¡Sálvese quien pueda, a Bolívar lo arropó el robo como norma!

Definitivamente el hampa organizada se soltó el moño en el estado Bolívar y particularmente en Ciudad Bolívar, donde el robo como norma lo ejercen, en plena calle, a plena luz del día y a la vista de autoridades y público en general.

En otras palabras los mafiosos en la capital guayanesa han impuesto la cultura del robo como norma y lo ejecutan sin cuidarse ni la forma, como dijera Carlos Puebla, en su canción Llegó el Comandante y mandó a parar. Desafortunadamente aquí no podemos repetir la estrofa del comandante, porque aquí nadie para la vorágine especulativa, que rompe los bolsillos del pueblo y lo deja hasta sin el cafecito mañanero, que también armó vuelo, como el cóndor de los andes.

La situación en esta ciudad, es vergonzosa, indignante y al final causa tristeza, ver como se roba impunemente al pueblo. En todas partes de acuerdo a los informativos radiales, televisivos e impresos el plato del día es la guerra contra el "bachaqueo". En esta histórica y bella sultana centinela del rio Padre, el "bachaqueo", funciona a rueda libre. Basta con pasearse por los barrios y urbanizaciones y hasta en los mercados municipales, para ver a los usureros haciendo de las suyas, ofreciendo los productos que escasean en el mercado, pero a precios que pasan de la especulación al insolente robo.

Es el caso de un kilo de harina precosida, cuyo precio oficial está por el orden de los 20 bolívares y los señores "bachacos" los ofrecen en las calles o en sus casas o bodegas a 300 y 350 bolívares. Un kilo de arroz, en 400 bolívares, un kilo de leche en polvo el 1000 y hasta 1.500 bolívares y así sucesivamente.

La situación es tan delicada, que en todas partes, cobran impuestos al cliente y ni siquiera dan factura de las ventas. Un ejemplo patente y patético, es el de la telefonía celular, los operadores de centros de recarga electrónica, cobran entre 10 y 20 por ciento sobre el valor de la recarga y ese "impuesto", no aparece reflejado en el recibo, que le dan de la operadora, lo que indica que es una estafa vulgar y corriente, que comete el comercianrte contra el usuario, si va a comprar una tarjeta Movilnet, Movistar o Digitel, le cobran diez o 20 bolívares adicionales, por cada cien bolívares en la denominación de la tarje. Lo peor y mas vergonzoso, es que se dan el tupé de colocar avisos advirtiendo el robo, de que va a ser objeto el cliente.

Algunos propietarios de colegios privados en connivencia con quienes debieran velar por los derechos del niño, niña y adolescente y por los interese del pueblo en general, aumentaron las tarifas mensuales, hasta cuatro y cinco veces y de paso pretenden que a lo largo del año escolar los padres y representantes paguen el mantenimiento de los edificios, a través de "colaboraciones especiales", para pintura y otros materiales, requeridos en el mantenimiento de la sede educativa.

El caso más burdo es el de un colegio privado ubicado en las inmediaciones de la Plaza de la parroquia Agua Salada, que hasta el año escolar que concluyó en agosto cobraba 750 bolívares mensuales y ahora la nueva tarifa, por acuerdo con las autoridades competentes es de 2.500 bolívares, lo que a todas luces resulta un asalto a los bolsillos de padres y representantes. Frente a eso las autoridades del Ministerio del Poder Popular para la Educación en la zona hacen mutis.

Los transportistas colectivos, pujaron hasta que el primero de agosto la Alcaldía les aprobó un pasaje de 15 bolívares, que está mas que suficiente, por cuanto las distancias acá son relativamente cortas. Antes de cumplirse el mes comenzaron a motu propio a cobrar 20 bolívares, cuando se les ocurre. Es normal oír a colectores y conductores, gritando desde una unidad, a sus pares de la otra: "Mira a partir de ahora vamos a cobrar 20 bolívares" y lo hacen prevalecidos de la necesidad del usuario, que no encuentra más alternativa que dejarse vaciar los bolsillos.

Las ventas de alimentos, suben un promedio de 20 bolívares semanales a los platillos, de suerte que alguien que cobra un salario mínimo y debe comer en la calle, trabaja solo para eso, porque lo más económico que existía eran las clásicas empanadas, los pastelitos y saladitos y ahora están subiendo de precio semana a semana, al punto que donde están más económicas las criollitas, cuesta cada unidad 100 ó 150 bolívares, con el agravante que ya no son resueltas como antes, sino mas restringidas y los pastelitos y saladitos, van rumbo de los 200 bolívares y cada día mas pequeños, al igual que el mal llamado "Pan canilla", que de 5 bolívares que costaba hasta principios de año, ha saltado a 50 bolívares y en vez de canillas son flautas, otro robo al consumidor. Lo más grave, es que la gente de a píe que sufre los embates de las mafias, siempre termina echándole la culpa al presidente Maduro y en todas partes se oye el ritornelo, eso lo acabamos el 6 de diciembre. Es urgente poner orden en esta escalada, porque le están vaciando los bolsillos y la conciencia al pueblo y no hay quien ponga el cascabel al gato. Por eso decimos: "Sálvese quien pueda, que a Bolívar lo arropó el robo como norma.


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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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