las rutas y los comienzos y finales, NO LE GUSTÓ TU ANUNCIO de que los atacaría con todos los hierros. Por eso cacerolea Presidente. No es que amen a Capriles, es que temen perder lo que según ellos les costó tanto.

Por eso la baja de los votos, por eso las cacerolas, y además Capriles Radonski supo aprovecharse de esa confesión suya para arengarlos, para decirles que “con él las pistolas, las drogas, los espacios y todo no serían tocados”; esa es la verdad Presidente. Ellos decidieron no votar por la revolución, por quien se las juró hasta extinguirlos, ese es el problema. A los delincuentes no les gusta quien intenta dominarlos, porque ellos se imaginan que cada quien tiene su cada quien.

Vaya usted preparando un discurso que sin tener que doblegarse ante el delito, sirva para aplacar un poco los ímpetus. LOS PISTOLEROS DE LOS BARRIOS que son millares, ellos les dieron la espalda a la Revolución aunque en la última gran reunión de usted con el pueblo, algunos de ellos les hicieron llegar algunas franelas. No es la gente humilde la que nos echó la cabra para el monte; fueron los pistoleros de los barrios, de los bloques, de las parroquias, de las aldeas y pensiones. De los cuales mucha gente de esas son padres y familiares. Me siento muy feliz de haber descubierto el GRAN ENIGMA de la baja de miles de votos para nuestra Revolución.

Legavicenta@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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