Querido Eufracio

Todos somos culpables, los unos y los otros. (Unos más que otros). Estas crudas imágenes, que vemos y presenciamos a diario de compatriotas haciendo cola por comida, medicinas y otros entes, nos dicen claramente en lo que hemos convertido nuestros sueños de ayer y de hoy, aquí se barajan verdades con mentiras de los líderes de nuestra Venezuela querida. Venezuela es hoy, una tierra de colas de carencias, de mendigos y pedigüeños, que se conforman con el mendrugo que le da el gobierno de turno igual que antes fue lo es ahora.

Es una lástima que de aquella supuesta y soñada “revolución bonita”, que soñara el comandante y presidente Hugo Chávez, no se cristalizara en vida, y esto por ahora es lo que va quedando, por culpa de la incompetencia y de la indiferencia de unos y otros. Me pregunto yo: "es que acaso todos”, somos malos hijos de la patria de Bolívar, no la queremos ni la amamos bien, como ella se merece, no la queremos si no únicamente para tomarla por asalto y saquearla en nuestro propio beneficio como ya ha ocurrido tantas veces a nombre de la patria, y nos sucede lo mismo, en estos días de oscuro futuro para la patria.

En esto nos han convertido los malos dirigentes de la patria tanto unos como otros, son culpables, aquí no se salva nadie: corruptos, guarimberos, bachaqueros, contrabandistas, buhoneros, burócratas, boli-burgueses, cúpulas, testaferros, acaparadores, usureros y dele que aún faltan.

Entre todos unos y otros estamos destruyendo nuestra patria, aquí hoy no existen patriotas dignos, ni buenos hijos de Bolívar. Bolívar, quien muere traicionado por Santander, (que intenta asesinarlo en Bogotá, y por Paéz (que lo expulsa de su patria), (por unos y por otros), que fueron sus enemigos como en estos momentos está sucediendo con Venezuela. Y sucedió con Chávez, lo mismo que con el Libertador.

De opulentos petroleros mantenidos por los altos precios del barril de petróleo “bendición nuestra que no supimos sembrar”, como bien dijo una vez Uslar Pietri. Vivimos las vacas gordas, ahora nos tocan las flacas, los precios del petróleo han bajado en demasía, (lo que es malo hoy para nosotros, como país mono productor y exportador, es bueno para otros). Los países compradores y consumidores de petróleo están de fiesta en aquelarre de brujos. Cada vez ,es más difícil que el petróleo suba la escalera de los precios sobre tres dígitos, estamos cada día más cerca de una tercera guerra mundial, (mal de muchos consuelo de tontos) dice el refrán. Hemos malgastado la bonanza petrolera. El regalo de aquel momento de altos ingresos.

De opulentos sauditas, de primer país en reservas petroleras probadas y certificadas, y de muchas otras riquezas no aprovechadas aún, pasamos a mendigos, ¡si mendigos! de esta historia de pedigüeños y bandidos, sin justicia y sin castigo, que andan aún hoy sueltos, como Pedro por su casa.

Los unos y los otros, gobierno y oposición, industriales importadores y comerciantes mayoristas y minoristas, se han aprovechado de los dólares baratos, con sus empresas de maletín importaron basura, y estafaron y robaron al pueblo con contenedores llenos de piedras, chatarra, comida y medicinas con fechas caducas o en estado de descomposición, sub facturadas, para luego venderlas a precios del dólar negro. Aquí nadie de ellos está preso por ahora, ni sus nombres conocemos, menos las caras, aunque nos las figuremos. Este y ahora ha sido y es el festín de Baltasar. Aunque luego aparezcan escritas por manos invisibles, en los muro de sus palacios, templos y calles, aquellas frases que en su tiempo, hacen temblar a los que nos gobiernan, sonando como clarinadas de un profeta: (tu reino será destruido).

¿Dónde están los 27. 000 millones de dólares baratos?, como los llamo (aquel otro) substraídos de INDEPAVIS con complicidad y complacencia.

¿Quiénes fueron los ladros?

¿Están acaso presos?

Esos son los miles de dólares que no sembramos, y hoy necesitamos y salimos a pedir cual mendigos, a empeñar nuestras que se hicieron humo en manos de unos y de otros, (de malos hijos de esta patria), tenía razón aquella heroína que dijo: (Sólo el pueblo salva al pueblo).

¡Gran verdad!.

Entre alacranes, empresarios que no lo so, tracaleros de oficio y burgueses del antes y del ahora hemos hundido nuestros sueños de patria.

Patria, patria querida.

Ahora nos queda hacer periplos, mendigar, arrodillarnos e hipotecar nuestra patria querida, nosotros, los hijos de Chávez, a cambio de prestamos o concesiones realizadas (gran negocio) para los (generosos prestamistas) con petróleo barato a futuro, y zonas especiales y promesas.

Dios se apiade de nosotros, los unos y los otros. Hijos de la patria de Bolívar.

Con la verdad ni ofendo ni temo.


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José Juan Requena


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