Trincheras de Ideas

Aprovechemos la crisis para avanzar en el desarrollo

Por estos días se cumplen 12 años de aquel nefasto, infame y criminal paro/sabotaje petrolero que impulsó la oligarburguesía y la clase media alta para quebrar la Revolución y el gobierno revolucionario del Comandante Hugo Chávez.

Más de dos meses sin petróleo, sin gas, sin gasolina, sin distribución de alimentos, sin navidades ni pelota, cine o distracciones. ¡Y resistimos, vencimos y no nos derrotaron! Salieron de Pdvsa 20 mil traidores a la Patria que se lanzaron por aquel barranco y se estrellaron estrepitosamente. No sólo no se cayó la Revolución sino que 12 años después es de una fortaleza tal que pudo derrotar las criminales guarimbas que buscaban lo mismo de entonces, derrocar la Revolución y al Presidente Maduro.

Hoy la realidad es otra, el imperialismo yanqui, sin sus miles de amanuenses y cipayos de entonces, que caminan con el duro peso de la traición a la Patria, el fardo de una histórica derrota, arruinados, arrimados en casas ajenas, exiliados o pidiendo limosnas, con la nostalgia de un retorno al pasado cuarto republicano, mandando a sus hijos a la nefasta y peligrosa experiencia de las guarimbas, se lanza el imperio gringo solo con una política que pretende de nuevo quebrarnos al presionar la baja del precio del petróleo a nivel mundial, política dirigida fundamentalmente contra Rusia, Irán y Venezuela, altos productores de petróleo.

Destruyendo la naturaleza, contaminando ríos con venenosos químicos, fracturando la corteza terrestre para extraer petróleo de esquistos e inundar el mercado de aceites pesados más baratos, obligando, momentáneamente, al desplome de los precios del crudo.

¿Aprendimos las lecciones del paro sabotaje de 2002/2003? ¿Cuáles son esas lecciones, cuáles los nuevos retos ante una crisis que plantea tremendos retos, situación que la derecha fascista aprovecha para querer avanzar en sus políticas subversivas para derrocar la Revolución?

¿No tenemos oro, diamantes, coltan en abundancia, millones de hectáreas de tierras improductivas, inmensa riqueza pesquera, industria turística sub utilizada?, son algunas de las áreas que esperan para ser acometidas para las políticas de desarrollo que sustituyan la dependencia del petróleo.

Los revolucionarios, los que tenemos muchos años luchando por una Venezuela libre, soberana, independiente, desarrollada y socialista, en el concepto de pequeña potencia regional que nos hablaba el Comandante, debemos ser autocríticos y admitir que el proceso de desarrollo industrial, tecnológico y científico ha sido muy lento para diversificar la economía. Pareciera que no hay comprensión, certeza que debemos desatarnos de la coyunda petrolera, la que ha generado una dependencia y una cultura que nos viene haciendo un daño muy grande.

Las fortalezas que significan las industrias básicas que no han dejado de estar en una crisis, una politiquería y un conflicto que parece las ha convertido en una rémora antes que un poderoso instrumento de desarrollo y liberación. La politiquería, el sindicalerismo, las mafias parecen predominar por sobre el interés nacional.

De la producción de oro ni hablemos, es algo verdaderamente vergonzoso, las más abyectas políticas anti nacionales a los ojos de todo el mundo. Minerven es una especie de caja chica, sindicatos que parecen grupos delincuenciales muchos de sus dirigentes, paros permanentes e interminables, las minas desmanteladas, costosos bienes robados, áreas invadidas por facinerosos, robos de oro a granel, muertes de trabajadores por violación de la seguridad industrial, dramática disminución de la producción de oro afectando la moneda que tiene el oro de respaldo, tendencia a revertir las minas nacionalizadas y los intereses transnacionales maniobrando por detrás de esa crisis para apoderarse del oro venezolano.
El oro puede ser perfectamente un sustituto del petróleo por los altísimos ingresos que puede generar, ¿pero cuándo el gobierno revolucionario va a actuar y entender eso?

