Y de Europa, cómplice silenciosa

Tortura: monstruosa deuda histórica de España

Las oprobiosas carcajadas de los mandos y soldados de Zapatero, Jauregi y Rubalcaba que ocupan estos días un tribunal en Donostia, para recordar la potencia del estado y, de paso, ningunear y humillar a sus víctimas y familiares, tienen un significado simbólico terrible, pero al mismo tiempo escenifican una pantomima que quedará, con mucha seguridad, como un último rebuzno absurdo de un estado en el final de su recorrido imperial.

Euskal Herria: un país de Europa donde se cuentan por millares las personas que hemos padecido tortura, solo en las últimas décadas. Y a centenares de miles las que han sufrido esta máxima barbaridad institucional a lo largo de la colonización.

Médicos, directores de periódicos, escritores, artistas, profesores de escuela o universidad, conjuntamente con políticos y militantes de asociaciones culturales, ecologistas o deportivas, juntos a una incontable multitud de jóvenes patriotas, comunistas, libertarios, obreros trabajadores o parados, mujeres de toda condición, resistentes voluntarios de muchas características, algunos reconocidos como verdaderos héroes en esta larga lucha, otros como simples grandes compañeros de un día o de unos años en algunos de sus recorridos.

Algunos han muerto en el respectivo cuartel de suplicio, otros han quedados marcados en su físico y espíritu de forma indeleble, arrastrando familias enteras en un dolor a veces irreparable, acompañado casi siempre por otras violencias, robos y saqueos que, como hace pocos días, caracterizan la profesional intervención de estas manadas especializadas en terrorismo de estado.

Todos los que hemos sido torturados por España, es decir por sus fuerzas del orden constitucional, o por otros regímenes de sus tiempos gloriosos de violencia todavía más bestial, tenemos ahora una verdadera y especial obligación de salir a la calle. Nos encontramos con una ocasión extraordinaria, visto que vivimos una época de iniciativas cada vez más concretas y esperanzadoras de construcción independiente de nuestro país y, justamente por esto, existe una inestimable oportunidad para cobrarnos un desquite muy necesario. Terapéutico, reparador, reconfortante.

Casi como los Ongi Etorri (1) que nos han devuelto la sonrisa.

Los que el colono Ares (2) intenta todavía invisibilizar, pobre iluso.

Se trata también de cobrar un desquite, podríamos esperarlo de alguna manera desde la nueva fuerza acumulada ahora, por parte de todos los muertos de centenares de otras naciones originarias, víctimas de esta misma carnicería de siglos de civilización – más o menos constitucional – española.

Algunos hemos padecido torturas de una manera más soportable, otros de forma terriblemente inaguantable y destructiva, según las intenciones de aniquilamiento e información que los altos mandos políticos y judiciales, sí judiciales, es decir todos ese mundo indecente, falso y cínico de jueces de tribunales españoles, especiales u ordinarios, que han administrado pasiva o activamente la tortura de estado, que deciden su aplicación en cada caso, muchas veces días antes de la misma detención, planificando el quienes, cuando y como del arresto. Mientras que otros, cuando España necesitaba escarmientos más convincentes, han llegado a la muerte de algunas de las maneras terribles que puede producir el tormento en esos calabozos.

Un tormento, una forma de entender la represión y el orden, una manera tradicional de aplicar la jurisprudencia, que ha sido y es verdaderamente constitucional de España. Desde la escuela visigoda. Un estado construido sobre la conquista violenta, militar, armada, de muchos pueblos de la península, y que ha logrado potencia y renombre mundial con las más espantosas masacres de seres humanos de la historia, en otros continentes de rapiña. No se podrán nunca acertar con datos exactos, porqué la destrucción de enteras culturas, valores y documentos históricos es otra faceta institucional de la España imperial. Pero muchos cronistas confirman ahora la tremenda cantidad de entre sesenta y ochenta millones de personas, como nunca ha sucedido en la historia humana, mujeres y niños sin reparo, en centenares de pueblos que han sido aniquilados o sometidos en Abya Yala.

Por esto tenemos que hablar de una verdadera, desmedida e impresionante deuda histórica, y entonces también de nuestra responsabilidad ética y solidaria, justamente en estos momentos que estamos apostando por la conclusión de toda una época. Una forma más de internacionalismo, podríamos decir, y también de desquite por los miles de emigrantes y cipayos vascos del reino que han participado en la carnicería colonial cristianizadora.

No podemos admitir que se nos den lecciones de ética, de violencia, de derecho y de política desde Madrid y desde las Conferencias de los obispos hispanos. Todos unos expertos ejecutores ideológicos o materiales del gran dictado capitalista global. Jauregui, Zapatero y Rubalcaba no tienen únicamente la posibilidad de asumir de manera decente un desenlace institucional cada vez más evidente, la autodeterminación de este país. Sino también una última posibilidad de reconocer y asumir la práctica de su estado, la utilización sistemática del tormento hasta la muerte o la destrucción moral, cuando sus urgencias políticas lo consideren necesario, con esta infame actitud destructiva hacia la disidencia, la resistencia, la lucha política, la militancia social, la ideología adversa, con la que además su estado ha tentado de constru ir una imposible unidad de sumisos, una nación de embrutecidos y callados sujetos nacionalizados español.

