Precio Justo. ¿Cuál es el precio Justo?

Confieso que estoy vuelta un ocho. Lo lamentable es que no soy la única.

Cuando me hablan de precio justo, no entiendo.

Cuando oigo por la radio, leo en la prensa, veo y oigo por la tele, lo que exteriorizan los voceros de todas las jerarquías, desde el Presidente hasta los reporteros, a quienes les toca replicar la información, acerca de los precios justos, me sigo preguntando (ya que en anteriores artículos ya lo he preguntado)  ¿Cuál es el precio Justo? ¿Justo desde cuál óptica?

Los únicos precios justos que he pagado ha sido en Mercal. Cuando pago en Mercal, sí siento que vivo en un país donde estamos intencionalmente conduciéndonos en la orientación socialista como Sistema político, económico y social, igual cuando pago la gasolina, cuando voy al CDI y cuando constato la posibilidad que tenemos todos los venezolanos y quienes no lo son por nacimiento, de estudiar gratuitamente en todos los niveles educativos.

Aunque, en el CDI es frecuente por ejemplo, que llegues con una muela que debe ser extraída y no te pueden atender porque no cuentan con anestesia. O en la escuela llega con mucha dificultad los recursos destinados a la alimentación de los niños en los comedores o llegan fallos.

Aunque, en Mercal sólo me puedo llevar semanalmente un paquete de arroz, uno de pasta, uno de harina, una margarina cuando hay y un paquete de caraotas cuando hay, muy de vez en cuando hay leche y aceite, y nunca por diferentes razones he logrado comprar pollo, ni carne; a veces llega, se termina rapidito y no queda para el día cuando me toca por el terminal de mi cédula o no alcanza para todos.

Los sábados cuando pueden comprar todos los terminales de cédula y es cuando por lo que he observado, se vende una mayor variedad de productos; sin embargo, es usual también que se formen los grandes samplegorios y para mi sorpresa, el equipo de personas civiles, que prestan sus servicios en el Mercal (según mi experiencia lo hacen muy bien) no están respaldados por ninguna fuerza de seguridad, ni ellos, ni quienes hacemos la cola.

Es insólito, al observar que si se espera una mayor aglomeración de gente, no se tomen las medidas de seguridad mínimas; ante un ambiente de amenaza,  acentuado en los últimos días, con intentos fallidos de atentados violentos a la integridad física de grupos de personas, en marchas o en colas; con la detección de infiltrados cuya misión es desestabilizar, provocando temor y caos general. No se termina de desplegar en forma tangible un plan de resguardo a los ciudadanos; por cierto, ¿Dónde funciona aquello de los cuadrantes? Si existe, no se hace sentir, ni en los municipios, ni en las parroquias. 

Hablando de la cola, con mucha frecuencia, se extienden en el tiempo más de lo prudente; ya que considero que bajo ningún concepto es prudente mantener tanto tiempo a la gente esperando por productos que cubrirán sus necesidades básicas, productos que ya la cotidianidad te dice que se terminan primero (caso del pollo, la leche, el jabón, los pañales) la gente se crea expectativas, siente amenazada su oportunidad de obtener el producto; a lo emocional, se agrega las condiciones en las cuales hace cola; el sol, la lluvia o su posibilidad, el hambre, la sed (porque si vas a gastar en comer y beber la chuchería cara que te venden alrededor de la cola, no tiene sentido).

Lo cierto, es que todas estas condiciones se acumulan y caldean el ánimo de la gente; algunos comienzan a hablar sobre lo que creen y hasta de lo que ellos mismos no creen, pero se sienten convencidos por algunos otros y por las condiciones que están viviendo; lo que si se escucha mucho son frases como estas: ¡Esto es indigno! ¿Cuándo habíamos vivido esto?; usualmente no amplían, ni profundizan; pero son escuchados por quienes lo acompañan en la travesía en que se ha convertido hacer compras de productos considerados básicos.   

Total, tenemos que terminar en los supermercados privados (muchos somos arroceros y un paquete a la semana de arroz, no te alcanza y somos areperos y un paquete no te alcanza) donde por cierto, casi siempre duras más tiempo en las colas que en Mercal.

Recientemente fui a un reconocido super de la ciudad de Mérida, tomé una bandejita de pescado (me habían dicho que allí lo vendían un poco más económico que en otros sitios)  ¡sorpresa!  No llegaba a medio kilo y el precio se aproximaba mucho a los 400 Bs, luego reviso las bandejas de los pescados más sofisticados  y los precios bordeaban los 600 y 700 Bs. aquellas dos ruedas que apenas alcanza para una persona. Lo comparo con las bandejas de carne 250-450 Bs aproximadamente la misma cantidad y me digo ¡o sea!, para dónde tomo, si no soy consumidora de carne.

Ante estas experiencias diarias, … sí diarias, se me hace inevitable pensar, que aquello que nos dijeron sobre la eliminación de la pesca de arrastre y el consumo de pescado más barato, no era, ni es verdad.

