Fronteras e inmigración

El continente Americano nace como producto del flujo migratorio desde su colonización por parte del elemento europeo. Este proceso tuvo un enorme impacto y configuro lo que sería nuestra formación como pueblos y repúblicas independientes. Posterior al proceso de implantación y colonización y lograda la independencia este fenómeno continúa en tal medida que de 1830 a 1845 ingresaron al país 11.851 inmigrantes y entre 1874 y 1888, ingresaron 26.090 inmigrantes y para finales del siglo XIX la población inmigrante constituía el 1,8% de la población total del país y se ubicaba en 44.129 personas. Se puede decir con toda propiedad que Venezuela desde sus inicios ha sido una receptora de inmigración y esa tradición se ha consolidado con el pasar del tiempo. Es indudable que con la explotación petrolera este proceso gano dinamismo y la sociedad venezolana lo absorbió sin ningún tipo de trauma.

Pero teniendo una tradición como lo indica el proceso histórico, ¿que ha pasado en los últimos años? y específicamente en el caso colombiano. Con cada hora que pasa se hace mas evidente que Venezuela es víctima de la agresión de mafias narcotraficantes, de bandas paramilitares, y de una guerra económica sistemática desde territorio colombiano y que lamentablemente cuenta con operadores criollos que le hacen el juego con miras a sacar pingues beneficios políticos aun a costa de dañar a su propio país. Esa misma tradición que hunde sus raíces en la solidaridad más genuina y que ha tenido como resultado un asimilamiento armonioso nos ha llevado a aceptar el mayor éxodo humanitario que conozca nuestra historia como nación, país y pueblo. Así con una población de casi 30 millones de habitantes, se han traslado hacia nuestro país por distintas razones pero siendo la violencia el común denominador, y hemos recibido la cifra de 5.600.000 millones de hombres mujeres y niños colombianos.

Lamentablemente los promotores de la guerra económica y del odio, con su distorsión de la realidad han llevado en medio de una escalada del desabastecimiento, la inflación y la especulación a centrar una matriz de opinión en la cual el 56% de los venezolanos considera que la migración de colombianos a Venezuela ha sido negativa para el país. No obstante todavía hay un representativo 36% estima que ha sido positiva. Por otro lado el 69% de la población cree que el paramilitarismo se ha introducido en el país.

Esto contrasta enormemente con las acusaciones que sobre Venezuela lanzan los acomodados burócratas del entramado político internacional y que se han erigido en los guardianes de la doble moral de los DDHH. Mientras el año pasado accedieron 160.000 africanos al Viejo Continente, a Venezuela lo hicieron 144.000 colombianos y sólo desde enero hasta julio de 2015, más de 121.000 colombianos se han establecido en el país y en los en los últimos nueve años más de 800.000 colombianos se han arraigado legalmente en Venezuela. Según los índices estadísticos el mayor movimiento se produjo durante los dos gobiernos del ex presidente Alvaro Uribe, en el que se acercó a los tres millones de inmigrantes colombianos en el país. Solo 0,017% del total de colombianos en Venezuela fueron repatriados. La región fronteriza venezolana ha concentrado en los últimos 10 años, el 30% de la migración colombiana. Y esta realidad ha sido abordada por la Revolución Bolivariana desde un primer momento. Así  16 mil 555 colombianos son atendidos en los centros hospitalarios venezolanos; 18 mil 869 colombianos acuden por atención en la Misión Barrio Nuevo Barrio Tricolor; 2 mil 681 colombianos reciben beneficios del Seguro Social y 8 mil 517 niños y niñas colombianos estudian sin que se les cobre absolutamente nada en nuestro territorio.

Y esta realidad es cuestionada, negada y vilipendiada por apoltronados politicastros de la Unión Europea. Cuando ellos allá recibieron unas 219.000 personas, refugiados y migrantes que cruzaron el Mediterráneo, según informes de la agencia de la ONU para refugiados. Unas 3.500 personas murieron. Curiosamente la mayoría de estas personas son producto de las guerras en Siria e Iraq, países que han sufrido el intervencionismo imperial y sus conmilitones europeos con el “sacrosanto fin” de llevar una “democracia respetuosa de la Libertad y los DDHH”. Nuevamente se le cae la máscara de falsos filántropos y se colocan la de neoliberalistas salvajes y de rapiña. Pero por más que ellos se esfuerzan a hay un pueblo unido colombo-venezolano que sabe muy bien que sucede en una frontera donde cada día mas se reivindica la condición de humano de las personas que por diversos motivos tienen que abandonar sus lugares de origen.



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Hugbel Roa

Ministro para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología

 @hugbelpsuv

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