Sí, porque si todo esto es posible, lo debemos también a esa repugnante realidad de ahí abajo.

La tremenda complicidad de muchos españoles. Su silencio.

Porqué la tortura ha moldeado y reflejado a la vez toda una forma de desarrollo. Han destruido entidades sociales y culturales, aniquilando con el terror proyectos y procesos sociales y culturales de todo tipo, hendiendo el terreno para el saqueo, para intentar radicar la autoridad colonial y el tributo arbitrario y esquilmador. Lo que ahora sigue siendo constitucional en Madrid, visto que desde allí nunca se ha dibujado otra forma de desarrollo económico y social: vemos muy bien las consecuencia de todo esto en su actual e imparable decadencia.

Es una deuda cuyos intereses se van acumulando: el odio sembrado, la rabia de los que hemos estado en sus manos pocos o muchos días, el furor de nuestros amigos, familiares y vecinos que han sufrido casi como nosotros nuestras caídas en sus garras inmundas, en vuestras garras inmundas, Aznar, Zapatero, colegas y colaboradores, colaboradores de aquí también porqué los hay por desgracia, hacen que ahora nos tenéis y nos vais a tener delante con una determinación tan fuerte como el negro dolor que habéis causado, como en estos días podéis escuchar desde muchas partes.

Como este sábado (3) podéis ver muy claro y contundente. Frente a toda Europa por empezar, con vuestras brutales y violentas vergüenzas. Vuestros amigos de prensa y agencia intentarán aplicar la conocida capa de silencio, pero ya es tarde para la manipulación. Quitaros las gafas, Jauregi y socios (el PNV también, explotadores y negociantes del sufrimiento).

Las fotos también estarán en la mesa de algunas comisiones internacionales sobre vuestros delitos.

Se os deja una última posibilidad de reparo, aunque sea muy poco por todo lo que habéis sembrado: reconocer lo evidente; admitir por lo menos ahora lo que todos saben; aceptar las consecuencias humanas, sociales, culturales y políticas con claridad. De una vez. Un punto final para empezar otro camino. Esta vez inter-nacional, por supuesto.

Una posibilidad de cerrar un capítulo histórico de los más brutos de los anales europeos y mundiales, dando paso a lo inevitable: la libertad de un antiguo pueblo sometido que ahora está, de todas formas, recogiendo en sus manos muchas de sus determinaciones, con deudas como esta inclusive.

Reconociendo de paso que ha fracasado toda vuestra estrategia de víctimas de las víctimas, financiando asociaciones de venganza neo-fascista, con ese paradójico victimario colonial para cerrar las últimas filas de los últimos colonos. Para sostener partidos y organizaciones cada vez más extrañas, por mucho que intenten superar el ridículo cuando se atreven a exponerse como lideres vascos... como vuestro muñeco el lendacari-fantasma actual.

En cualquier caso, aquí ya se ha abierto el libro de la memoria, y sólo estamos publicando algunas páginas.

Sí, este sábado será otro capítulo de monstruosa memoria, si pensamos que os atrevéis a hablar de democracia. Porqué el extermino fascista, por lo menos, señoritos socialistas, era obra de facinerosos sublevados, dictadores declarados, fascistas reconocidos y uniformados descaradamente asesinos.

Y dicho sea de paso, hasta los hermanos más pequeños de esos jóvenes que estáis torturando ahora, en vuestros cuarteles de invierno, saben en este país que estáis encubriendo vuestra política detrás del chantaje de sus herederos directos, el PP, muy bien consciente y responsable de la herencia de aquellos cuneteros. ¿Hasta dónde queréis entrar a hacer parte de la herencia franquista, socialistas?

¿Queréis pasar decididamente a la historia también vosotros de esta manera?

¿Cómo seguidores algo más sofisticados de esa misma barbarie “nacional”?

Cuidado, esta bestialidad es una historia que ahora se está delatando en directo por sus perjudicados. Hoy nos enfrentamos de esta manera al terrorismo originario, real.

Podremos fallar en algunas comas y adjetivos que nos brotan del horror, pero los sujetos, los verbos y los objetivos siguen estando escritos por vosotros en la realidad diaria. Los estáis grabando con vuestros hechos hasta ahora, hasta ayer mismo, con esos chavales culpables de ser los mejores del país. Y los están redactando vuestros jueces especiales.

Pero hay tribunales para todo; el primero, siempre, la historia.

*educador, Lic. Rer. Pol.

(1)

Ongi Etorri: los recibimientos festivos y masivos de excarcelados en sus barrios y pueblos una costumbre muy arraigada en Euskal Herria.

(2)

Responsable de interior en el actual gobiernillo vasco “autonómico”.

(3)

Sábado 30 de octubre: manifestación nacional contra la tortura en Donostia.


arzo.6864@romandie.com



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