¿Quién es peor? El corrupto o el revolucionario que lo contrata

¿Cuántas veces no hemos oído hablar de la presencia de un contrarrevolucionario corrupto o déspota haciendo daño al pueblo en un cargo público y al mismo la impotencia de un camarada (sin padrino poderoso) que prefiere no denunciar porque sabe que no le harán caso, sino que más bien terminará siendo ajusticiado, ya sea, política o laboralmente?

No se sabe quién es peor: el corrupto infiltrado que trabaja dentro del gobierno para destruir la revolución o el "amigo revolucionario” que lo contrata (y lo ratifica en el cargo a sabiendas del daño que causa y las denuncias).

Contra la corrupción hemos presentado propuestas constitucionales que "tocaron intereses y levantaron roncha" en medios de comunicación.

Ver video, Jesús Silva en Venezolana de Televisión HTTP://goo.gl/bTgDsQ  

Ver video, Jesús Silva en Telesur  http://goo.gl/Qtxmmy

No soy el único chavista esperando respuesta, somos millones. Si queremos cambiar toda esta situación que pone en grave riesgo la reputación de la Revolución Bolivariana, es necesario dar un salto cualitativo en la valoración de la denuncia popular.

Que nuestra gente no sienta miedo de denunciar a los maleantes de cuello blanco dentro de las instituciones públicas y que se generen garantías visibles y suficientes para que los humildes no sufran represalias. De lo contrario el fantasma de la boliburguesía creado por los antichavistas, se terminará convirtiendo en una amarga realidad palpable que le pondrá trágico final al actual ensayo socialista.

Reflexionemos. Originalmente, la corrupción es una práctica del capitalismo porque se inspira en desprecio y odio contra el pueblo, así como el propósito de arrebatar lo conquistado honestamente a través del trabajo colectivo. De allí la loable iniciativa el Presidente Nicolás Maduro al activar todos los mecanismos del Estado para combatir y eliminar esta nefasta calamidad de la ambición burguesa.

Indubitablemente, la corrupción es un delito extremadamente repudiable contra la sociedad porque deja a adultos mayores sin pensión, a pacientes sin medicinas y a niños sin educación. Asimismo opera como agravante que sus autores sean personas en quienes fue depositada la misión de servir al pueblo.

A todas luces, el Patrimonio Público es el tesoro que permite el buen vivir. Por ejemplo, el petróleo extraído del subsuelo y procesado por los obreros de la industria, es luego distribuido a todos los venezolanos. Por tal motivo, la lucha contra la corrupción requiere el combate de los poderes públicos contra las desviaciones de los malos administradores.

Tengamos la certeza de que si se escucha al pueblo, es posible detectar los escondites y trampas de miles de burócratas que dañan el prestigio del proceso bolivariano mediante conductas indignas. Los bienes de la nación son fruto del trabajo del pueblo y un esfuerzo colectivo que se transforma en la reserva de la cual todos somos propietarios.

Con tanto paracaidista disfrazado y delincuente jalamecate haciendo daño al interés nacional dentro la administración pública o muy cerca del gobierno, a veces pareciera que los infiltrados en el proceso de cambio somos los revolucionarios y los bándidos son los propietarios.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 4986 veces.



Jesús Silva R.

Doctor en Derecho Constitucional. Abogado penalista. Escritor marxista. Profesor de estudios políticos e internacionales en UCV. http://jesusmanuelsilva.blogspot.com

 jesussilva2001@gmail.com      @Jesus_Silva_R

Visite el perfil de Jesús Silva R. para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: