Humanizar la salud

Humanizar la salud es un desafío largamente anhelado de la ciencia médica, los planificadores de la salud y los pacientes. La preocupación supone aceptar un grado de (des)humanización de la práctica médica, que no puede separarse de la forma de organización de la institución ni mucho menos del sistema de salud imperante. Estos distintos planos del problema: lo humano de la práctica médica, el grado de organización institución y el sistema de salud dominante con leyes, reglamentos y políticas públicas del gobierno en el marco constitucional del país, son los ingredientes principales a resolver. La perversión en estos planos puede llevar a la “bestializacion” de las prácticas como el “ensañamiento” con un paciente moribundo en una terapia intensiva, o violencia de género en un parto, o la violencia institucional en un centro psiquiátrico u obligar pasar largas  colas para un examen de laboratorio, casi siempre de madrugada. La deshumanización es extrema cuando un paciente que se siente mal debe esperar una “clave” del seguro para ser atendido en una clínica privada, práctica prohibida en Venezuela,  o cuando el sistema público tiene el único tomógrafo dañado y el paciente debe acudir a pagar lo que no tiene en una clínica. O más perverso aún ciertos médicos que se niegan a recibir los estudios realizados en barrio adentro. Esta gama de problemas son solo ejemplos de lo cotidiano que le puede suceder a un paciente(caracterizado por la paciencia), que más bien es un ciudadano que tiene derechos y que el Sistema Público de Salud(SPS) está obligado a resolver.  

   En reciente decreto 1656 publicado en gaceta Oficial del 16 de marzo del año 2015 firmado por el ministro del poder popular para la salud Dr. Henry Ventura Moreno, resuelve que “nuestros centros de salud se alejen del letargo de la burocracia, instaurando un servicio con altos niveles de educación y humanismo”,  como “principios esenciales y rectores del sistema de salud en toda su extensión, la equidad, la eficiencia, la dignidad, la honestidad, la inclusión, el profesionalismo y la humanización de las practicas y sistemas de salud.” Además agrega “que nuestro pueblo soberano, independiente, indómito e indoblegable reciba de toda persona que se encuentra involucrada el funcionamiento del sistema de salud a nivel nacional un servicio  de calidad, vanguardista y prominentemente humanístico” y “que toda persona que se encuentre involucrada en la prestación del servicio de salud” “tiene la obligación de cumplir las normas esenciales de cortesía y mantener un trato cordial con los pacientes y sus familiares”. El decreto profundiza que “el personal directivo de cada centro de salud tenga como meta principal fomentar la paz y la conciliación en sus labores diarias tanto con el personal a su cargo como con los pacientes y familiares” como así que el “Ministerio del poder popular para la salud conjuntamente con sus órganos y entes adscritos implementen políticas, programas, planes a velar por el cumplimiento las presentes disposiciones” y sancionar “la discriminación, el maltrato, la injusticia y todo practica que cercene directamente o indirectamente el derecho fundamental a la salud y a la vida”. Sin duda que con este marco legal, con una constitución que considera la salud un derecho humano, la voluntad política del gobierno, los servidores públicos, los usuarios y el pueblo organizado tenemos los instrumentos necesarios transformar  el sistema público de salud desde la base. 

    El acto médico muchas veces se convierte en una relación de poder, donde sus actores en el caso del paciente es un individuo con angustias, preguntas, dolores, necesidades y una afección en  curso; el médico recoge una historia, examina al paciente, y tiene una información acumulada que lo sitúa en una relación dominante. Cuanto más grave es la enfermedad la relación es más conflictiva, estresante, y difícil. El sistema de creencias de los actores es importante que suele prejuzgar “que si el paciente mejora es gracias a dios,  y si el afectado empeora es culpa del médico”. De cómo se vaya desenvolviendo con el tiempo esta relación, el paciente va reconociendo a “su médico” y busca recompensarlo de alguna manera como gesto amoroso (unos huevos caseros o reconocimiento público). De lo contrario la relación adquiere visos de dependencia en la necesidad, autoritaria y muchas veces del lucro por parte del médico, y generando tensión y hasta violencia mutua. Con el proceso de cambios producido en la Republica Bolivariana de Venezuela, se van generando nuevos paradigmas, nuevos modelos médicos que de poco pueden modificar la relación médico paciente, en una relación más solidaria, más comprometida, más militante, más de servicio con mejores resultados. Ver http://www.portalalba.org/index.php/2014-03-29-22-13-16/2014-04-01-19-25-18/alba/5194-medicos-comunitarios-medicos-de-a-pie

