El silencio de las FARC

Todo el mundo se pregunta Qué venía a hacer Joaquín Pérez Becerra a Venezuela y quien lo traía o lo había invitado. Se habla de diversidad de eventos, pero hasta ahora no ha salido públicamente organismo o personalidad alguna declarando ser ellos quienes lo traían y para qué. Lo cual permite suponer que desde la convocatoria o invitación misma pudiera estarse fraguando la celada. Tampoco hay certeza de si Pérez Becerra estaba en conocimiento de su requerimiento “con difusión roja” por parte de INTERPOL, ni si esta categoría fue expresamente obviada por las autoridades migratorias de Alemania, lo cual también les da participación en la trampa contra él mismo y contra el Presidente Chávez. También la respuesta de la diplomacia sueca resultó bastante tímida ante lo que ha padecido su reciclado nacional.

Lo que si costaría creer es que un hombre como este, sobreviviente y veterano de tantas batallas fuera a andar de pendejo por el mundo y peor aún tan cerca de Colombia sabiendo que contra su persona pesaba semejante requerimiento, sin guardar las elementales medidas de seguridad. Máxime si tomamos en cuenta que bajo su responsabilidad estaba uno de los frentes más importantes de estos tiempos en el área de la guerra de cuarta generación, como lo es la comunicación alternativa por Internet y que ANNCOL representaba un poderoso medio revolucionario como difusor de las luchas de los pueblos del mundo y particularmente del pueblo colombiano a nivel nacional e internacional.

Nosotros acá pasamos de la sorpresa al asombro y de este a la indignación, entre otras razones por el vertiginoso e inexplicable proceder de nuestro gobierno saltando a la torera todos los órdenes: Jurídico, político, humano y revolucionario con la ejecución del más sorprendente secuestro express. Y finalmente con la “dialéctica” respuesta prácticamente, de que al que no le guste que no se lo coma.

Todas estas preguntas y seguramente muchas más deben estarse haciendo también en la Comandancia de las FARC. Lo cierto es que hasta ahora no han dicho “esta boca es mía” al respecto. Como no lo han hecho en las sucesivas oportunidades en que el Gobierno Bolivariano de Venezuela, para el beneplácito del mil veces criminal gobierno colombiano, ha entregado a cuanto colombianito les medio huela a guerrillero a los cuerpos represivos de ese país. A buen seguro en base a la comprensión de los necesarios resguardos que las autoridades de nuestro país tienen que aplicar y de que un conflicto armado como el colombiano, puede alterar notablemente nuestro ritmo institucional de construcción democrática que tanto trabajo nos ha costado mantener.

Habló el primer comandante, Alfonzo Cano, cuando se trató de aclarar ante América y el mundo la vigencia y la justeza de su lucha y de las formas que ellos como pueblo revolucionario y soberano han decidido transitar a través de media centuria. En respuesta a consideraciones hechas por algunos de nuestros presidentes suramericanos referentes a la “no vigencia de la lucha armada”, sin que la meridiana respuesta los llevara a menospreciar o desconocer la validez de las demás formas de luchas que otros pueblos hermanos, también soberanamente venimos transitando.

Son importantes contingentes populares que se viene formando a través de varias generaciones en el desarrollo de una de las más complejas y esforzadas formas de lucha, donde la vida se va jugando a cada minuto, haciendo frente y sobreviviendo, que ya eso para la guerrilla es una victoria, contra el más aguerrido y criminal ejército del sub continente, ahora reforzado a niveles impresionantes, por el más grande enemigo bélico de la historia de la humanidad, el imperialismo yanqui. Y están enteros y están dando la pelea. Y son comunistas y son bolivarianos.

Al igual que en multitud de documentos y análisis sociales, tácticos y estratégicos, lo que se evidencia nuevamente en esta coyuntura es que las FARC son un ejército popular conducido por verdaderos estadistas. No podría comprenderse de otra manera el alto nivel político como ha actuado esa comandancia. Mientras acá y buena parte del mundo no deshacemos en justificadas polémicas ante las absurdas circunstancias, ellos guardan el más respetuoso silencio. Seguramente conscientes de que en Venezuela se desarrolla un proceso revolucionario que ha logrado importantes avances y ello es un tesoro, uno de los más preciados tesoros de pueblo alguno el cual hay que resguardar. Ante la perspectiva histórica de que hoy como ayer nuestras luchas tienen que ser una sola e independientemente de circunstancias coyunturales, más temprano que tarde podríamos estar transitando las mismas sendas.

Para que haya pelea es necesario que dos quieran pelear y se está demostrando que la Dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, no está dispuesta a hacerle el juego al imperialismo, poniéndonos a pelear entre los revolucionarios, entre los pueblos, que sería al fin y al cabo su más preciado objetivo estratégico.

Con su consecuente actitud de respeto y solidaridad internacional. Con la escuela de Simón Bolívar, del Che Guevara, de Manuel Marulanda, de Jacobo Arenas, Raúl Reyes, el Mono Jojoy, y los centenares de hombres y mujeres caídos en combate por la justicia y la paz, los camaradas farianos están defendiendo a la revolución bolivariana. Defendámosla nosotros también.



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