Por eso NO CREO en lo que hoy se nos está diciendo a diario también, acerca del aumento de la gasolina y la mejora de servicios sociales… pero eso lo dejo para otro momento; pero si digo que, primero tenemos que convencer con los hechos, con organización y disciplina, tenemos que crear en primera instancia la cultura de la organización y la disciplina, ya que nos falta mucho de esos dos componentes que llevan a todo colectivo serio al éxito.  

Pero continuando con lo de la bandeja de pescado, lo que más me asombró es que en la etiqueta se leía Precio Justo y otra vez viene la pregunta ¿precio justo bajo que visión? ¿La del comerciante privado? Los voceros del gobierno hablan de precios justos y los comerciantes privados hablan y etiquetan sus productos, con los “precios justos”. Cada uno hablando desde su parámetro de precio justo, ¿En qué quedamos?

Al leer los “precios justos” en las bandejas, sentí que me estaban dando una bofetada; lo triste es que el común de la gente no come pescado, aunque todas las prescripciones de salud te indican que es más recomendado su consumo (sólo se lo permite, en las jornadas a cielo abierto que hace el gobierno para la Semana Santa) te ves obligado a comer carne y pollo cuando llega a Mercal, ¿por qué en Mercal no venden pescado?

Por estos días de asueto de carnaval, pasé por el frente de un restaurant en el centro de Mérida y tenía un aviso grande que ofertaba un “Combo exprés: dos pollos, acompañados de un servicio de yuca y guasacaca”, por “sólo 800 bs”; luego fui a una carnicería pedí me pesaran dos pollos y su costo 760 bs (con agua y todo) en diciembre compré un pollo y al abrirlo descubrí depósitos de hielo, o sea, con hielo y todo, veces lo abres y sorpresa, viene con dos cuellos, tres patas; cuando me toca pienso “salí premiada”, para no pensar mal de la moral de quienes se encargan de beneficiar y comercializar este producto

Pensándolo bien, como soy floja para despresar pollo, cuando tenga los 800 bolos, me compro los dos pollos ya cocidos con yuca y guasacaca y listo, ¿será justo, que ya lo vea justo?

Ahora bien, suponiendo que en mi casa comamos dos pollos semanales, al mes sólo en pollo gastaré 3.200 bs. ¿Me alcanzará mi sueldo?, NO, tendré que reducir a la mitad 1.600, con un sueldo mínimo no alcanza y menos para salir en carnavales, ni en semana santa, ni visitar el Museo de Ciencias en Mérida (ta’caro para una familia común de varios miembros) y no quiero pensar en los boletos a “precios justos” que cobrarán en el teleférico de Mérida.

Pero si me enteré de los “precios justos” en los boletos para visitar los Aleros y Venezuela de antier, para los niños mayores de 4 años 450 y para los adultos pasan de 550 bs, saquemos la cuenta para una familia de tres niños sobre los 4 años y dos adultos(mis familiares que intentaron visitar estos sitios turísticos).

Hablando del pollo y de la carne, evoco la valla publicitaria que ilustraba a una vaca diciendo coman pollo; ahora la vaca dirá coman yuca  y no está mal que la situación nos conduzca a cambiar hábitos alimenticios y nos inclinemos al consumo de verduras, pero cómo puedes comprar tomates a 180 bs. por ejemplo. Ni con un sueldo medio lo puedes comprar, así te aumenten 10, 15 ò 20%, ni pensemos con un sueldo mínimo, cuando el sueldo se consume pagando pasajes, los cuales si aumentan descontroladamente; antes de diciembre y durante diciembre “por el fulano aguinaldo” y así se quedan.

Pero OK, en diciembre por lo del aguinaldo, pero ¿en carnavales?, en ¿semana santa?, ¿por qué se aumenta el 25% en todos los pasajes?

Según escuché por Radio Nacional  de Venezuela, el viernes 13, en ocasión al operativo Carnavales 2015, lo del 25%, es un “incremento legalmente establecido”. Me confundo ¿Resoluciones como esta nos conducen realmente al socialismo? No sé, pero pensaba que podía ser lo contrario; rebajemos por lo menos en un 10-15% para que te vayas a vacacionar con más holgura y no te endeudes, luego de las vacaciones tienes que enfrentar los préstamos que hiciste aquí y allá; es decir, no podemos rebajar, pero si aumentar, por dónde lo vea eso es capitalismo.   

Estoy clara en los esfuerzos que está haciendo el gobierno y los apoyo, pero ya no podemos seguir diciendo “cometimos un error” no nos lo permitamos. Que florezcan ya las medidas de control que desde hace tiempo se impondrían y no se aplicaron, las capta huellas, las listas oficiales de precio, el marcado de precios, eso nos da organización y disciplina. Por qué no se hizo y por qué no se termina de cumplir, (promesas congeladas)

Tenemos que esperar que la soga nos llegue al cuello para actuar. Mala costumbre del venezolano.

No se le dé más crédito a quienes no han hecho un buen uso de los bienes preferenciales, parece que mientras más mal se portan, más  beneficios reciben, hay casos en los que uno no encuentra una explicación lógica. No han cumplido, han estado metidos en el sabotaje y la desestabilización y se le ha repetido el beneficio, eso es imperdonable; afinemos desde el gobierno los controles permanentes, que no sean sólo el producto de un momento crítico, acostumbrémonos  al debido seguimiento.