     En cuanto a las instituciones médicas muchas veces están plagadas de vicios, burocratismo y rutinas. Direcciones personalistas, trámites muchas veces innecesarios y sobre todo rutinas que salen del “sentido común”. Poner a hacer largas colas a los usuarios de la misión milagro para recibir sus anteojos a pesar que se atiendan a todos demandantes del día, desmerece el servicio tan necesario, incluyente, y “milagroso” de la misión. Lo que pudiera ser un servicio ejemplar comparado a un servicio privado, la “cola” produce disgusto, malestar y una experiencia negativa. Otros ejemplos con violencia institucional son las emergencias de los grandes hospitales donde sus pasillos se convierten en calvarios para el paciente y sus familiares. La decisión en manos del médico “jefe de guardia” o muchas veces del camillero de “subir a piso” al paciente traumatizado convierte un cuello de botella al sistema, algunas  veces con “tráfico de influencias” o “sustracción” del paciente a la clínica privada. Vital importancia es la identificación del personal, su uniforme, su actitud, para que el paciente sepa con quien habla, y a quién reclamar. La “despersonalización” es un refugio de la burocracia y la ineficiencia. Un ambulatorio, un hospital, un médico o enfermera no solo “debe ser” sino “parecerlo”. Cada institución tiene sus propias características, que solo evaluando detalladamente con “la ruta del paciente”, la calidad de información de los servicios, la amabilidad, la limpieza, la actitud de todo el personal en función de la “humanización” institucional  solo puede resolverse en colectivo, trabajadores de salud y pacientes, usuarios y poder popular contralor y gestor de la salud. También los integrantes de una institución requieren disciplina, formación, estudio y trabajo voluntario solidario y compartir espacios de recreación. 

   Por último, el sistema de salud hegemónico determina los objetivos del Plan de Salud, los sujetos sociales priorizados, el modelo y las políticas de salud. Nos hemos referido también las grietas del sistema,

http://www.aporrea.org/contraloria/a210687.htm y la necesidad de avanzar en la Ley del sistema único de salud para superar la fragmentación y las “odiosas” diferencias con la medicina privada. Lejos está de ser más eficiente lo privado, que precisamente se aprovecha de las debilidades de SPS. Van por el   “lomito” lucrativo del negocio de la enfermedad, que no lo hace más humano ni mucho menos solidario. El sistema también debe evaluar sus resultados, los indicadores de salud y activar mecanismos para ajustar políticas de acuerdo a los resultados. Prueba de ello es la decisión del MPPSalud y Barrio Adentro de priorizar 6 programas para mejorar los indicadores, coordinado todos los recursos para ello en mesas de trabajo en todos los estados. Ante las dificultades por la guerra económica y los factores que dilatan la aplicación del plan estratégico, estamos obligados a radicalizar el proceso de cambios en la salud en el sentido de fortalecer la red integrada de salud, el enfoque preventivo promoviendo vida saludable para el buen vivir, y en la etapa de recuperación de la salud humanizando las practicas, las instituciones y el sistema, avanzando en un modelo socialista de salud. Como solía repetir apasionadamente el comandante Hugo Chávez citando a Albert Einstein “el capitalismo decapita lo humano”.

*Medico coordinador regional de salud respiratoria. Miembro del colectivo de dirección del Hospital “Dr. Julio Rodríguez”. Cumaná Estado Sucre

rodolfocarballo@hotmail.com



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