El apartheid de que Freddy Bernal inventó

No habrá cosa más odiosa para un socialista verdadero que la segregación de cualquier índole, intentándose despojar de beneficios cualesquiera sean, a una parte de la población. Ocurrió en un lado oscuro de la historia, cuando en Sudáfrica se perpetró tal adefesio político-social que segregó por años a una población inocente, tierna y valiente. Hoy la población venezolana siente abandono de la revolución.

Diezmada en sus alcances socioeconómicos. Casi liquidada en la consecución de alimentos y medicinas básicas. Los terceraetáreos viven de milagro en milagro y el gobierno metido en una oscurana  de los mil diablos, parece no darse cuenta de tan monumental dislate. Ya allí, la revolución luce moribunda. Una revolución cuyos sueños lucen truncos en la obnubilación profunda de sus directores irresponsables.

La consecución de alimentos para la natural subsistencia está disminuida, y a esta merma se le suma la pavorosa especulación, sin duda alentada por sectores a quienes la revolución queriéndolo o no, les ha otorgado poder.  Y entonces se aparece el inefable Freddy Bernal. Cargando la desvergüenza de una paliza electoral cuya pesada maleta tiene que compartir, aunque ni ver se quieran, con otro causante de las desgracias electorales de la revolución en Caracas, el errático alcalde Jorge Rodríguez. Y se aparece Freddy con una perorata de optimismo farandulero. Y que a todos incluida las clases medias les llegaran los alimentos.

Y que más del 70% de la población será asistida en tal propósito. Y que cada quince días esa bolsa estaría al pie de cada vivienda venezolana. Y paja y paja. Y el presidente haciendo caso de tales demagogias lo aprobaba y lo confirmaba en sus famosas cadenas televisivas. Pero que va...  No hay cama pa` tanta gente... La producción en bancarrota y ya la corrupción se llevó los últimos dólares del pueblo. Y vino la ocurrencia del hombre. Solo para los pobres habrá la dichosa bolsita. Y no se dio cuenta el muy desprevenido que los pobres se han multiplicado en Venezuela. Pero entonces… Sólo a los barrios. Así será…los demás que se fumen un cable. Vaya desfachatez.

Y uno ha llegado a pensar que Bernal, aunque inunde de bolsitas de comida a los barrios de Caracas, como ya ocurrió, volverá a coger en cercanos comicios electorales, una paliza tan descomunal como descomunal será la avalancha del voto socialista que optará por una nueva forma de hacer la revolución.



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Neri La Cruz


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