Bachaqueros generan el caos y angustía

Credito: CiudadCCS

19 junio 2015 - Una mujer joven que lleva un bebé a cuestas se acerca a la cola en un supermercado ubicado en el Centro Comercial Los Molinos de San Martín, parroquia San Juan. Todos los presentes están a la espera de “cualquier cosa”, pero el objetivo de la joven madre es un paquete de pañales para su niño.

Mira con recelo hacia los lados y decide hablar con un funcionario policial que está cuidando el orden en la cola. Le suplica que haga una excepción con ella, y le explica: “Mi chamito está enfermo, no tengo quien me lo cuide y no puedo quedarme todo el día con él en esta enorme cola”.

Los que están de primero no se creen el cuento y enseguida comienzan a lanzar gritos como pedradas; “¡haz tu cola!”, “¡deja la viveza!”, “¡cuidado como la dejas colear!”, le espeta a quema ropa una dama al policía.

La madre se acomoda al niño en los brazos y cae en cuenta de que es inútil ponerse a pelear con tanta gente. Repasa su mirada por la punta de la cola y se da cuenta de que el tipo que está de primero le parece conocido, pero no recuerda dónde es que lo ha visto antes.

“Al día siguiente pasé por ese mismo lugar y esa persona –la que te conté que estaba de primera en la fila– me vendió un paquete de pañales que cuesta 130 bolívares en mil 200”, relató la joven.

Historias como esta se escuchan todos los días en la colas que se forman en torno a los supermercados.

Las personas que se someten a las filas durante horas para comprar algún producto de la cesta básica responsabilizan a los bachaqueros y a los dueños de establecimientos de generar el caos y la angustía.

De primeritos

Desde la 6:00 pm comienza a formarse la fila en el Farmatodo, ubicado en la avenida Universidad, a la altura de La Hoyada. Las ventas se realizan según el terminal de su cédula, pero esto no disminuye las largas esperas de los usuarios.

Un hombre de la tercera edad manifiesta que desea comprar unas afeitadoras, aunque no está seguro de que en el camión que descarga al borde de la acera haya traído el producto.

Denuncia que todas las tardes se acerca al lugar para ver si puede comprar las maquinitas desechables, champú y jabón en polvo. No obstante, agrega que cada día es más díficil acceder a los productos en ese lugar.

En la fila, antes que el hombre de la tercera edad, hay miles de personas, quienes apenas ven llegar el camión a las seis de la tarde, se aglomeran en torno a la puerta del establecimiento.

“Todas esas personas son bachaqueras, pues yo me he dado cuenta porque son los mismos los que siempre están de primeros en la fila. Estoy seguro de que los empleados los llaman cuando el camión distribuidor trae los productos regulados”, acusó.

Estas personas suelen ofertar durante las tardes y las noches pañales, desodorantes, champú y detergentes en Parque Carabobo y en las adyacencias de la plaza La Candelaria con absoluto descaro.


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