Ciudad Bolívar: territorio inhóspito (I)

La capital del Estado Bolívar se ha convertido en día tierra de nadie, en un lugar inhóspito donde nada marcha, donde nadie atiende al llamado de las personas, donde los delincuentes actúan impunemente sin temor a sanciones. Aquí por lo visto no hay instituciones que respondan o que carguen con la maleta como dice el refrán.

En Ciudad Bolívar la vida transcurre como en una película del oeste. Aquí se impone la ley del más fuerte sobre el débil y nadie se atreve a protestar por temor a las represalias ya que los bandidos controlan el territorio.

El bachaqueo se ha convertido en una actividad abierta y lucrativa. Es común ver en las avenidas a personas vendiendo a precio de oro productos de primera necesidad, muchas veces adquiridos en mercados socialistas. Una leche cuyo precio es de 60 bolívares la venden hasta en mil bolívares, un café de 800 gramos lo venden en 600 y 700 bolívares, una harina pan en 60 y 70 bolívares y así por consiguiente.

Lo más grave es que quienes deben aplicar los controles para que esto no suceda, se hacen de la vista gorda o apoyan la sinvergüenza.

La inseguridad se acrecienta y los cuerpos policiales bien gracias. En la parroquia Catedral, donde está asentado el casco histórico, la mayoría de los establecimientos sólo trabajan hasta el sábado por la tarde porque los atracan pero lo más penoso es que hay funcionarios que ofrecen protección a cambio de un desembolso. Cualquier parecido con un western es pura coincidencia.

En la parroquia Agua Salada, por cierto priorizada por el Ejecutivo para la aplicación de los planes de seguridad, la delincuencia pica y se extiende. En la urbanización Los Próceres no hay una sola manzana donde el hampa no haya hecho de las suyas. Recientemente unos antisociales se metieron en la vivienda de un trabajador para robarlo y lo dejaron gravemente herido. Pero ese no es el único caso, son muchos en realidad. En las paradas los motorizados tienen azotados a los vecinos, el arrebato de carteras y celulares es el pan nuestro de cada día. Vemos las comandancias full de patrullas, si algo hay que reconocerle al gobierno bolivariano es la dotación continua de equipos y material de trabajo para los cuerpos policiales, pero no hay vigilancia, esta sólo se limita a operativos esporádicos, es decir montan una alcabala por un ratico y ya.

El transporte público es un Karma permanente para los ciudadanos de a pie ya que las líneas que prestan el transporte público trabajan cuando quieren y no cuando el publico lo requiere. En la urbanización Los Próceres los carritos por puesto dejaron de prestar el servicio colectivo para dedicarse a taxear aun cuando no cumplen con las normas mínimas de seguridad establecidas. Los choferes de los autobuses de la línea Santa Eduvigis se agrupan en el control a comadrear para dejar a la gente largas horas en las paradas esperando y los únicos que cumplen medianamente el servicio son los buses de Transbolívar , los llamados “rojitos” que son los que entregó el gobierno bolivariano a través del Ministerio del Transporte pero de esos solamente hay dos y trabajan hasta las 5:30 porque nadie les garantiza seguridad. La conspiración es fuerte.

 

mariaangelicagonzalez254@gmail.com

 



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