Lo que se nos viene encima y las urgentes medidas a tomar para superar el impacto

Esta vez escribo en serio, pues, el contexto internacional está entrando en una fase de fuerte turbolencia especulativa y eso repercutirá seriamente en nuestra economía y en nuestra sociedad.

Dicho escenario, al parecer, no le preocupa en nada a nuestros intelectuales y políticos, quienes veo muy concentrados en chismes y disputas estériles e incapaces de observar mas allá de la punta de sus narices.

Nadie que ame reflexionar acerca de cómo van las cosas en nuestro país, puede darse el lujo de quedarse de brazos cruzados mientras acontecimientos mundiales extraordinarios están por arremeter contra nuestro presente y, aún mas, contra nuestro futuro. El tiempo se agota y es profundamente irresponsable seguir subestimando lo que se avecina.

En un anterior artículo ya había reflexionado sobre las consecuencias que tendrán para nuestros ingresos el acuerdo en materia nuclear alcanzado por Iran con el “5+1 Group”, el fin de las sanciones economicas y comerciales contra dicho país y la próxima reactivación de su producción petrolera (véase: http://www.aporrea.org/actualidad/a210730.html) .

A este escenario se une ahora el anuncio de las autoridades de la Federal Reserve de disponerse a aumentar el costo del billete verde, en un momento en el cual la economía china muestra fuertes signos de debilidad (lo que hace presumir la inevitable explosion de la burbuja especulativa en su mercado bursatil) y lo mismo se podría decirse de la economía europea, que sigue luchando para recomponer sus piezas relacionales, luego de la crisis greca y del consiguiente enfriamiento político que la misma ha provocado entre los principales componentes de la UE.

Ante este escenario crítico, nuestra clase dirigente no puede seguir durmiendo, pues, el aumento en octubre de la tasa de interés de la Federal Reserve implicará, para Latinoamérica, fuga de capitales hacia los Estados Unidos y, para nosotros, un fuerte encarecimiento del precio dólar, con la inevitable e ulterior pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda nacional.

La palabra de orden es, entonces, ahorro, ahorro y ahorro.

El famoso “Glope de Timón”, hasta ahora solo anunciado por todos los medios, debe convertirse en una concreta urgencia operativa. Nuestra clase dirigente debe realizar un drástico recorte al gasto público improductivo, especialmente en el campo del costo de la política y de los políticos.

Hay demasiados parásitos en el aparato público e institucional; hay allí adentro demasiados apadrinados cuyos roles y resultados -en términos de gerencia, productividad o innovación- no se ven por ningún lado. Es urgente reducir los ministerios y vice ministerios a, por lo menos, la mitad. No es posible que un país como el nuestro, con apenas 30 millones de habitantes, tenga mas ministerios y viceministerios que China, Canadá o Indonesia.

Los viáticos, honorarios y demás regalías de parlamentarios, diplomáticos, gerentes y altos funcionarios de las principales empresas e instituciones del Estado deben reducirse de, por lo menos, un 40%. Habrà que hacer un riguroso inventario para eliminar la enorme cantidad de entes inútiles e ineficientes, creados sólo para darle cargos a parientes, amigos y amigos de los amigos. Esto vale tanto a nivel nacional como a nivel regional y municipal. Alli hay un derroche escandaloso de recursos. El requisito debe ser: “money for service”. Quien no cumpla con ese requisito debe desaparecer del mapa.

Hay que decretar un impuesto al lujo e impedir que las medidas a aplicarse tengan repercusiones entrte los mas pobres. Los mas necesitados no deben ser destinatarios de las medidas del recorte del gasto público. Golpear el derroche, la ineficiencia del aparato y el costo de la política y de los políticos, no la inversión social bién orientada.

Los 40mil millones de dólares que el Estado ofrece anualmente a comerciantes y empresarios para importar o producir, deben ser rigurosamente controlados y MONITOREADOS para evitar que, luego, se especule con los precios o no se compre o importe cosas diversas a las declaradas inicialmente.

Al respecto, el Gobierno deberìa finalmente dotarse de un plan industrial estratégico que asuma la pequeña y mediana empresa productiva como punto prioritario de referencia. No mas financiamiento al comercio interno, eso no genera empleo y enriquece unos poco vivos. Mejor financiar sólo la empresa productiva. Aquí se podrían experimentar formas mixtas de micro-producción (privado-social es decir, microempresarios+consejos comunales).

Los gerentes de las empresas públicas que han llevado muchas de ellas a la quiebra por culpa de sus improvisaciones, deberán responder ante el pueblo por dichas quiebras y devolver todo el sueldo, propiedades y otros honorarios recibidos mientras estuvieron al frente de dichas empresas.

Dicho sea de paso, todo el mundo sabe que las empresas públicas son altamente improductivasy deficitarias y no cumplen con la mision para la cual han sido creadas o sea, reducir los elevados niveles de importación de bienes y servicios. Tales empresas, en manos inexpertas, no son capaces de satisfacer ni siquiera el 10% de la demanda nacional, debiendose recurrir en muchos casos a otras empresas públicas “comercializadoras” (sic!) para importar productos que las primeras deberían producir aqui porque para eso fueron creadas). Basta subsidiar la importaciòn de whisky. Quien quiera beber fino que se pague su vaina!

Nuestros ingresos en moneda extranjera se han reducido dramáticamente a la mitad a causa del colapso de los precios del petróleo, la fuente generadora del 96% de las divisas que entran al Estado. Esto ha generado un déficit fiscal cercano al 20% del PIB e impactado en nuestros ahorros internacionales, los cuales han retrocedido a los niveles del 2003 es decir, a menos de 17mil millones de dólares.

Gasto público improductivo. Insisto en que es allí donde debemos golpear duro hasta reducirlo drásticamente. En lo específico, insisto en disminuir a niveles razonables el costo de la política y de los políticos. Debemos insistir en esto porque eso es lo que genera mas corrupción y mas despilfarro.

Nos quedan apenas entre 18 y 24 meses para actuar. Seguir durmiendo sería irresponsable, pues, nuestros desequilibrios macroeconómicos se aceleran cada día mas y con ellos, comienza a ser muy realístico el riesgo de entrar en default o de suspender los pagos de nuestra deuda externa ya a finales de este mísmo año, con todo el daño de imágen internacional que ello conlleva para un país como el nuestro, quinto productor mundial de petróleo y miembro de la OPEP. El mundo no entendería eso. Y nosotros tampoco.

En fin todo lo propuesto aqui habría que hacerlo con la máxima urgencia si queremos evitar el conflicto social y la inestabilidad política. Guerra avisada no debería matar soldados. Si, no debería ...

 

serrano.edgar536@gmail.com

Twt: @Nicherosso



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