¿De quien es la culpa: del petróleo, del gobierno, o de la oposición?

La crisis social, política y económica, que atraviesa nuestro país, se agudiza; reina la anarquía. Ya es costumbre leer en la prensa titulares sobre asaltos y asesinatos a plena luz del día; violaciones, secuestros, etc.

¿Qué fenómeno, qué generación de políticos, ha llevado a nuestro país a este caos? ¿Qué responsabilidad tienen en ello la Cuarta o la Quinta República?

Este maltratado pedazo de la Tierra es cuna de libertadores, de Bolívar, de Sucre. Desde Venezuela, la libertad cabalgó, se abrió caminos, por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia. Gracias a Miranda, la esencia libertaria venezolana quedó grabada en el Arco del Triunfo.

A principios del siglo veinte, los países suramericanos cuyas economías dependían principalmente de la agricultura, compartían características similares en cuanto a calidad de vida, a valores; de respeto, y de convivencia. Hoy vemos como Ecuador y Bolivia; por citar sólo dos; sin contar con las inmensas riquezas materiales que posee Venezuela, disfrutan de una aceptable calidad de vida. Perduran en esas sociedades, aquellos valores. Mientras que aquí, en la patria de Andrés Bello, maestro de Bolívar y creador de la primera universidad de Chile, paradójicamente, lo que se percibe en las calles es una sociedad urgida de educación, de valores de esos que nos enseñaban nuestros abuelos “Los que hacen falta”; como bien los definió Alí Primera en su hermosa canción.

El gobierno de Marcos Perez Jiménez; a pesar de ser autoritario, tenía un proyecto de país; tal como lo resaltó el mismo Chávez. El 23 de enero, con su derrocamiento, se instauró la Cuarta República, y con ella se desata el desastre, germinan los antivalores. Patriotas, como, Medina Angarita, Ruiz Pineda, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco y Prieto Figueroa, entre otros; fueron “desplazados” por viles politiqueros, como Betancourt, Carlos Andrés Perez, Gonzalo Barrios, y el verdugo David Morales Bello.

La súbita “riqueza” que generó el petróleo, motor del contaminante industrialismo (socialista y capitalista); en manos de esta clase de “gobernantes” nos hizo un grave daño. Fuimos abandonando el campo, la siembra, para convertirnos en uno de los principales países exportadores de petróleo, pero también en uno de los principales países importadores de gran parte de lo que consumimos. A la mayoría de los venezolanos nos inculcaron la falsa y terrible idea “gracias al petróleo el Estado nos debe regalar todo”

A comienzos de la Quinta República, el extraordinario ingreso petrolero, fue asignado a las empresas estratégicas, a salud, educación y vivienda; pero (a excepción del sector vivienda) lamentablemente, esos recursos pareciera no haber llegado a su destino. Chávez, humanista y talentoso líder, cometió algunos errores. Se dejó envolver por cínicos y adulantes, que de un día para otro decidieron ser “revolucionarios”. El pueblo que lo llevó a la presidencia; estaba en una etapa de transición; tenia rabia por tanta desigualdad e injusticia; pero buena parte de ese pueblo, triste realidad, conservaba aquella malévola conducta “pónganme donde hay” ó “cuanto hay pa' eso” inoculada desde el año 58 por quienes se valieron de aquella atractiva consigna de “Pan, tierra y trabajo” para burlarse de su credulidad y repartirse el botín petrolero. En 14 años de gobierno “socialista” en lugar de poner mano dura, (que no significa actuar como la DINA de Pinochet) contra la inseguridad, contra la corrupción; se le dio “el poder” a un pueblo sin formación, ni conciencia revolucionaria.

Siempre seré militante del humanismo ecológico por el que lucharon Fabricio Ojeda y “el Flaco” Prada. No estoy de acuerdo con del latifundio, pero tampoco estoy de acuerdo que se expropien empresas y tierras para ponerlas en mano de avaros improductivos que marginan a campesinos trabajadores de toda la vida por no estar de acuerdo con los “lideres” que ahora “trabajan esas tierras”.

Sabemos que el gobierno otorga créditos sin control alguno, para “fomentar el trabajo y la producción” pero la realidad, en la gran mayoría de los casos, es que esos recursos, son para que un astuto se los gaste; le dé “alguito” al otro que está “montao” para que declare perdida de la cosecha, y listo. Sobre la administración de justicia, mejor no entrar en detalles. Conozco a algunos jueces, sé de su “ética y trayectoria profesional” por eso no me sorprenden con el repentino auge de su nivel de vida. Conozco abogados honestos, pero siempre resultan marginados. Por decir todo esto; quizás me tilden de “traidor a la patria”, pero como decía el comandante, quien además siempre llamó a la autocrítica, “con la verdad, ni temo, ni ofendo”. El PSUV, está en declive; ejemplo de sectarismo, con pocas excepciones, quienes allí tienen poder creen que ser como Fabricio Ojeda, o como el maestro Prieto, es ponerse una franela roja y aprender a tararear una canción de Alí.

Cierto, quedan venezolanos honestos y trabajadores, a quienes sí les duele la patria y aún sobreviven al hampa impune y a la galopante inflación (algunos apoyan al gobierno, otros a la oposición) a ellos, mi respeto y mi admiración. Pero lamentablemente hoy; a la mayoría nos encanta hablar mal de este gobierno, del anterior y del que venga; Y en gran parte de todas las clases sociales, si se presenta “la oportunidad”: la comisión, el matraqueo, “la raspadita”; y el “bachaqueo” (en todos sus niveles); la aprovechamos.

Esto no cambiará a corto plazo, estamos conciente de ello, a menos que decidamos Despertar nuestra espiritualidad y nuestro amor a Dios; y con base en un efectivo y vehemente plan, se minimice la inseguridad y la corrupción, para que podamos todos salir tranquilos a la calle, y recobrar la cultura del trabajo, la humildad ¡la tolerancia! Fortalecer la familia; dejar a un lado la vanidad. Mientras eso no suceda; nos seguiremos comiendo la luz roja, muertos de la risa, con una fría en la mano, hablando mal del gobierno y rogando, “ojalá suba el precio del barril de petróleo para que CADIVI vuelva a aumentar el cupo”.

 

palmaritales@hotmail.com



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