Pasado, presente y futuro

Parlamento funerario

En Venezuela, muchos son los hogares que se han enlutado debido a que el “hampa” nos ha arrebatado un ser querido.

La delincuencia en el país es de vieja data. Vale recordar que a finales del siglo pasado la “nota” era matar por un par de “tenis”, hoy lo hacen por un celular, un reloj, una moto u otro bien material codiciado por el delincuente que se halla atrapado en la lógica consumista que implanta en las mentes el sistema capitalista.

Sin embargo, en medio del “dolor”, hay quienes no pierden tiempo para hacer proselitismo político en base a los hechos.

En consecuencia, hoy en día las exequias se han convertido en un gran parlamento funerario, donde el tema relacionado con la inseguridad en el país conlleva a largas discusiones que giran en torno a despotricar y/o defender a la Revolución Bolivariana.

Pero ¡ojo!, no se trata de defender lo indefendible ni de librar al Gobierno de toda culpa, porque por supuesto que en cierta medida él tiene responsabilidad en el asunto. Se trata de reconocer hasta donde son las competencias de cada quien y de hacerle la crítica necesaria a aquel sujeto que incumpla su función.

En medio de estas discusiones muchas son las personas que no entienden que a veces el delincuente se forma en casa. Por ejemplo, cuando permiten que sus hijos se “recreen” pasando largas horas frente a un videojuego el cual le enseña cómo asesinar a alguien. O también cuando se juntan en familia para “distraerse” viendo la “famosa” serie de “El Capo”, la cual le enseña a nuestros niños qué se debe hacer para llegar a convertirse en un gran vendedor de la drogas.

Claro, todo esto sin descartar las nuevas prácticas delincuenciales que se vienen desarrollando en el país, provenientes de Colombia, las cuales responden a un plan político muy bien diseñado por la cofradía narcouribista a fin de atacar a nuestra Revolución. A lo que también le debemos sumar la complicidad policial y del sistema de justicia en general que con el paso de los años hace crecer aún más los niveles de impunidad.

Cada quien debe hacer su parte. En casa debe prestársele más atención al niño, niña y adolescente para que no pase a las filas de ese grupo de delincuentes. Y al Gobierno le corresponde, mediante el sistema de justicia, deslastrase de esos viejos vicios cuarto-republicanos los cuales brindan las condiciones para que se delinca a sabiendas de que el manto de la impunidad cubrirá al delincuente, mientras sigue creciendo el número de familias que se tendrán que ver enlutadas producto de todo lo antes dicho.

hectorabache@gmail.com


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Héctor Abache

Escritor. Trabajador socio-comunitario.

 hectorabache@gmail.com

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