¿Y el coltan? Se lo llevan robado los garimpeiros colombianos, brasileños y guyaneses. Colombia no produce coltan, por lo menos no en cantidades apreciables, sin embargo ese país aparece internacionalmente como gran productora de ese estratégico mineral, gracias a quién? A Venezuela. Así serán las cantidades del mineral que se llevan clandestinamente. Es una ironía pero es la realidad. Pero, al parecer, el peso cultural del petróleo, la dependencia que ha generado en 100 años de explotación, no permite ver que teniendo en los estados Bolívar y Amazonas cuantiosos reservorios de coltan, y allí está otra fuente de inmensa riqueza para el país. Que no lo haya visto el capitalismo y se lo hayan dejado a los garimpeiros depredadores, ya eso no cuenta porque ellos no tienen el poder político ni el control del Estado ni de sus riquezas y posibilidades económicas. La industria y explotación del coltan deben valorarse como una industria de gran envergadura, igual que las empresas básicas, y desarrollar una agresiva política de venta internacional del producto y su uso en nuestra naciente industria espacial y otras áreas. A la vuelta de pocos años tendremos un ingreso si no igual, bastante parecido al ingreso petrolero.

¿Y qué se sabe de la explotación del diamante, que igualmente se lo llevan para el exterior en cantidades industriales grupos paramilitares colombianos? ¿Dónde están las políticas para explotar y exportar esa importantísima riqueza a través de empresas controladas por el Estado?

¿Cuántos países añoran tener las riquezas naturales de nuestra inmensa diversidad geográfica? ¿Cuántos países viven de la industria turística y no tienen ni la cuarta parte de lo que tenemos en Venezuela, y esa es su primera fuente de ingresos? ¿Por qué nosotros, como pueblo, con una revolución en marcha, teniendo una visión audaz de explotar racionalmente la industria turística, con una concepción productiva, que genere riqueza al país pero vista con una visión socialista, con la participación del poder popular. Fracturar la visión capitalista y desarrollar y explotar el turismo en gran escala, con pasos audaces, no depredatorios, participativos. Si se desarrolla una industria turística en gran escala y en grandes proporciones, que tiene elementos concomitantes en áreas como los idiomas, el empuje de los grupos culturales de todo género, toda una industria que debe descansar en las manos del pueblo organizado y no de empresarios capitalistas que aman el dinero pero no el país. Allí está otra fuente de ingresos diversificados, no petroleros.

¿Por qué no desarrollar la industria pesada aprovechando el acero y todo lo que generan las industrias básicas? ¿Por qué no se transforma Dianca en una poderosa fábrica de buques de mediano y gran calado que podamos utilizarlos no sólo para el transporte de petróleo sino de productos del mar, venderlos a naciones hermanas latinoamericanas? ¿Por qué sólo se exporta el petróleo y no se crea una industria diversificada de sus derivados como fuente alterna de importantes ingresos? ¿Hasta cuándo vamos a ser un país de industria terminal, ensamblador de vehículos, de computadoras, donde quedó la transferencia tecnológica que permite el desarrollo autónomo y propio? ¿Cuándo comienza la producción de línea blanca y marrón, utilizando nuestros propios recursos como el hierro, el acero, el aluminio y aprovechando la transferencia tecnológica china y de otros países?

¿Cuáles fueron o son las causas de que, pese a importantes y generosas inversiones, la agro Industria que impulsó el comandante Chávez está de capa caída y no se conoce su producción en diversos e importantes rubros: soya, maíz blanco, azúcar, leche…? ¿Sabotaje, corrupción, industria del contrabando de extracción?

Hay que aprovechar la crisis, la de los precios bajos del petróleo, la que ha generado la brutal guerra económica de la burguesía, la exitosa pero inconclusa lucha contra el contrabando de extracción y otras modalidades, para sentar, ahora sí definitivamente, las bases para el desarrollo de otras fuentes de ingresos, es decir, industrializar y diversificar la minería (oro, coltan, diamantes, uranio, etc.), la agricultura (poner a producir millones de hectáreas de tierras ociosas y expropiar a los latifundistas), la agro industria (potenciar la producción de harina de maíz, de leches y quesos, yogures, de aceites y mantequillas, soya, etc.) y la industria pesquera, la industria propia de vehículos, camiones, aviones, buques y naves de diverso calado. Ya es hora del arranque definitivo, aprovechemos la crisis para dar el gran salto económico.


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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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