Somos humanos y cometemos errores, pero ya nosotros con todo lo que hemos vivido, tenemos las lecciones aprendidas, el mismo Presidente ha dicho, nadie nos viene a echar cuentos;  estoy tan consciente de ello,  que por lo mismo  digo ya no quiero escuchar más “cometimos un error” en cuanto a lo que debemos hacer para lograr el equilibrio del abastecimiento de los productos básicos y su control necesario y urgente.

Refiriéndonos a lo básico, se viene a mi memoria la Teoría de las Necesidades de Abraham Maslow, quien ilustra una pirámide donde en su base están las necesidades de sobrevivencia y a medida que se avanza a la cúspide se plantean las necesidades de desarrollo y realización personal

No permitamos que el pueblo se mantenga en el tiempo, girando en torno a la satisfacción de las necesidades básicas. Organicemos con disciplina estos niveles que nos van a dar el soporte requerido para aguantar los embates que nos conducen a ello y restan la energía y concentración necesarias para la reflexión, el desarrollo, la autorrealización y la realización colectiva y con ello la realización  del Plan de la Patria.       

Sustentados en los censos que nos han solicitado que realicemos en los Consejos Comunales; zonifiquemos los mercales. En cualquier sociedad bien organizada, la gente tiene que registrar el sitio dónde vive y reportar el cambio de vivienda permanente; nosotros, a pesar de los numerosos censos, no hemos logrado una organización que nos permita fluidez en el desarrollo de los programas sociales.

Una buena organización en este sentido, nos sirve hasta para situaciones de emergencia, para localizar a la gente y saber quiénes salieron afectados, con un mínimo margen de error, en caso de catástrofes, por ejemplo.   

Presidente y su Equipo, no invirtamos más tiempo pecando de inexpertos, preguntémonos porque lo que inventamos ayer no nos sirve para mañana, con los ajustes necesarios, ¿Por qué no se sostienen en el tiempo?

Lo que ya debería estar consolidado, resulta que estamos siempre comenzando. Por qué tengo que seguir viendo como hoy se construye tantos mercales, tanto PDVales y después vemos como se caen, dejan de funcionar, o funcionan a la mitad. Cada vez que se presentan las crisis escuchamos a voceros del gobierno, incluyendo al Presidente “vamos a reactivar tantos PDVales, tantos Mercales, tanto Mercalitos” y uno se dice: ¡Aja y no estaban funcionando!; de tal manera que aquellos que quedan en pie se ven sobresaturados por la demanda y la gente en la cola se queja “se vienen de todas partes y nosotros los que vivimos en esta zona, nos quedamos sin nada”.

Cambiemos la situación ya, organicémonos:

  • Publiquemos la lista de precios de todos los productos, que sea obligatoria su publicación y que se venda como aparece en dicha lista.
  • Zonifiquemos a la población, para que no nos estemos matando por un pollo o un kilo de leche, si sabemos el número de personas que según su cédula asistirán cada día, se hace con más seguridad los cálculos necesarios y hasta le podríamos llevar la bolsa a su casa si queremos y en verdad sí lo podríamos hacer, sobre todo a las personas de más edad (quienes de paso sea dicho, algunos se desmayan) Todo esto lo podemos hacer si estamos organizados y así, si se terminan las colas. Disciplina pana.
  • Garanticemos el abastecimiento de los productos en cada Mercal y PDVAL, incluyendo el pescado, el jabón, el papel sanitario, pañales y medicamentos,  en forma permanente.  debe continuar la situación, hoy si hay, mañana no y el temor de la gente a quedarse sin productos.
  • Garanticemos la adquisición de los productos destinados a mantener los requerimientos del transporte, igualmente por la vía de la zonificación y el registro previo (sin más dilataciones).
  • Produzcamos los productos por los cuales nos están asfixiando, tenemos con qué producirlos, la materia prima de la mayoría de los productos básicos la tenemos. Llevamos quince años tratando de instalar la infraestructura necesaria, parece que pasaremos quince años más. Con las uñas pero hagámoslo. Aprendamos de Cuba. Nos ha faltado realmente firmeza, disciplina y seguimiento.

Estos son cinco acciones concretas, no son desconocidas para nadie, creo que todos en algún momento hemos pensado en su posibilidad porque sabemos que el país está en condiciones de cumplirlas, si queremos; pueden ser más, pero no menos.

Una eficiente organización disciplinada, que incluye el seguimiento y un funcionamiento  sostenido en el tiempo, con los ajustes necesarios, es lo que necesitamos Presidente Maduro. A veces siento que nos entretenemos, nos diluimos y no ganamos tiempo.

Para terminar, el Profesor Martín Guedez, en una entrevista que le hicieran hoy 20 de febrero, en el programa de Richard Peñalver “La patria Nueva”, trasmitido por Radio Nacional de Venezuela, hizo un análisis desde un contexto histórico-político-social, que esta imperdible y que debe difundirse por todos los medios posibles, que le llegue a todos los venezolanos.   

 

* Orientadora

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Ruth Cueto*


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