El "malinchismo" y la propuesta Cabello

Hace poco, el periodista Azócar, fiero opositor, sacaba la cuenta y concluía que en la presente coyuntura, mientras el gobierno de Maduro lograba tres objetivos estratégicos (matar el referendo revocatorio, suspender indefinidamente las elecciones de gobernadores, cerrar filas y animar a sus seguidores), la dirigencia opositora de la MUD no había pegado una. Ese balance es acertado. La disputa política en Venezuela es una pelea por puntos, y el Partido-Gobierno-FFAA parece haber logrado su principal propósito: mantenerse en el poder, sorteando la profunda crisis multidimensional por la que atravesamos, corriendo la arruga. Pero sabemos que correr esa arruga no se puede hacer indefinidamente.

Al logro político gubernamental ha contribuido muchísimo la dirigencia opositora, y esto no es nuevo. Las derrotas políticas se encadenan y ocasionan una gran incapacidad de rectificación a fondo. La división, el inmediatismo, la incoherencia, han hecho que la MUD y sus partidos den bandazos, dilapiden apoyos y oportunidades, decidan a destiempo. Evidencian que no tienen un proyecto político viable, al centrarse únicamente en "sacar" a Maduro y no dar respuesta a la persistencia del chavismo como movimiento de masas, más allá del Partido-Gobierno-FFAA. Hacerse eco del sector ultraderechista de su base, les ha impedido pensar en el "día después". Apostaron únicamente a la polarización por cuanto esperaban que la terrible crisis económica (inflación, escasez, recesión, retroceso de los logros sociales) les diera automáticamente la fuerza de masas que necesitan para viabilizar su opción.

El último error fue lanzarse demasiado tarde por el referendo revocatorio, a causa principalmente de su división. Por supuesto que esa identidad Partido-Estado es una ventaja para la cúpula chavista, al disponer del control sobre el CNE y el TSJ. Es cierto que Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello usurpan la funciones de las rectoras, al insistir en que no habrá revocatorio, poniendo en cuestión uno de los legados políticos del propio Chávez. También es cierto que la decisión de la cúpula es la de suspender cualquier expresión electoral del pueblo venezolano, porque se está claro en la pérdida de la mayoría. Al mantenimiento en el poder, el Partido-Gobierno-FFAA lo subordina todo, y cuando decimos todo, pensamos en esos contratos con transnacionales para la explotación minera, evidente entrega debida a la esperanza de unos dólares requeridos desesperadamente. Pero todo eso ya lo sabía la MUD y no por eso pensó mejor su estrategia. Por eso, no es descabellado el análisis reciente de Heinz Dieterich, el sociólogo germano-mexicano que inventó la frase "socialismo del siglo XXI".

Dieterich se sitúa en el reacomodo de poder en el sistema-mundo actual, donde se dibuja, cada vez con más claridad, la nueva "guerra fría" (Papa Francisco dixit) entre EEUU y sus aliados, por un lado, y, por el otro, Rusia y China. Señala el sociólogo que sólo China pudiera tener el interés geopolítico de calmar con 50 mil millones de dólares la sedienta economía venezolana y así respaldar la estabilidad del Partido-Gobierno-FFAA. Es decir, el Partido-Gobierno-FFAA vendería por unos dólares (o yuanes) chinos, su gobierno. Algún compañero ha llamado a esto "malinchinismo".

Ya de hecho, los préstamos chinos a nuestro país (pagados directamente con petróleo), ascienden a varios miles de millones de dólares. Venezuela es el país latinoamericano que más le debe a los chinos. Lo dudoso (y Dieterich deja abierto el resquicio) es que el interés económico se convierta automáticamente en interés político, de respaldo al gobierno, desafiando los planes norteamericanos de ir saliendo de todos los gobiernos de izquierda del continente, como ya ha hecho, mediante agentes internos, en Argentina y Brasil. Es bueno considerar esto, porque los chinos también han hecho contactos con la MUD. Y estos chinos son (como siempre) muy pragmáticos y poco principistas en lo que se refiere a estos asuntos. Quiero decir: no pondrán en peligro negocios arriesgando un apoyo irrestricto a un gobierno tambaleante; menos si ese apoyo irrita a los Estados Unidos. Quiero decir: son dos cálculos distintos. Como distintas son las pugnas de los asiáticos con los norteamericanos en el Pacífico. China tiene hoy negocios con gobiernos de derecha en América Latina. Se trata de negocios e intereses geopolíticos; no de la creación de bloques político-ideológicos. Ni siquiera en tiempos de Mao fue así. Hay que recordar que Mao apoyó al gobierno de Pinochet, justo después del golpe de 1973 contra el gobierno de Allende, con el cual Mao nunca tuvo ninguna expresión de simpatía.

Aunque seguramente lo dijo mamando gallo, Diosdado Cabello asomó hace poco una propuesta muy interesante. Dijo que, si se diera el referendo revocatorio, hacia marzo de 2017, y Maduro es revocado, el vicepresidente, que se encargaría entonces constitucionalmente de la Primera Magistratura, renunciaría. No sé si esta idea circula hoy en los contactos que están haciendo en este momento el gobierno y la oposición. Lo que sí está fuera de duda es que esa presidencia provisional post-revocatorio, sería un gobierno políticamente todavía más débil que el actual, y el pobre vicepresidente se quemaría. Primera razón para renunciar. La otra es que los chinos pudieran estar exigiendo estabilidad política para asegurar que les van a apagar, y esa estabilidad política sólo puede lograrse en Venezuela mediante unas elecciones generales. ¿Cuadra el rompecabezas?

 

 



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Jesús Puerta


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