15-11-17.-Las familias tienen que hacer magia para alimentar a sus hijos, y han llegado a darles "agua de tubérculos" y "cualquier agüita que consiguen y sin azúcar", señaló Maritza Landaeta, directora de la Fundación Bengoa

Maritza Landaeta, directora de la Fundación Bengoa, no pudo ser más clara al describir, este miércoles 15 de noviembre, lo que sucede en el país en materia alimentaria: "Esta es una tragedia y es urgente detenerla". La desnutrición en Venezuela pasó de 19% a 30% entre 2016 y 2017, informó la médica e investigadora durante el foro Alimentación en emergencia humanitaria, organizado por Amnistía Internacional.

"La desnutrición se ha disparado" en 2017, denunció. Niños en edad preescolar presentan desnutrición moderada y grave, de acuerdo con los estudios que mantiene la Fundación Bengoa. El aumento del hambre coincide, además, con "una crisis de salud debido a la cual no hay ni los insumos, ni los medicamentos ni los sueros, mucho menos las fórmulas especiales para tratar a estos niños que llegan los con los cuadros severos a los centros asistenciales", describió Landaeta en declaraciones a los medios de comunicación.

Las familias hacen magia, pero la magia tiene un límite, advirtió Maritza Landaeta. Foto: Ángel Dejesús/ Archivo

Sigue la pérdida de peso

El trabajo de la Fundación Bengoa ha permitido corroborar que en algunas comunidades -como zonas de Baruta, dentro de la Gran Caracas- la pérdida de peso llega a 14 kilos, señaló Landaeta, lo cual supera en más de 2 kilos la pérdida de peso que registró la encuesta Encovi para 2016.

Los investigadores se preguntan qué magia están haciendo las familias para alimentarse, con la acotación de que "la magia tiene un límite", reflexionó.

Como las familias "no pueden adquirir los alimentos que tradicionalmente necesita consumir un niño" han tenido que inventar estrategias: "Les dan agua de tubérculos, cualquier agüita que consiguen y sin azúcar, porque tampoco tienen azúcar". Son niñas y niños "que no consumen proteínas", sin masa muscular y que están en riesgo de desnutrición grave, puntualizó la directora de la Fundación Bengoa.

La yuca sigue siendo una tabla de salvación en la actual crisis venezolana. Foto: Jonathan Lanza/ Archivo

"Hay comunidades en Venezuela que tienen hambruna", advirtió Landaeta, quien sostuvo que en sus más de 40 años de trabajo en comunidades no se había enfrentando "a un cuadro tan severo como el que estamos viendo ahora".

El Gobierno, mientras tanto, no ha implementado programas de verdad, sino acciones como repartir dinero y entregar alimentos insuficientes, cuestionó. "Los alimentos están en el centro del huracán político", criticó, porque se están utilizando para el control de la población.

La caja CLAP "en algo compensa", pero a duras penas alcanza para una semana. Foto: Ernesto García

Maritza Landaeta insistió en que la población vulnerable necesita recibir alimentos, pero no con el esquema de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

-¿La caja CLAP está compensando o se ha convertido en otro problema?

-La caja CLAP a los que les llega algo les compensa, porque la caja CLAP, para una familia de cinco miembros, puede durar una semana. ¿Pero el resto de las semanas? ¿El resto de los días? ¿Y el resto de los alimentos que no vienen en la caja CLAP? Por eso digo que el plato venezolano es un "plato blanco": no tiene proteína, no tiene vegetales, no tiene colores. El plato de la buena alimentación debe tener colores, porque eso te indica un equilibrio de los nutrientes. Eso no se está dando en Venezuela.